Las aguas de Menorca esconden una enorme guardería de cachalotes que España estudia proteger
Científicos de la organización Tursiops proponen a Transición Ecológica una nueva reserva que blinde un área vital para la cría de la especie en el Mediterráneo occidental

Las aguas azules del noreste de la isla de Menorca guardan un tesoro: una enorme área de cría de cachalotes, un gigantesco y amenazado cetáceo. “Es la única zona de cría constatada en el Mediterráneo occidental”, detalla el biólogo especializado en cetáceos Txema Brotons, que ha liderado a un equipo de media docena de científicos en la labor de documentar la existencia de esta guardería de cachalotes. Este grupo ha registrado y grabado con drones desde 2019 hasta 35 encuentros en esa zona concreta. Todos, salvo uno, han sido con grupos sociales, principalmente, hembras con sus crías. Pero estos científicos están preocupados por el impacto que pueda tener el tráfico marítimo y Tursiops, la entidad que dirige Brotons, ha presentado este mes una propuesta en el Ministerio para la Transición Ecológica para que se declare esa zona como área marina protegida y blindar así un lugar único para una especie que está declarada en peligro en el Mediterráneo. Fuentes del departamento que dirige Sara Aagesen señalan que se está estudiando la propuesta y que se ve “positivamente”, aunque la decisión final todavía no está tomada.
El ministerio está embarcado ahora mismo en un proceso de ampliación de las reservas marinas del país. En estos momentos, el 21% de las aguas de España (más de 22,5 millones de hectáreas de superficie) están bajo alguna figura de protección y los diferentes tratados internacionales de los que España forma parte le obligan a llegar al 30% en 2030. Para ello, el Gobierno tiene una meta intermedia: llegar al 25% este 2025. Transición Ecológica está estudiando varias zonas, entre las que está la del norte de Menorca, y prepara una orden en la que se establecerán esas nuevas aguas protegidas.
Para elaborar la propuesta de área marina de protección (AMP) para los cachalotes y delimitar la superficie que estaría afectada, Tursiops ha partido de los datos que ha obtenido en sus campañas estivales entre 2019 y 2024. “La propuesta de AMP comprende un total de 34.172 kilómetros cuadrados de superficie marina al norte y este de la isla de Menorca”, detalla el documento registrado en el ministerio. Si se protegieran esas 3.417.200 hectáreas supondría acercarse mucho al objetivo del Gobierno del 25% este año, pero Transición Ecológica tiene más propuestas sobre la mesa que está estudiando. El que sí está claro que saldrá, según lo manifestado por Aagesen, es el primer parque nacional íntegramente marino de España, que estará ubicado en el Mar de las Calmas, al sur de la isla de El Hierro, en Canarias. El ministerio espera aprobar antes de que acabe 2025 el proyecto de ley de declaración de ese parque, cuya superficie prevista es de 24.822 hectáreas.
Pero ese futuro parque nacional está en el Atlántico. En el Mediterráneo occidental, donde han presentado su propuesta Brotons y su equipo, se estima que queda una población de unos 2.000 cachalotes (Physeter macrocephalus), un fascinante mamífero marino que fue durante décadas diezmado por la pesca. A finales del siglo pasado, un acuerdo internacional puso fin a su pesca comercial, lo que evitó su completa desaparición. Pero, ahora, uno de los mayores riesgos a los que se enfrenta la especie es el tráfico marítimo, principalmente, por las colisiones y mutilaciones causadas por las hélices de los grandes buques, pero también por la contaminación acústica.
La zona del norte de Menorca en la que ha centrado sus campañas de investigación Tursiops —que ha contado con la colaboración de otras organizaciones como WWF y diferentes entidades públicas y privadas— es en estos momentos un área relativamente “tranquila” respecto al tránsito de buques, señala Brotons. Pero el “mayor riesgo” es que se pueda producir un desplazamiento de las rutas precisamente hacia el norte de Menorca por las restricciones en otras zonas próximas acordadas hace año y medio por los gobiernos de Francia, Italia, España, Mónaco y la Organización Marítima Internacional (OMI) precisamente para proteger a los cetáceos y otra fauna marina.
El problema es que, en el caso de España, ese acuerdo internacional afecta principalmente a la franja comprendida entre Baleares y la Península, que ya está protegida por una declaración de AMP, pero deja fuera a la zona de cría de cachalotes al norte y este de Menorca. De ahí la importancia de la nueva zona que se propone ahora.

“Es indispensable, a partir de la identificación de un área de cría de cachalote en el norte de Menorca, declarar una AMP para poder gestionar las amenazas que ponen en peligro la pervivencia de la especie en el Mediterráneo occidental”, se advierte en la documentación que ha presentado Tursiops al ministerio. “La existencia de la zona de cría de cachalotes”, se añade, “ya ha sido descrita tanto en congresos como en publicaciones científicas, certificando así la importancia de su declaración y el sólido soporte técnico”.
Colisiones con embarcaciones
En la propuesta se recalca que, “probablemente, las colisiones con embarcaciones sean la mayor amenaza para el cachalote en el Mediterráneo debido a su susceptibilidad”. Este cetáceo, el depredador más grande de todo el planeta, es capaz de sumergirse cientos de metros en el agua para cazar calamares gigantes. Pero también pasa “largos periodos en superficie para descansar y socializar, especialmente los grupos”. Esto, unido a la expansión “vertiginosa” del transporte marítimo, hace que los cachalotes al igual que otros grandes cetáceos que habitan el mar Mediterráneo sean “particularmente susceptibles de padecer una colisión con un buque”, lo que les ocasiona graves lesiones y, en el peor de los casos, la muerte.
“El tráfico marítimo, al margen de los problemas asociados a las colisiones, repercute de forma importante en el aumento del nivel sonoro del medio, la llamada contaminación acústica”, se apunta en la documentación presentada al ministerio para justificar la declaración de esta nueva zona protegida. “Este tipo de contaminación, en un área sensible como es una zona de cría, es otra razón de peso para esta solicitud”.

Que una cría o una madre mueran por una colisión es un problema para cualquier especie en peligro, como le ocurre al cachalote en el Mediterráneo. Pero en el caso de este cetáceo amenazado esas bajas son especialmente preocupantes. “Hay que considerar que las poblaciones de cachalotes son muy vulnerables a la mortalidad antropogénica debido a su ciclo de vida”, explican los expertos de Tursiops. Tiene un “ritmo reproductivo” muy lento, ya que la madurez sexual se demora hasta los 11 años y tienen únicamente, de media, una cría cada cinco años. Por eso, “sus poblaciones no pueden soportar prolongadamente episodios de mortalidad elevada y las crías son el segmento más sensible para garantizar la pervivencia de la especie”.
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