El público recibe con frialdad 'Horas de luz', la única película española a concurso

El único filme totalmente español presente en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián, Horas de luz, dirigida por Manolo Matji y protagonizada por Alberto San Juan y Emma Suárez, ha sido acogido hoy con frialdad, al contrario que Sueño de una noche de invierno, del serbio Goran Paskaljevic, también a concurso, que ha recibido una clamorosa ovación.

En Horas de luz, Matji reconstruye la historia de amor surgida entre Juan José Garfia, encarcelado tras el triple asesinato cometido en 1987, y Marimar, una enfermera que trabaja en la prisión de El Dueso, donde él está recluido. El cineasta arranca el filme con las imágenes de los asesinatos, para pasar a describir a Garfia, un hombre de elevado coeficiente intelectual, duro, áspero, amargado y capaz de emprender intentos de fuga y motines, ya que no tiene nada que perder. Esto le supone ser incluido entre los FIES, reclusos sumamente peligrosos que son sometidos a un brutal régimen de aislamiento.

Es allí donde llega un día Marimar y se interesa por la salud, no sólo física, sino también mental de Garfia y de todos los internos sometidos a este tipo de régimen. Ella luchará por la dignidad de estos reclusos y llevará su caso ante la Justicia, logrando que se cierre el módulo, mientras comienza su historia de amor con este hombre que, gracias a ella, empieza a pintar, a leer, a escribir y a soñar con salir algún día de ahí. Matji, que firma el guión junto a José Angel Esteban y Carlos López, aprovecha la película para denunciar el estado de las cárceles españolas y, sobre todo, de los ya desaparecidos FIES, en lo que es uno de los raros filmes españoles en meterse dentro del sistema de prisiones. Pero el cineasta incide, sobre todo, en la historia de amor.

Una metáfora política sobre Serbia

La segunda película a concurso hoy en la Sección Oficial del festival de San Sebastián ha sido "Sueño de una noche de invierno", del prestigioso cineasta serbio Goran Paskaljevic, que se ha convertido en una de las sorpresas de este certamen, con una historia dura, sin concesiones, en la que Paslkaljevic realiza una metáfora política sobre la nación Serbia. La acción transcurre en el invierno de 2004, cuando Lazar regresa a su casa después de estar diez años en prisión. Al llegar, se encuentra con que allí vive una mujer, refugiada bosnia, que cuida de su hija autista de 12 años. Ellas no tienen donde ir y él las acoge. Poco a poco, estos seres marginados comienzan a darse calor y él emprende su particular batalla por despertar a la niña y sacarla de su autismo. Una historia de amor y solidaridad que acaba convertida en un drama sin esperanza.

Paskaljevic, cineasta habitual en los grandes festivales y autor de la aclamada El polvorín, ha declarado tras el pase de la película que hablar del autismo de una niña le ha servido para hablar del autismo en que vive sumido el pueblo serbio, aunque luego, al conocer a Jovana, la niña autista que trabaja en la película, se interesó especialmente por estos niños que viven aislados en su propio mundo. "¿Porqué hablar del autismo de la sociedad serbia? Porque las fuerzas políticas que habían sido destruidas en Serbia empiezan a renacer y a volver a la escena política. Si es tan fácil olvidar un pasado tan doloroso, hay que pensar en el autismo", ha confesado.

"Las películas deben ser testimonio de los tiempos que vivimos, que sean obras sinceras, y no lo que pensamos que deben ser. Entonces, una obra de arte o un filme nos puede ayudar a comprender muchas cosas. Sólo enfrentándonos al pasado y aceptándolo sin que tenga un final feliz a la americana, podemos crear un futuro mejor", ha concluido el cineasta.