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crítica de 'la notra vida'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Chanchullos en Italia

Interesante propuesta social con irregular desarrollo, alrededor de la crisis económica y centrada en un capataz de la construcción

Javier Ocaña

Si Daniele Luchetti fuera Krzsyztof Kieslowski le podría haber salido un dilema moral presto para añadir como epílogo a aquel maravilloso Decálogo, compuesto a finales de los años ochenta. Pero ni Luchetti es polaco ni, por supuesto, le interesan los debates éticos tanto como al autor de la trilogía Tres colores. Italia es otra cosa. Allí, el que no corre, vuela. Y no les pidas cuentas morales. Eso al menos es lo que se desvela tras ver La nostra vita, interesante propuesta social de Daniele Luchetti con irregular desarrollo, alrededor de la crisis económica y centrada en un capataz de la construcción al que un accidente laboral y una tragedia personal le abren una nueva existencia. Un punto de partida ideal para un debate moral a la manera de Kieslowski. Pero no.

LA NOSTRA VITA

Dirección: Daniele Luchetti.

Intérpretes: Elio Germano, Raoul Bova, Isabella Ragonese, Giorgio Colangeli, Marius Ignat.

Género: drama. Italia, 2010.

Duración: 98 minutos.

La búsqueda de la (ultra)productividad en la construcción, también llamada destajo, aun a costa de la seguridad; los manejos corruptos en los ayuntamientos; la lacra de las subcontratas. Temas del aquí y el ahora. Puro interés. Como también el de la parentela como principal sostén a la hora del vía crucis (“los tacones son como la familia; incómodos, pero ayudan”). Un retrato de la casta, en las comidas, en las peleas y en los abrazos, en los juegos con los niños, donde Luchetti precisamente parece más a gusto. Al menos mucho más que a la hora del drama, donde se revela costumbrista, lacrimógeno y ramplón, casi hortera, sobre todo en la secuencia del entierro.

Premio al mejor actor en Cannes (¡de 2010!) para Elio Germano, La nostra vita nos muestra una Italia desesperada donde domina el arte del chanchullo y la cultura de la ostentación. Y donde el debate moral no parece caber; ni en sus criaturas ni en el propio director.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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