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Los glaciares del mundo pierden tres piscinas olímpicas por segundo: la OMM alerta de una “avalancha de impactos en cascada”

La Organización Meteorológica Mundial advierte de la amenaza que supone el derretimiento del hielo para el suministro de agua y la subida del nivel del mar

Vista del glaciar Vatnajokull y el lago que forma, ubicado a unos 200 kilómetros al sur de Reikiavik, en Islandia, el 23 de febrero de 2025.
Clemente Álvarez

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha alertado este viernes de que “el deshielo acelerado de los glaciares corre el riesgo de desatar una avalancha de impactos en cascada sobre las economías, los ecosistemas y las comunidades, no solo en las regiones montañosas sino a nivel mundial”. Este aviso se produce hoy 21 de marzo, en el primer Día Mundial de los Glaciares, en este 2025, designado también como Año Internacional de la Conservación de los Glaciares. Aunque el retroceso de estas zonas heladas es una de las señales más conocidas y comprobadas del calentamiento del planeta, Naciones Unidas busca llamar la atención para que las sociedades entiendan lo que significa realmente este deshielo. Hay mucho más en juego que unos paisajes únicos, incluso para países como España, más alejados de las cadenas montañosas con mayor superficie de este hielo amenazado de muerte. “La preservación de los glaciares no es solo una necesidad ambiental, económica y social. Es una cuestión de supervivencia”, ha destacado Celeste Saulo, secretaria general de la OMM.

Un reciente trabajo internacional publicado en Nature, en el que han participado 35 grupos de investigación diferentes, coordinado por el Servicio Mundial de Monitorización de Glaciares (WGMS, por sus siglas en inglés), ha estimado que los glaciares del mundo pierden de media desde el año 2000 unos 273.000 millones de toneladas de hielo anuales, el equivalente a tres piscinas olímpicas por segundo. Y esto se ha agravado en la última década, pues la cantidad de hielo desaparecido ha aumentado un 36% a lo largo de la segunda mitad del periodo estudiado (de 2012-2023) en comparación a la primera mitad (2000-2011). Según esta investigación, denominada GlaMBIE (siglas en inglés de Ejercicio de Intercomparación de los Balances de Masa de los Glaciares), en la que se ponen en común cuatro metodologías diferentes de medición, estas zonas heladas del mundo han perdido un 5% de su volumen total, yendo desde un 2% en las islas antárticas y subantárticas a un 39% en los Alpes y Pirineos, las áreas en peor situación. A este ritmo de deshielo, los científicos consideran que, a pesar de conocerse como hielo eterno, muchos glaciares del oeste de Canadá y EE UU, Escandinavia, Europa, Cáucaso, Nueva Zelanda y los Trópicos no sobrevivirán al siglo XXI.

Una de las consecuencias más graves de esta reducción de la superficie helada es para el futuro abastecimiento de agua de algunas zonas del planeta, especialmente en Asia, pues los glaciares actúan como gigantescos reservorios hídricos. Sin embargo, los efectos son muy diversos, de ahí la alerta por el riesgo de una “avalancha de impactos en cascada”. Como incide Samuel Nussbaumer, investigador del Servicio Mundial de Monitorización de Glaciares, ubicado en la Universidad de Zurich (Suiza), el retroceso de estas zonas heladas puede provocar, por ejemplo, la formación de lagos, lo que a su vez puede causar inestabilidades de laderas e inundaciones repentinas. “Los cambios en los glaciares nos impactan en diferentes niveles: desde los peligros naturales locales hasta la disponibilidad regional de agua y el aumento global del nivel del mar”, señala Nussbaumer, uno de los autores del equipo GlaMBIE.

El impacto que afecta de forma más general a la humanidad es el aumento del nivel del mar. Después del propio calentamiento de los océanos (que aumenta su volumen por la dilatación), las otras causas de la subida del agua en el planeta son el derretimiento de los glaciares y el deshielo de los casquetes de Groenlandia y Antártida (cada parte contribuye con más o menos un tercio). Como explica Alejandro Blázquez, otro de los autores del GlaMBIE y científico que investiga este fenómeno desde el Laboratorio de Estudios de Geofísica y Oceanografía Espaciales (LEGOS) de Toulouse (Francia), en estos momentos el mar está subiendo a un ritmo de 3,5 milímetros al año, pero en los glaciares —fuera de la Antártida y Groenlandia— hay hielo suficiente para provocar un aumento de 30-35 centímetros. “En Groenlandia hay para siete metros y en la Antártida para unos 40 metros, pero eso es otro nivel, ya estamos hablando de un cambio radical de la Tierra y no hay ningún modelo que prediga que la Antártida se pueda fundir entera en los próximos 200 o 300 años”. Los glaciares fuera de estas zonas sí se están derritiendo a un ritmo mucho más rápido. “El problema de que el mar suba unos centímetros es que esto hace que las tormentas y los eventos extremos en la costa sean mucho más graves”, recalca Blázquez.

Según la OMM, el año hidrológico 2024 marcó el tercer año consecutivo en el que las 19 regiones glaciares experimentaron una pérdida neta de masa. La pérdida de masa glaciar fue de 450.000 millones de toneladas en el año hidrológico 2024, el cuarto más negativo registrado. Si bien la pérdida de masa fue relativamente moderada en regiones como el Ártico canadiense o la periferia de Groenlandia, los glaciares de Escandinavia, Svalbard y el norte de Asia experimentaron la mayor pérdida de masa anual registrada.

“Nos encontramos en una situación realmente preocupante, y los glaciares son uno de los signos más claros de la crisis climática, aunque solo sean una pieza del rompecabezas”, comenta Nussbaumer. “Debemos ser conscientes de que muchos de los glaciares actuales seguirán derritiéndose en los próximos años y muchos desaparecerán. Sin embargo, dependiendo de la trayectoria futura de las emisiones, algunos glaciares aún pueden conservarse. Tendremos menos hielo en el futuro, pero espero que se pueda salvar esa misma parte. Este es también el significado del Año Internacional de la Conservación de los Glaciares y el Día Mundial de los Glaciares, el 21 de marzo: cualquier calentamiento adicional que se pueda prevenir tiene un impacto directo en los glaciares, esta es la manera de preservar (parte de) nuestros glaciares”.

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Sobre la firma

Clemente Álvarez
Es el coordinador de la sección de Clima y Medio Ambiente de EL PAÍS y está especializado en información ambiental, cambio climático y energía. Ha trabajado para distintos medios en España y EE UU, como Univision, Soitu.es, la Huella en La2 de TVE... Fue también uno de los fundadores de la revista Ballena Blanca.
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