El Papa traslada al nuncio en España a Bruselas como representante del Vaticano ante la UE
La Santa Sede no ha anunciado, por el momento, quién dirigirá la nunciatura en Madrid

El Papa Francisco ha trasladado a Bruselas al hasta ahora nuncio apostólico en España, el obispo y diplomático de origen filipino Bernardito Auza, que será el nuevo representante del Vaticano ante la Unión Europea. Por el momento, la Santa Sede no ha nombrado a un sucesor para dirigir la diplomacia pontificia en España, por lo que la Nunciatura de Madrid está vacante. Auza fue destinado a Madrid, para dirigir la misión diplomática del Papa en España y Andorra, en octubre de 2019, en sustitución del italiano Renzo Fratini, que se había jubilado en julio de ese mismo año. En aquella ocasión, la Nunciatura también estuvo vacía durante algunos meses.
Un nuncio apostólico desempeña tareas muy similares a las de un embajador del mundo civil, con la particularidad de que además de representar a la Santa Sede ante los Gobiernos políticos, también lo hace ante la Iglesia de cada país. Una de las principales tareas del embajador papal y al mismo tiempo la más delicada es la de seleccionar a los nuevos obispos de cada diócesis, a medida que vaya siendo necesario. El Papa es el único que puede nombrar obispos, pero como es imposible que conozca a todos los sacerdotes idóneos para ser designados prelados, necesita ayuda en el proceso de selección. Y es ahí donde entra en juego la figura del nuncio, que debe estudiar a los posibles candidatos y sus circunstancias y enviar un informe detallado al pontífice, al que presenta una terna de nombres, para que elija entre ellos.
Es habitual que los nuncios desempeñen su cargo en cada país durante cinco años, como otros puestos de alto rango en el Vaticano, aunque en ocasiones el Papa puede prolongar este tiempo, si lo considera, y sobre todo, si está satisfecho con la gestión.
Aunque Renzo Fratini estuvo en el cargo diez años, y el nuncio precedente, monseñor Manuel Monteiro de Castro, nueve años, el relevo de Auza podría considerarse como el cierre natural de una etapa. Sin embargo, la destitución del embajador papal en Madrid se ha recibido en el Vaticano con una expectación particular, ya que en varias ocasiones, a lo largo de su misión diplomática en España, ha trascendido la falta de acuerdo con Francisco en el tema del nombramiento de obispos.
Según han comentado fuentes de los obispos españoles y de la Santa Sede, el pontífice argentino se ha sorprendido en más de una ocasión ante los nombres que Auza le proponía para convertirse en nuevos obispos y ha tenido que recurrir a otras opiniones para tomar una decisión. También era manifiesto el descontento con el nuncio Auza en el Dicasterio para los Obispos, el ministerio vaticano que recibe los informes de los nuncios y los evalúa antes de transmitirlos al pontífice. En varias ocasiones, los cardenales que trabajan en este organismo Vaticano trataron de certificar las valoraciones del nuncio y las llegaron a calificar como “inexactas”. Cuando eso sucedía, las ternas de candidatos volvían a la nunciatura Madrid, para que se aclararan o se sustituyeran por otras, con el consiguiente retraso que eso genera en el proceso general de nombramientos de obispos en las diócesis españolas. Este tipo de episodios no fueron hechos aislados, hasta el punto de que se creó una comisión formada por varios obispos para orientar a Auza en este tema específico, una iniciativa inédita que no dio el resultado esperado y no supuso un gran cambio en el criterio del nuncio. Una de las tareas claves del nuevo embajador papal será guiar la esperada renovación del episcopado español.
Los medios locales señalan que Francisco había tomado hacía tiempo la decisión de no prorrogar en España a Auza, que lleva más de 30 años en el servicio diplomático del Vaticano, pero se ha dado a conocer ahora, coincidiendo con el ingreso hospitalario de Bergoglio, porque el traslado del eclesiástico diplomático a Bruselas requería una burocracia particularmente lenta. En su nuevo destino deberá desempeñar un papel más institucional, ya que no deberá buscar obispos para ningún territorio.
La gestión de Auza, que antes de aterrizar en España había sido Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU en Nueva York, en relación con el relevo de Santiago Cantera como prior del Valle de los Caídos, una cuestión muy delicada en las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno español, tampoco cumplió las expectativas de la Santa Sede, según apuntan algunas fuentes. También ha sido cuestionada su presencia en algunos foros en los que han participado líderes políticos vinculados a la extrema derecha.
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