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Las ventajas de adaptarte a ti mismo

Stephen Chbosky lleva ‘Ventajas de ser un marginado’ al cine 14 años después de publicar el libro Ha vendido casi un millón de ejemplares solo en Estados Unidos

El director da instrucciones a los actores durante el rodaje de la versión cinematográfica
El director da instrucciones a los actores durante el rodaje de la versión cinematográfica

Tratar de reflejar la adolescencia una vez superada esa etapa de la vida es un asunto delicado. La madurez tiende trampas a la mente, los recuerdos se exageran, se emborronan o directamente se pierden, e intentar describir un universo tan hermético a partir de la experiencia personal puede generar el rechazo de los que no viven o recuerdan las cosas de la misma forma. Las incursiones artísticas en este terreno corren además el riesgo de caer en odiosas comparaciones, pero no parece que a Stephen Chbosky, cineasta disfrazado de escritor, le vaya a distraer que le recuerden a Salinger solo por escribir una novela inspirada en la época del instituto.

Ventajas de ser un marginado casi puede competir en longevidad con Harry Potter. Se publicó por primera vez en 1999, y aunque sin llegar a las cotas de éxito del joven mago inglés, no se puede decir que la novela fuese un fracaso -929.865 copias lleva despachadas solo en Estados Unidos-. Pero no ha sido hasta el inminente estreno de la versión cinematográfica cuando Alfaguara se ha decidido a publicar la versión en castellano, que vio la luz en octubre de 2012. 

En estos 14 años la novela ha tenido tiempo de convertirse en lectura obligatoria en algunos institutos de Estados Unidos y ser censurada en otros. Un relato realista sobre la adolescencia a través de la mirada de Charlie, un chaval tímido y solitario al que le aterroriza el mundo exterior, pero al mismo tiempo quiere formar parte de él. Su inminente primer año de instituto es la sombra que le lleva acechando todo un verano de duelo y lo que finalmente le llevará a descubrir la amistad, el sexo, las drogas, la importancia de la familia, el amor… Una serie de experiencias iniciáticas que nos recuerdan que el camino a la madurez es una prueba continuada de ensayo y error.

Puede que esa fuera la razón por la que Chbosky tardara más de diez años en convertir su primera novela en su segunda película. Algo que por otra parte, siempre tuvo en mente, como él mismo explica. Se negó a que cayera en manos de otro cineasta porque quiso cuidar con mimo cada detalle del proceso de adaptación, desde el guion, hasta la dirección, la elección del casting y del equipo de producción. “Quería controlar todos los aspectos para respetar la integridad de la historia. No digo que otros directores no hubieran hecho un trabajo estupendo, pero no habría sido lo mismo. Y creo que los fans hubieran opinado igual”, reconoce por teléfono desde Los Angeles.

Los seguidores del libro han sido precisamente una de las principales prioridades del autor-director. “Todos estos años, he recibido miles y miles de cartas de jóvenes y sé lo que Ventajas de ser una marginado significa para ellos. Tuve que encontrar una manera de satisfacer a los fans del libro, pero también a los que no se lo habían leído.”

El escritor insiste en que Ventajas de ser un marginado no es una historia autobiográfica, aunque reconoce que entre sus páginas habitan personajes que ha conocido e historias que ha vivido. Su verdadera preocupación a la hora de adaptarse a sí mismo ha sido mantener el carácter internacional de la novela. “No quería que fuese la típica historia de instituto estadounidense”. Y para asegurarse de preservar ese componente, introdujo ciertos matices estéticos que considera decisivos. “Tomé algunas decisiones para enfatizar la universalidad de la película. Esa es una de las razones por las que elegí a Emma Watson para el reparto. También es una de las razones por las que mi director de fotografía es británico o la productora de diseño israelí, porque quería un punto de vista diferente para asegurarme que no solo tenía un tono estadounidense”.

Su planteamiento cobra sentido echando un vistazo a las películas en las que se inspiró mientras realizaba la adaptación. Trabajos genuinamente estadounidenses pero distintos a sus coetáneos. “Estudié algunas películas clásicas cuando estaba haciendo la adaptación. Películas como El Graduado,de Mike Nichols, o Stand by me, que también era una gran película. E incluso, más recientemente, Juno”.

Chbosky está escribiendo ahora su segunda novela, aunque aclara entre risas que esta vez no va a tardar más de una década en adaptarla al cine. “Más bien un año y medio”, calcula. “Ser un director autor es muy satisfactorio, así que voy a continuar con esto”.

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