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Reportaje:

Revoluciones, desaparecidos y otras historias

El Festival de Cine de Mar del Plata presenta este año una sección dedicada a Latinoamérica en la que compiten 16 filmes

La búsqueda de los desaparecidos y las truncadas revoluciones sociales de América Latina son algunas de las temáticas principales que abordan los filmes representantes de esa región en la 22ª edición del Festival de Cine de Mar del Plata que comenzó el pasado jueves. La selección latinoamericana es la gran novedad este año, que se desarrolla hasta el 18 de marzo, en la ciudad balnearia argentina sobre el Atlántico, ubicada a 400 kilómetros al sur de Buenos Aires.

Dieciséis películas de América Latina compiten en un segmento que intenta descubrir jóvenes talentos y otorga el Premio Ché Guevara, que será anunciado el próximo sábado, cuando concluirá el certamen internacional.

La película argentina M y el documental chileno Reinalda del Carmen, mi mamá y yo se cuestionan qué ocurrió con los desaparecidos de las cruentas dictaduras que asolaron a dos países de Suramérica en los años setenta y ochenta, una herida que no ha terminado de cerrar.

M, ópera prima del argentino Nicolás Prividera, gira en torno a un joven que quiere descubrir qué pasó con su madre secuestrada en 1976 en Buenos Aires.

En su búsqueda desesperada por saber la verdad, el protagonistase enfrentará con preguntas, silencios y la dificultad para cerrar una historia que no es la suya.

Otra joven, pero chilena, busca el paradero de una desaparecida en el documental Reinalda del Carmen, mi mamá y yo.

En este caso la protagonista del filme, que es la propia directora Lorena Giachino, desea descubrir qué le ocurrió a la militante comunista Reinalda del Carmen, secuestrada en diciembre de 1976, en un cruce de calles de Santiago y a plena luz del día. Una vez conocida la verdad, Lorena Giachino podría poner punto final a los interrogantes de su madre, íntima amiga de la desaparecida.

Giachino reconoció e que la reconciliación en Chile “no esposible” por la incapacidad existente para descubrir que pasó realmente con la mayoría de las víctimas de la dictadura del fallecido general Augusto Pinochet.

“Siento que hay muchas cosas que no vamos a poder conocer jamás”, dijo la documentalista, quien se define como una “idealista desencantada” que desea recuperar la memoria de su país.

La lucha contra la dictadura, pero desde la intimidad de los espacios cerrados, se desarrolla en el filme brasileño Sonhos e desejos (Sueños y deseos), de Marcelo Santiago, que se proyectó ayer. El director, nacido en Belo Horizonte, enfrenta en un apartamento de esa ciudad a tres militantes políticos. Son una joven estudiante, un guerrillero que lleva el rostro cubierto y un profesor de literatura en el Brasil de los años setenta, sumido en una dictadura militar.

Por otro lado, la revolución inconclusa se refleja en un filme mexicano sobre Pancho Villa que dirige Francesco Taboada. Pancho Villa: la revolución no ha terminado aborda la figura del revolucionario mexicano de principios del siglo XX.

Según su director, es un filme que intenta explicar que en México hoy perdura un “régimen colonial encabezado por una minoría extremadamente corrupta que sirve al consorcio empresarial estadounidense”.

“En tiempos de Villa ocurría exactamente lo mismo”, ha dicho el realizador, quien con este trabajo que se exhibe mañana pretende “despertar” las conciencias de los latinoamericanos.

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