Reabierta al público la tumba de Ramsés VI tras una compleja labor de restauración
Para lograr la recomposición de su sarcófago, los arqueólogos han tenido que unir más de 250 fragmentos
Arqueólogos egipcios y estadounidenses han concluido la difícil labor de restaurar por primera vez un sarcófago en su propia tumba. La reconstrucción del ataúd, que pertenece al faraón Ramsés VI, ha sido realizada por expertos del Consejo Supremo de Antigüedades (CSA) de Egipto y del Centro Estadounidense de Investigación en el Valle de los Reyes, situado en la ciudad turística de Luxor.
El fin de la restauración fue anunciado ayer en una ceremonia en el interior de la tumba, en la orilla occidental del río Nilo, a 670 kilómetros al sur de El Cairo. "Ésta es la primera ocasión en que un sarcófago del Nuevo Imperio (1539-1075 A.C.) ha sido restaurado y exhibido dentro de su propia tumba", señaló el ministro egipcio de Cultura, Faruk Hosni, que acompañó a decenas de periodistas y egiptólogos en una visita por el lugar, que ha sido reabierto ya al público.
"Los visitantes podrán ahora contemplar uno de los últimos vestigios que acompañaron al rey Ramsés VI en su tumba", añadió Hosni. La recomposición del sarcófago ha sido el resultado de un arduo trabajo en el que fue necesario unir más de 250 fragmentos que gradualmente le devolvieron la forma y el tamaño original al ataúd. El sarcófago cuenta, no obstante, con sólo la mitad de su cubierta, ya que los trozos de la parte inferior aún no han sido hallados.
Hallazgo de una gigantesca estatua
La tumba de Ramsés VI, muy conocida y visitada en la antigüedad como atestiguan las numerosas inscripciones que hay en sus paredes, no fue excavada y limpiada de los escombros que ocupaban gran parte de sus cámaras hasta 1886. El significado de las pinturas murales de la tumba, que han conservado sus espléndidos colores entre los que predominan los rojos y amarillos, es un análisis de los orígenes del cielo, de la tierra y de la creación del sol, de la luz y de la vida, según explicó el arqueólogo egipcio Mohamed Hasanen. La construcción del mausoleo, excavado en la roca de uno de los montes del Valle de los Reyes, se inició en el año 1145 A.C. y corrió a cargo del faraón Ramsés V, quien murió joven, justo un año después de acceder al trono.
Su sucesor y tío, Ramsés VI, el quinto rey de la XX dinastía (1156-1145 A.C), y que gobernó cinco años, amplió la tumba convirtiéndola en una de las más grandes de los faraones del Imperio Nuevo. El mausoleo está compuesto por una serie de salas conectadas por un pasillo de cien metros de largo que termina en la cámara funeraria, que desciende hasta los 45 metros de profundidad. Hosni, acompañado por el secretario general del CSA, Zahi Hawas, se trasladó a la zona de Qom el Hitan, próxima al Valle de los Reyes, donde anunciaron además el hallazgo de la estatua de un hipopótamo, descubierta y enterrada en 1970 y vuelta a encontrar recientemente por una misión arqueológica europea. Tiene 130 centímetros de alto por 118 de largo y 73 de ancho, "lo que la convierte en la primera de este tamaño descubierta en el país de los faraones", aseguró Hawas.
Además de la tumba y la estatua, Hosni y Hawas anunciaron el término de los trabajos de restauración en el templo de Seti I, construido en la antigua aldea de Qurna por este faraón, segundo de la XIX dinastía, y dedicado a su padre, Ramsés I, y al Dios Amon-Ra. Por otra parte, ambos responsables egipcios dijeron que en abril próximo será abierta al público una nueva sala del museo Arqueológico de Luxor, en la que serán exhibidas las momias del faraón Ahmos I, primer rey de la XVIII, y Ramses I, fundador de la XIX dinastía. En la nueva sala serán exhibidas, asimismo, 140 piezas del Ejército faraónico del Imperio Nuevo, que incluyen espadas, puñales, escudos, flechas y un carro de combate, entre otros instrumentos bélicos.
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