La UE acepta un fondo de compensación climático si China acelera su recorte de emisiones
Las negociaciones en la cumbre de Sharm el Sheij se prolongan ante la falta de acuerdo en los principales debates sin resolver. Las pérdidas y daños provocados por el calentamiento, en el centro de las discusiones
La Unión Europea, presionada por un gran número de países en la cumbre del clima que se celebra en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij (la COP27), ha decidido aceptar la creación de un fondo para afrontar las pérdidas y daños que ocasiona y ocasionará en el futuro el calentamiento global. Pero a cambio ha puesto sobre la mesa una serie de exigencias que harán que las negociaciones de esta cita, que debería haber terminado este viernes, se vayan a prolongar como mínimo hasta el sábado, como ha admitido la presidencia de esta COP, que la ostenta Egipto como anfitrión. De hecho, los principales puntos de discusión siguen abiertos y hasta la madrugada del jueves al viernes la presidencia no difundió un primer borrador de declaración final.
El principal escollo, como se preveía, es el del fondo de pérdidas y daños. La UE quiere que ese fondo no esté financiado solo por los países considerados desarrollados (básicamente los miembros de la OCDE), sino que también participen otros, como China. La propuesta europea pone además en el punto de mira a este país, que es ya el primer emisor mundial, para que presente planes de recorte de emisiones más robustos para esta década, aunque sin mencionarlo explícitamente. Por último, la UE considera que ese mecanismo tiene que estar destinado “a los más vulnerables” y no a todos los países que no estén en la vieja categoría de desarrollados y no desarrollados, que se remonta a los años noventa.
El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, ha sido el encargado de presentar esta propuesta. Ha reconocido que Europa no era partidaria de la creación de este fondo, ya que apostaba por utilizar otros instrumentos de financiación existentes para afrontar este tema de las pérdidas y daños. Este término se refiere a los impactos irreversibles que el calentamiento global causará ahora y en el futuro, como la desaparición de las islas del pacífico o los estragos provocados por los fenómenos extremos que se hacen más duros y numerosos por la crisis climática.
Pero el jueves prácticamente todos los países que no pertenecen a la OCDE se unieron en la cumbre para exigir “justicia climática” y que no se saliera de esta cita sin el compromiso de creación de ese fondo. Timmermans ha reconocido que la UE lo acepta si “es la única forma” para “llegar a un acuerdo en Sharm el Sheij”. Pero con “condiciones muy importantes”: que vaya destinado a los países más vulnerables y que no solo las naciones consideradas desarrolladas tengan que dotarlo. “Debe tener una amplia base de financiación”, ha señalado el vicepresidente de la Comisión.
La tercera condición es que ese fondo debe ir vinculado a una mayor ambición en el recorte de las emisiones de gases de efecto invernadero para esta década. Todos los firmantes del Acuerdo de París, de 2015, deben presentar planes climáticos con objetivos para esta década. Los últimos planes de la UE y de EE UU proponen recortes más ambiciosos que China, cuyo compromiso es solo alcanzar su pico de emisiones de dióxido de carbono antes de 2030.
Timmermans ha pedido que de esta cumbre salga el compromiso de que se actualicen al alza los planes de recorte de los países. Y de que en 2025 se alcance el pico de las emisiones, en lo que se interpreta como un mensaje a China y a otros emergentes como India, que es ya el cuarto emisor mundial. Ese pico, para 2025 como tarde, es lo que recomendaba en uno de sus últimos informes el IPCC —el panel de científicos expertos en cambio climático―, si se quiere alcanzar la meta del Acuerdo de París de que el aumento de la temperatura se quede por debajo de los 1,5 grados.
Greenpeace, sin embargo, ha criticado la propuesta europea del fondo de pérdidas y daños. “Los países del Norte global se siguen resistiendo con uñas y dientes, incluso con una propuesta de la UE que no responde a las demandas del Sur global e intenta descafeinarlas”, ha asegurado esta organización. El temor de algunos países es que, al incluir esa cláusula que especifica que el fondo va destinado a las naciones más vulnerables, se pueda dejar fuera a muchos Estados.
Estados Unidos, el tercer gran actor en este asunto, mantiene una posición todavía más dura que la UE de rechazo a la creación de cualquier mecanismo. Ni este país ni China ofrecieron este viernes públicamente su opinión sobre la propuesta europea. Mientras, las negociaciones a varias bandas para intentar cerrar este asunto se han sucedido. En el borrador de acuerdo específico sobre pérdidas y daños difundido por la presidencia de la COP, todas las opciones estaban abiertas.
Durante la noche del viernes al sábado se tendrá que negociar la creación de ese fondo y si se aumenta la ambición estableciendo ese techo de las emisiones mundiales en 2025. De momento, los planes climáticos de los 200 países en su conjunto llevarán a que ese pico se alcance sobre 2030, según el último análisis de los programas nacionales realizado por el departamento de cambio climático de la ONU. Por eso se espera que de esta cumbre de Sharm el Sheij salga algún nuevo llamamiento a que los países endurezcan sus metas de recorte para esta década.
Borrador de declaración final
De momento, el techo de emisiones en 2025 no aparecía en el primer borrador de declaración final de esta COP que ha elaborado la presidencia egipcia tras escuchar a los representantes de las naciones que se reúnen en esta cita y que tienen que acordar, por unanimidad, ese texto y el resto de decisiones. En ese documento se vuelve a alentar (como en la cumbre de 2021 de Glasgow) a los países para que “reduzcan gradualmente” la generación de electricidad con carbón y a “eliminar gradualmente y racionalizar las subvenciones ineficientes a los combustibles fósiles”, teniendo en cuenta las circunstancias nacionales. En esta versión no aparece una mención a la reducción del uso del petróleo y gas, como habían pedido algunos países.
Respecto a las metas a largo plazo, el borrador de la presidencia repite lo que establece el Acuerdo de París: que el objetivo debe ser que el aumento de la temperatura se quede muy por debajo de los 2 grados Celsius e intentar que incluso que no supere los 1,5. Por último, el documento deja totalmente abierto el asunto de pérdidas y daños a la espera de que el grupo de trabajo específico que está discutiendo este complicado asunto llegue a una solución de consenso.
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