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Cuentistas de la historia menuda

El Encuentro de contadores de historias y leyendas de Buga, reúne durante una semana a narradores orales de toda América Latina en el valle del Cauca, en Colombia

Ana Marcos
Uno de los encuentros de narradores orales en Buga, Colombia.
Uno de los encuentros de narradores orales en Buga, Colombia.

Desde hace 26 años entre la llanura, la sierra y el mar del valle del Cauca en Colombia se oye el eco de un grupo de cuentistas llegados de todas las esquinas de América Latina. Se distribuyen por este departamento colombiano contando historias del pasado para encauzar el presente en el Encuentro de contadores de historias y leyendas de Buga, la ciudad donde se realiza. “Son muchas las cosas que la historia oficial no cuenta, por eso la historia menuda, la que se vive en el día a día, puede darnos luces para desarrollarnos como individuos”, explica en conversación telefónica Germán Jaramillo Duque, fundador y director de esta iniciativa que se celebra tradicionalmente entre la última semana de octubre y la primera de noviembre.

Con el objetivo de crear un espacio para “recuperar el valor social de la palabra” –apunta Jaramillo-, los primeros visitantes que llegaron al valle de Cauca eran adultos cuyas arrugas sirvieran de ayuda para recuperar la memoria colectiva. “A medida que las historias se fueron urbanizando empezamos a invitar a narradores orales jóvenes con la exigencia de que sus relatos tuvieran algún nexo con la tradición oral”, explica el director. Los participantes tienen que enviar una muestra de su trabajo en vídeo o audio con una leyendo o relato popular de su región o país. “Exigimos una leyenda que nos permita descubrir un poco más nuestra mitología, esa que mezcla la raza negra, la indígena y la blanca, la que dio lugar en la literatura al realismo mágico”.

En pocas ocasiones este encuentro se ha consagrado a una temática: “Como se celebra a finales de octubre algunos años hemos contado historias de miedo frente al panteón municipal, o hemos dedicado jornadas a cuentos de amor o infantiles”. Las historias se diversifican tanto como sus contadores, el público y los emplazamientos en los que se escuchan. “Llamamos funciones centrales a las que se organizan por países”, relata Jaramillo, “nos desplazamos por los barrios, vamos a otros municipios del departamento como Cali y Palmira, siempre de la mano de las entidades culturales de cada ciudad”. El proyecto esta apoyado por el Ministerio de Cultura de Colombia, un ente regional mixto y la alcaldía de Buga.

“Las personas que participan suele estar vinculadas con el ámbito de la educación”, cuenta Jaramillo, “después de todo, el maestro es un contador”. Además, cada año la organización desarrolla un proyecto de formación de narradores orales infantiles en colaboración con el Ministerio de Cultura para encontrar pequeños talentos. “Los chicos ya casi no cuentan historias tradicionales de sus países por la influencia tan marcada de la ideología lúdica de Estados Unidos”, opina el responsable. “La falta de contenido va estrechando el cerebro y provoca que el ser humano sea más manipulable. Este es el riesgo”.

Las historias menudas que hasta el 2 de enero se podrán escuchar en Buga no tienen el ánimo de confrontarse con la historia oficial –“no queremos remediar nada, ni tampoco tenemos una visión romántica”, asegura Jaramillo-, sino hacer de la narración oral un lugar para la risa, pero también para el llanto y la reflexión. “A través del cuento pretendemos generar un cierto control, una manera de raciocinio frente a la ola de estupidez imperante”.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura. Forma parte del equipo de investigación de abusos en el cine. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional, además de participar en la fundación de Verne. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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