Los Oscars registran los peores índices de audiencia de su historia por la guerra de Irak
La gala pierde un 15% de su público al pasar de los 41,8 millones del año pasado a los 33,05 millones de éste.- El programa queda relegado por los informativos
La retransmisión de la 75ª ceremonia de entrega de los Oscars en televisión perdió un 15% de su público respecto al año pasado, lo que supone peor índice de audiencia de su historia. Según estimaciones publicadas en Estados Unidos, la gala, que duró unas tres horas y media, fue seguida por una media de 33,05 millones de telespectadores, frente a los 41,8 millones del año pasado, y fue superada por los informativos de la guerra en Irak.
De acuerdo con las informaciones preliminares antes de que se divulguen mañana las cifras oficiales, la cadena ABC, que se encargó de la retransmisión, calcula que tan sólo 37 millones de espectadores llegaron a ver la victoria de Chicago como mejor película.
La cifra supone un fuerte descenso de los cerca de 42 millones de espectadores del pasado año y de los 55,2 millones que vieron la victoria de Titanic en 1998, el mayor pico de audiencia en la historia de las retransmisiones de los Oscars.
La guerra desvía la atención
"Está claro que factores ajenos [a la ceremonia] han hecho mella", ha señalado el encargado de índices de audiencia en la cadena, Larry Hyams, al tiempo que reconocía que "éste es el nivel de audiencia más débil desde los años 50". En concreto, Hyams ha atribuido "este cambio en los hábitos de los telespectadores a la guerra en Irak".
La ceremonia, que se transmite por televisión en directo desde 1953, no registraba una audiencia inferior a los 40 millones de telespectadores desde 1987. Este espacio representa tradicionalmente el segundo programa de televisión con mayor audiencia en Estados Unidos, después de la final del futbol americano la Superbowl, pero con estos resultados preliminares se sitúa en quinto lugar.
De hecho, en algún momento puso en duda la celebración de esta 75 edición a causa de la guerra, duda que no se despejó hasta el último momento. Además de verse interrumpida en un par de ocasiones por boletines informativos sobre los ataques y mucho más politizada que en ocasiones anteriores, la ceremonia perdió la popular alfombra roja, donde los aficionados acostumbran a cotillear los vestidos de los famosos.
Babelia
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