La jefa de las caras bonitas
Esther García, la encargada de elegir a los más de 80 modelos que durante estos días desfilan en Cibeles, elogia la profesionalidad de los maniquíes
El pequeño espacio junto a la pasarela donde trabajan Esther García, responsable del casting de la Madrid Fashion Week, y sus colaboradores es un no parar de personas que entran y salen de la sala a un ritmo acelerado. Los nombres de las modelos que participarán en cada desfile son recitados en voz alta para comprobar que cada una de ellas está donde debería. Los rostros de las más de 60 chicas y 20 chicos que forman el casting están clasificados en carpetas que bien podrían pasar por álbumes de cromos.
Los diseñadores escogen en julio a las 18 modelos que según sus gustos mejor se amoldan a su ropa y a la idea de mujer y hombre que quieren vender sobre la pasarela. Sin embargo, hasta el día antes del desfile algún que otro creador intenta cambiar un cromo por otro. "No se hacen más cambios. Dile que su casting está cerrado", contesta contundente García a la colaboradora de un diseñador que ha pedido tener a una modelo en lugar de otra para su desfile. El trato con los creadores parece la parte más complicada del trabajo de Ester García, aunque ella no se pronuncia al respecto y se limita a decir que "depende del diseñador".
Las modelos por el contrario no le dan casi problemas, según explica García, que pasa estos días pegada a su ordenador y a un paquete de cigarros. "Son muy profesionales y responsables. Difícilmente salen por la noche, son conscientes de su trabajo y no son nada divas", añade. Una imagen alejada del estereotipo que persigue a los cuerpos que pisan la pasarela. "Algunas tienen hasta 20 desfiles en 6 días. Empiezan a trabajar a las 8.30 y se van a las 22", explica.
Buscando "guapas de cara"
Para ser uno de los elegidos por Esther hay que ser mayor de edad, las chicas tienen que tener 18 años y medir de 1,75 a 1,80 mientras que para los chicos la estatura oscila entre 1,85 y 1,88. Y por supuesto cumplir con el índice de masa corporal, un 18%, requerido para desfilar. Para las últimas ediciones de Cibeles, en las que precisamente el peso de los modelos ha ocupado los titulares de la prensa, García ha buscado chicas "guapas de cara" tras una época en la que la belleza del rostro pasó a un segundo plano. "En la calle llegué a escuchar comentarios del estilo 'pero si esta es fea", reconoce García.
Las maniquíes que en estos días pasan sus ratos muertos leyendo el backstage de Cibeles son en general desconocidas para el gran público, aunque ocupen un buen lugar en la clasificación de mejores modelos mundiales. "Aquí desfilan la número 8 y la 9 del mundo, y son muy conocidas dentro del sector aunque popularmente no lo sean", aclara García. El problema con el que se encuentra la responsable de casting es la coincidencia en fechas con la pasarela de Milán, que hace que algunas modelos se decanten por la ciudad italiana.
Las que se quedan en suelo español destacan de Cibeles la comodidad que supone para ellas trabajar en el mismo recinto y descansar en un hotel próximo. "En Paris, Nueva York o Milán tienen que ir de un lado a otro de la ciudad porque los desfiles se celebran en distintos lugares, lo que les resulta más estresante", comenta García.
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