Una canción de amor y sexo

Michael Winterbottom (Lancashire, Inglaterra, 1961) quería hacer una película que fuera como una canción. No un videoclip, aclara el cineasta, sino una historia de amor narrada sólo con música y sexo. "Como una canción sencilla y directa. Sin demasiada información sobre los personajes, hecha de momentos, de recuerdos y centrada en lo que nunca vemos del amor en el cine: el sexo". Sexo explícito, grabado con una cámara digital, y nueve canciones para cerrar cada encuentro. Una película que dura 69 minutos y que para el director de In the world nada tiene que ver con el cine porno.

"Conocemos la relación a través de sus encuentros sexuales y de los conciertos a los que van juntos. Lo que ocurre mientras tanto lo fuimos improvisando", explica. "

"Me gustan las películas que no se sabe muy bien qué son ni hacia dónde van"

Es absurdo decir que esta película es porno", continúa Winterbottom. "El cine porno es un género. Definido por la mirada de sus espectadores, por sus argumentos, su iluminación y su sonido. Yo sólo quería contar una historia de amor. Y quería contar lo que nunca vemos en el cine de una historia de amor: la cama y lo que ocurre en ella".

Una cama que el chico de la película compara con la Antártida. Fascinado por ese paisaje dice: "Estar en la Antártida es como dos personas en la cama, agrofobia y claustrofobia al mismo tiempo".

Margo Stilley y Kieran O'Brien son los dos actores de 9 songs, que se estrena en España el próximo viernes y que tendrá una calificación para mayores de 18 años. Interpretan a la pareja que se acaba de conocer. Un año de relación durante el cual hacen el amor, a veces románticos, a veces perversos y a veces egoístas. También se drogan ocasionalmente, se montan sus fiestas y van a conciertos de grupos como Black Rebel Motorcycle Club, The Von Bondies, Primal Scream, Franz Ferdinand, The Dandy Warhols, Elbow Super Furry Animal o Michael Nyman. "Me gusta la música y, desde hacía tiempo, desde el rodaje de 24 hour party people, tenía ganas filmar conciertos en directo", explica Winterbottom.

"Fue difícil encontrar a los actores protagonistas, aunque entre llorar y follar ante una cámara no debería haber tanta diferencia. No deja de ser algo privado que los actores hacen ante el público. Sí, ellos follan de verdad, pero están fingiendo. Son actores. Ya sé que no es fácil encontrar a intérpretes que quieran hacerlo. Es algo que yo nunca haría, pero no soy actor".

"Realizamos varios castings y también pusimos anuncios en el periódico. A Margo la encontramos en uno de esos castings. A Kieran ya lo conocía de antes. Ambos aportaron cosas a un guión que se fue improvisando según se rodaba". "¿Experimental? Yo creo que todas las películas son experimentales. Me gusta trabajar en películas que no se sabe muy bien qué son ni hacia dónde van, que se van haciendo por el camino. La verdad es que cuando empezamos a rodar nadie nos aseguraba si podríamos terminar. Si la química entre los actores no funcionaba, sencillamente no había película". La química funcionó y mientras ella utilizó los recuerdos de una antigua relación, él se dejó llevar.

Winterbottom, que ahora rodará la versión de un clásico, el Tristam Shandy, de Lawrence Sterne, defiende una vez más un cine barato. "El dinero obliga a cierto conservadurismo, en cambio, el cine barato te permite, entre otras cosas, poder equivocarte". "¿Que cómo será mi Tristam Shandy?", se pregunta riendo. "Media película será sobre la comedia y la otra media será la

historia de cómo un equipo de cine se embarca en rodar Tristam Shandy".