"El miedo y el silencio son contagiosos"
Con su segundo Oscar en la mano, Pedro Almodóvar parecía por primera vez cansado. Con la voz algo rota ("es que me estoy quedando afónico") y los ojos enrojecidos, se iluminaba más al hablar de sus hermanas y de su pueblo, Calzada de Calatrava ("esta noche ha habido traca"), que del premio -histórico para el cine español- que acababa de obtener. En La Mancha celebraron con fuegos artificiales la gran noche del cineasta español y el director, en su hotel de Los Ángeles, lo contaba con nostalgia. "Yo no soy creyente, pero han llenado de velas la ermita que le gustaba a mi madre y que nosotros, tras su muerte, cuidamos. Mis hermanas han llenado de velas la casa. Todo creo que ha sido muy bonito. Empiezo a creer en los milagros".
Pedro Almodóvar ha logrado por el guión de Hable con ella su segundo Oscar (el primero fue, en 2000, por Todo sobre mi madre como mejor película en habla no inglesa), un premio ensombrecido, según el cineasta, por "una guerra no justificada e injustificable donde un presidente ha violado las reglas internacionales".
"Este Oscar", añadió ayer el director, "era mucho más difícil y es mucho más importante que el primero. Pero probablemente lo hubiera recibido de otro modo, más contento, en otras circunstancias". "Cada día que pasa es peor. Leer los periódicos por Internet y ver que aquí la televisión censura las imágenes terribles que llegan cada día desde Bagdad. O ver cómo la televisión apenas refleja las manifestaciones pacifistas que se suceden cada día... El pueblo americano es víctima de una absoluta desinformación. Yo he decidido no ver más la televisión, es mejor. Caetano Veloso me llamó ayer indignado después de ver las noticias de la FOX. No podía creerse el grado de manipulación".
Los Oscar llegaban a su recta final cuando Ben Affleck anunciaba el ganador de la categoría de mejor guión original de este año. Se escucharon los gritos de Leonor Watling, Javier Cámara, Agustín Almodóvar y el resto del equipo del director. Aparentemente más tranquilo que hace unos años, se subió al escenario del Kodak Theater para recoger su estatuilla. "Dentro de la dictadura de los 45 segundos he sido bastante correcto", dice. "Llevaba un discurso más largo, pero al final me salté algunos párrafos. He olvidado muchas cosas". El cineasta aseguraba ayer que para él era mucho más fácil hablar de la guerra que para muchas estrellas de Hollywood, que, inevitablemente, se sienten presionadas. "El miedo existe. Es más fácil para los de fuera decir lo que pensamos o salirnos del guión porque nuestra carrera no depende de este país. Aquí hay un exceso de silencio y no quiero impregnarme de él. El miedo y el silencio son contagiosos". "¿Michael Moore? És un profesional de la provación, sabe muy bien lo que hace y lo que dice". A Almodóvar, en la conferencia de prensa con los periodistas acreditados en la gala, le preguntaron por José María Aznar y su apoyo sin reservas a George Bush. "Puedo decirles que un 90% de los españoles está contra esta guerra salvajemente antidemocrática y una mayoría, además, nos sentimos avergonzados de Aznar".
Almodóvar llegó a su hotel después de la tradicional cena del gobernador que sigue a la ceremonia de los Oscar. Allí coincidió con el resto de los invitados y ganadores de la ceremonia. Sobre la gala, ya más relajado, afirmó: "Pues, sinceramente, yo el humor de estas ceremonias lo encuentro, en general, muy obvio y muy machista. Cuando hablan de las chicas el tono es del más puro landismo". Sobre los premios, sólo lamentó un olvido: "Quizá Gangs of New York no es su mejor película, pero Martin Scorsese es el mejor director que estaba esta noche en la sala. Nos da mil vueltas a todos los demás".
Un breve descanso y Almodóvar, junto a su amiga Bibiana Fernández, que había viajado desde Madrid para sumarse a la ruta californiana del director, se perdió en las fiestas de los elegidos de Hollywood. La primera: la de Vanity Fair (este año cerrada a los periodistas incluso en su entrada). "En Hollywood me consideran uno de los suyos, al menos eso me ha dicho, para mi estupor, Jack Valenti. Pero a mí, sinceramente, el cuerpo no me pide hacer una película aquí, no sé, yo no busco las historias, aparecen; yo soy una especie de médium, no busco una comedia o un drama, me vienen y así los tomo. Cuando pienso en mis próximas películas no pienso en más premios o en lograr más cosas, en lo que sigo pensando es en que me salga bien, que guste y que no me sienta ajeno a lo que quiero contar".
Babelia
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