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Europa rechaza el lecanemab, un controvertido fármaco contra el alzhéimer

Un comité de expertos de la agencia del medicamento de la UE recomienda no aprobar un medicamento que reduce el deterioro cognitivo un 27%, pero puede provocar hemorragias e incluso la muerte de algunos pacientes

Alzhéimer
Un investigador maneja un cerebro humano en un laboratorio.
Nuño Domínguez

La Agencia Europea del Medicamento (EMA) rechaza la aprobación del lecanemab, el nuevo y controvertido fármaco contra el alzhéimer, tras haber analizado los resultados de los ensayos clínicos con pacientes que sufrían demencia temprana.

El panel de expertos de la agencia ha recomendado este viernes no conceder la autorización de comercialización a Leqembi, nombre comercial de lecanemab. El comité considera que el efecto observado en retrasar el deterioro cognitivo no compensa el riesgo de efectos secundarios graves asociados con el medicamento, en particular la frecuente aparición de anomalías en las imágenes relacionadas con la proteína amiloide (ARIA), que implican hinchazón y hemorragias cerebrales.

Hace dos años, los primeros resultados de lecanemab fueron recibidos con euforia, pues era el primer fármaco en décadas que ofrecía algún beneficio a los pacientes de alzhéimer, una enfermedad que actualmente no tiene cura y de la que no están claras las causas. La dolencia afecta a 50 millones de personas y sus familiares en todo el mundo.

El fármaco se dirige contra la amiloide, una de las proteínas que se acumulan en el encéfalo y que podrían tener algún efecto en el avance de la enfermedad. Los primeros resultados mostraban que este anticuerpo reducía el deterioro cognitivo un 27%, según un ensayo clínico con 1.700 pacientes en varios países, incluida España. El efecto era tan modesto que probablemente ni los enfermos ni sus cuidadores notarían el efecto. A estos resultados se sumaron varios casos de inflamación cerebral, hemorragias y la muerte de al menos dos pacientes.

En invierno de este año, la agencia del medicamento de Estados Unidos autorizó de urgencia el uso de este fármaco, y después confirmó en julio su aprobación total. En noviembre de 2022, un estudio demostró que el fármaco reducía el tamaño del encéfalo de los pacientes, sin que estuviesen claras las causas. A pesar de ello, los fabricantes decidieron seguir adelante con la aprobación del anticuerpo. Muchas de las miradas estaban ahora puestas en si la agencia europea refrendaba la decisión de la agencia estadounidense respecto a este fármaco, desarrollado por las farmacéuticas Eisai y Biogen. Finalmente, hoy, el comité de medicamentos de uso humano ha recomendado no dar el visto bueno a esta droga por sus posibles efectos adversos.

Los anticuerpos monoclonales están entre los fármacos más caros del mundo. El aducanumab —un anticuerpo parecido a lecanemab que fue desarrollado por Biogen contra el alzhéimer, pero que resultó un fracaso— costaba 56.000 dólares por paciente.

Uno de los grandes retos que plantea lecanemab, y otros de su clase, como el donanemab, que reduce el deterioro cognitivo en un 35% y que aún está en proceso de evaluación, es que había que detectar los primeros signos de demencia de forma muy temprana y aplicar el fármaco de por vida para poder tener efectos patentes. Esto plantea unos retos y costes en diagnóstico y tratamiento que pocos sistemas de salud podrían sufragar. En España, por ejemplo, el uso de lecanemab podría desbordar la capacidad del sistema, según algunos expertos. La FDA aprobó el mes pasado el donanemab, desarrollado por la farmacéutica Lilly, para el tratamiento del alzhéimer temprano. La EMA está actualmente analizando esa solicitud.

“No es una decisión sorprendente por los problemas de seguridad del medicamento”, explica a este diario David Pérez, neurólogo del Hospital 12 de Octubre de Madrid. “Creo que es una decidió muy cautelosa a la espera de resultados a largo plazo”, añade.

Eva Carro, investigadora principal del Centro de Investigación Biomédica en Red sobre Enfermedades Neurodegenerativas, explica a este diario: “Estos últimos meses ha habido muchas voces críticas contra este medicamento entre médicos e investigadores básicos”. “La muy limitada eficacia no compensaba en ningún caso los efectos secundarios que se producían a nivel vascular. Era difícil argumentar por qué apoyarlo. Además, el efecto beneficioso es solo un enlentecimiento muy limitado del deterioro cognitivo. Hay estudios que demuestran que el mismo efecto se consigue con terapias no farmacológicas, como entrenamientos cognitivos y suplementos alimenticios”, resalta.

Otros expertos han opinado en la misma línea, aunque con clara decepción. “Estoy decepcionado con la decisión de no otorgar una licencia a Lecanemab para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer”, ha explicado John Hardy, neurocientífico del University College de Londres, al portal especializado SMC. “La cuestión de si el indudable beneficio estadístico del tratamiento vale el riesgo de efectos secundarios graves, aunque raros, siempre es difícil con cualquier tratamiento y, en esta ocasión, la EMA y la FDA han llegado a conclusiones diferentes cuando se les ha presentado datos similares. Estoy seguro de que ahora veremos a personas adineradas con alzhéimer temprano volando a Estados Unidos u otras jurisdicciones para recibir tratamiento. Supongo que esta decisión será revisada a medida que los clínicos estadounidenses y otros reúnan datos del mundo real con lecanemab y donanemab”, ha añadido.

Tara Spires-Jones, del Instituto de Estudio de la Demencia de Reino Unido, ha reconocido que “la decisión de la EMA será una decepción para muchos, pero hay razones para mantener la esperanza”. “Lecanemab ha demostrado que es posible ralentizar la progresión de la enfermedad, y la investigación sí funciona. Ahora necesitamos intensificar nuestros esfuerzos para descubrir tratamientos nuevos y más seguros. Científicos de todo el mundo están abordando esto desde diferentes ángulos: desde detener las proteínas tóxicas ‘tau’ que se mueven a través del cerebro, hasta proteger las sinapsis, que permiten la comunicación entre las neuronas. Cada descubrimiento nos acerca a tratamientos nuevos y mejores”, ha añadido.

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Sobre la firma

Nuño Domínguez
Nuño Domínguez es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo Científico por la Universidad de Boston (EE UU). Antes de EL PAÍS trabajó en medios como Público, El Mundo, La Voz de Galicia o la Agencia Efe.
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