La BNE tendrá un depósito legal para almacenar contenidos digitales
La nueva directora, Ana Santos, anuncia también iniciativas para captar micromecenazgos
La Biblioteca Nacional se prepara para un reto imposible: seguir almacenando todo el conocimiento del mundo ahora que las posibilidades digitales han convertido al mundo en algo infinito. Su nueva directora, Ana Santos Aramburo (Zaragoza, 1957), anunció esta mañana que están elaborando un real decreto para regular el depósito legal de contenidos digitales, que permita almacenar el gran magma que se genera en Internet. "En lo digital es imposible depositarlo todo", admitió Santos. "Pero se harán varias colecciones al año que darán una foto fija de lo principal", explicó.
Este proyecto, que se realiza en colaboración con las comunidades autónomas, es similar al que están poniendo en marcha otras bibliotecas nacionales. Un terreno nuevo que todas exploran y que será uno de los temas fundamentales de la próxima reunión internacional de estos organismos.
Santos, licenciada en Geografía e Historia por la Universidad de Zaragoza y diplomada en Biblioteconomía y Documentación, sustituye en el cargo a Gloria Pérez-Salmerón y trabajó en la BNE como directora de contenidos culturales durante la etapa de Milagros del Corral. Las tres mujeres coinciden en su perfil de especialistas, que rompió la tendencia de años anteriores de designar a escritores e intelectuales para un cargo que, además de su proyección exterior, requiere conocimientos específicos. La nueva responsable, de hecho, alabó el papel de sus dos predecesoras por contribuir a abrir a la sociedad la tricentenaria institución.
Además del depósito legal, Santos recordó que está en marcha la elaboración de un borrador sobre la nueva ley de la BNE —que la equiparará en autonomía al Prado o el Reina Sofía— aunque no concretó fechas para su tramitación parlamentaria. Y para resolver el principal problema de las instituciones públicas culturales -la falta de dinero- acudió al mantra del mecenazgo, a nivel micro (la captación de pequeñas aportaciones para sacar adelante proyectos) y a mayor escala (como el ejemplo que ya está en marcha con Telefónica, que les ha permitido digitalizar libros que ya están en el dominio público). El cambio de estatus legal les allanaría el camino. "La biblioteca tendría más capacidad para generar recursos propios", indicó. "En estos momentos la cultural es lo que nos salva", subrayó.
Babelia
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