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“Shell está preparada para adaptar su modelo de negocio de combustibles fósiles, pero es prisionera de sus accionistas”

Donald Pols, director de Milieudefensie, la organización ecologista que venció en los tribunales a la multinacional petrolera, cree que no se puede alarmar a la sociedad diciendo que se hundirá la economía si opta con mayor celeridad por energías sostenibles

Donald Pols, director de Milieudefensie, el 26 de mayo.
Donald Pols, director de Milieudefensie, el 26 de mayo.Marten van Dijl (Milieudefensie)
Isabel Ferrer

Donald Pols (Pretoria, Sudáfrica, 49 años), director de Milieudefensie, la rama holandesa de la organización ecologista internacional Amigos de la Tierra, no pudo contenerse este jueves a las puertas del tribunal de la ciudad de La Haya donde la ONG acababa de hacer historia. Saltó de alegría, casi parecía que bailaba, y descargó la tensión acumulada a lo largo de cinco años de trabajo intenso. Su organización había demandado a la multinacional petrolera Shell, con sede en La Haya, por no adaptar su modelo de negocio de explotación y producción de combustibles fósiles al cambio climático, y los jueces dieron la razón a los ecologistas. El fallo, que la compañía planea recurrir, apela a la vulneración de los derechos humanos derivada de contaminar sin freno, y ordena a Shell una reducción, para 2030, del 45% de sus emisiones netas de CO₂, comparadas con 2019. Es una decisión única en su clase, porque los cerca de 2.000 casos de este tipo abiertos en el mundo se dirigen contra los Gobiernos y no contra las empresas. Y es muy especial para Pols, porque apela a la responsabilidad, su eje vital, que reclama a título individual y colectivo. Todavía emocionado, el ecologista sostiene que es un honor haber contribuido a la lucha contra la contaminación mundial. El gozo compartido con sus colegas fue liberador. El recibimiento de su familia y la alegría de sus tres hijos al volver a casa, inolvidable.

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Director desde hace cinco años de Milieudefensie (defensa del medio ambiente), Pols dirigió antes en China el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF son sus siglas en inglés) y ha trabajado en la transferencia de tecnología a países en desarrollo desde el Centro holandés para la Investigación de la Energía. El caso de Shell ha dado visibilidad a Milieudefensie (que interpuso la demanda junto con otras seis organizaciones ecologistas y el apoyo de más de 17.000 ciudadanos) y los acontecimientos se han precipitado. El precedente judicial sentado este jueves tiene ya su corolario en Francia, donde el grupo Notre Affaire à Tous (nuestro negocio para todos) ha anunciado que utilizará los argumentos de la sentencia en un recurso similar, aún en curso, presentado en 2019 contra la firma gala Total. Pols cree que los grandes contaminadores mundiales necesitarán unas semanas para darse cuenta de la relevancia de lo ocurrido. Después, actuarán con celeridad a fin de evitar que los tribunales les condenen. “No se puede ignorar que está en juego el futuro de todos nosotros”, asegura, en una conversación telefónica.

Pregunta. Nada más conocerse la sentencia, Jeroen van der Veer, que fue presidente y director ejecutivo de Shell entre 2004 y 2009, ha dicho que los jueces han ido demasiado lejos al imponer celeridad al paso a una energía sostenible, que Shell planea para 2050, porque es mejor no arriesgarse a perder empresas.

Respuesta. Llevamos décadas en conversaciones con Shell, pero desde este fallo no sabemos nada de ellos oficialmente. No es la única compañía que esgrime estos argumentos a escala global. Son una forma de presión. Algo así como indicar a los Gobiernos que si les obligan a acomodarse a la reducción de emisiones de CO₂ peligrará la economía nacional. Eso es inaceptable para la sociedad, y tenemos la obligación de decirles a estas firmas que dejen de alarmarnos de forma deliberada porque no es verdad. Shell lo sabe. El fallo de los jueces holandeses es acorde con el Acuerdo del Clima de París, de 2015, y sigue también los objetivos de la UE en este terreno. Sí creo que la Unión Europea ajustará su política impositiva para evitar que otras compañías que operen en el espacio comunitario tengan mayores ventajas que Shell, debido a esta decisión judicial.

P. El Acuerdo del Clima de París obliga a los Gobiernos, pero las empresas están excluidas, ¿no dificulta su ausencia la reducción misma de las emisiones de CO₂?

R. El fallo sobre Shell se puede interpretar como una señal de parte de los tribunales de que no es posible seguir así. Hay 25 grandes empresas causantes de la mitad de las emisiones de CO₂ a escala mundial, y Shell está entre ellas. Si no participan, se nos escapa el 50% de lo que contaminan. De modo que la sentencia es también un reflejo de que en muchos países, y seguro que también en Países Bajos, la relación entre las multinacionales y el Ejecutivo se ha vuelto demasiado cercana. Los jueces de La Haya no van a destruir a Shell porque está preparada para adaptar su modelo de negocio de combustibles fósiles ante el cambio climático, pero es prisionera de sus accionistas, que han votado hasta ahora en contra. La sentencia le ordena que reduzca los gases de efecto invernadero que origina, lo cual es una forma de contrapeso al poder accionarial. Por otro lado, fíjese en que el valor mercantil de Shell no ha bajado estos días. Es decir, hasta los inversores creen que este tipo de empresas será capaz de manejar la transición energética.

Los trabajadores de Milieudefensie celebran el 26 de mayo de 2021 la sentencia contra Shell.
Los trabajadores de Milieudefensie celebran el 26 de mayo de 2021 la sentencia contra Shell.Marten van Dijl (Milieudefensie)

P. Shell emplea a un gran número de personas en Países Bajos. ¿Hay un temor gubernamental a importunarla?

R. La compañía es un gran patrón al que le falta también imaginación. Lo mismo que al Gobierno, por otro lado. No hay razones para pensar que sea incapaz de cambiar su modelo de negocio y conservar a sus trabajadores. El paso hacia una energía sostenible no será fácil, pero también puede generar empleo. Si hay una firma preparada para esta transición es Shell, porque están acostumbrados a afrontar retos, acometer proyectos complejos y tomar decisiones difíciles. Aprovecharlo para acelerar el cambio de los combustibles fósiles a la energía limpia no la destruirá. Al contrario, dicho paso asegura que sea la abanderada de una transición más rápida hacia un sistema de energía sostenible. La Agencia Internacional de la Energía [IEA, en sus siglas en inglés] dice que si queremos mantener la subida de las temperaturas mundiales por debajo de 1,5 grados centígrados, no se pueden emprender nuevos y grandes proyectos de explotación de gas y petróleo. Así que habrá más firmas que aceleren el cambio.

P. Los jueces también dicen que Shell debe responsabilizarse de reducir la contaminación causada por sus clientes. ¿Cómo lograrlo, cuando el consumidor tal vez opte por otra empresa si no encuentra lo que busca?

R. No quiero parecer filosófico, pero lo que nos distingue como seres humanos es la capacidad de afrontar retos y de cambiar. Y lo que nos define no es la compra de un coche nuevo, sino las relaciones que establecemos. Se pueden apoyar las energías renovables, ir más en bici, pasear y usar transporte público; consumir de otro modo. Lo mejor de la vida no es el último modelo de teléfono móvil, sino las experiencias: los hijos, el primer beso… añada lo que quiera. Se trata de ser activos y de llamar la atención a los Gobiernos. Nosotros apelamos a los derechos humanos en la demanda porque estamos hablando del futuro de todos. Shell indica que apelará, pero tal vez salga peor parada. Los jueces apuntaron que podían haber tomado el año 2010 como fecha de referencia para la reducción del 45% de las emisiones de CO₂. Ya veremos.

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