Cómo un vial de la vacuna de Pfizer viaja desde un laboratorio de Missouri a un brazo en Bangladesh
La inmunización requiere más de 200 materiales diferentes suministrados por fábricas repartidas por todo el mundo
Vacunar al planeta contra la covid-19 supone un desafío logístico sin precedentes nunca visto hasta ahora. Movilizarse para una guerra mundial puede ser la comparación más cercana, pero en este caso, el enemigo es invisible y está en todas partes. Algunas de las vacunas deben almacenarse en condiciones de ultracongelación en prácticamente todos los puntos del viaje hasta que llegan a la parte superior del brazo de alguien. Y las vacunas se producen principalmente en los países más ricos, aunque quienes más las necesitan, especialmente ahora, son los más pobres. Aunque muchos países ricos como Israel, Canadá y Reino Unido han logrado vacunar a casi todos sus ciudadanos, la gran mayoría de las personas en general aún no ha recibido ni una sola dosis.
Llevo más de dos décadas estudiando las cadenas de suministro globales, incluidas las de medicamentos y otros productos relacionados con la salud. Para ilustrar el proceso y lo complicado y difícil que es, les guiaré en el viaje de una dosis de Pfizer, que recibió la aprobación total de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE UU el 23 de agosto, desde una fábrica de Missouri a un brazo en Bangladesh.
De Missouri a Michigan, pasando por Massachusetts
Aunque se conoce comúnmente como vacuna de Pfizer, en realidad se ha desarrollado en colaboración con BioNTech, que tiene su sede en Alemania.
Es una de las dos vacunas que utilizan la nueva tecnología de ARNm, que proporciona instrucciones genéticas que codifican una proteína del virus. Una vez que las células de la persona vacunada empiezan a producir la proteína del coronavirus, su sistema inmunológico se ve empujado a diseñar poderosos anticuerpos que pueden neutralizar el virus si se encuentran con él.
El viaje de 60 días hasta la distribución de una dosis de la vacuna comienza con los ingredientes sin tratar en una fábrica de Pfizer en Chesterfield, Missouri, un suburbio de St. Louis. Esta fábrica produce la materia prima clave, los plásmidos, que son básicamente cadenas de ADN que contienen las instrucciones genéticas para construir proteínas de coronavirus.
Los frascos con el material de ADN se congelan, se embolsan, se sellan y se empaquetan, y se envían en un contenedor a Andover, Massachusetts. Allí, el ADN se procesa en ARNm, que es el ingrediente activo de la vacuna, también conocido como “principio activo”.
El ARNm se empaqueta en bolsas de plástico, cada una con material suficiente para producir 10 millones de dosis, se congela y se envía a Kalamazoo, Michigan, donde la vacuna llega a la última etapa del proceso: la formulación y el llenado.
Primero, el principio activo se combina con nanopartículas de lípidos --básicamente grasas--, para proteger el ARNm y ayudarlo a entrar en las células humanas. A continuación, la combinación se vierte en viales de vidrio, seis dosis por vial, se envasa y se congela para su distribución.
Aquí he presentado un proceso simplificado en tres pasos. Sin embargo, fabricar una vacuna es mucho más complicado y requiere más de 200 materiales diferentes suministrados por fábricas repartidas por todo el mundo.
Mantener los viales ultracongelados
Mientras esperan la distribución, los viales de la vacuna Pfizer deben almacenarse en ultracongeladores a temperaturas entre -80ºC y -60ºC.
Para que se hagan una idea, la temperatura media anual en el Polo Sur es de -50ºC. Los helados y los filetes congelados se mantienen, durante el almacenamiento y el transporte, por debajo de -29ºC.
Pfizer ha diseñado su propia caja refrigeradora a medida para facilitar el transporte de sus vacunas a Estados Unidos y a todo el mundo. Los viales se colocan en bandejas, con 195 viales en cada una. En cada caja caben cinco bandejas. Cada caja de 5.850 dosis tiene un dispositivo de seguimiento por GPS y un monitor que conserva un registro de la temperatura.
Las cajas a medida de Pfizer no requieren ningún otro equipo especializado para transportar las vacunas, y durante el transporte la temperatura ultrabaja de las neveras se mantiene utilizando hielo seco, que debe reemplazarse cada cinco días.
El problema del hielo seco es que es dióxido de carbono en forma sólida. El hielo seco pasa gradualmente de sólido a gas, lo que puede ser peligroso sin una ventilación adecuada.
Una vez que tiene un envío listo para entregarse en un destino determinado, Pfizer se comunica con uno de los transportistas de carga globales con los que colabora, como UPS o DHL, que recoge un número designado de cajas y las envía directamente al país que las necesita en un plazo de uno o dos días.
La última milla de un vial
Para que un país reciba las vacunas de Pfizer, debe tener capacidad de almacenar artículos médicos a temperaturas extremadamente bajas. Aunque esto no es un problema para las naciones más ricas, es menos probable que los países más pobres cuenten con la infraestructura necesaria.
Al llegar a un país, el envío pasa a un congelador, generalmente en el aeropuerto o en un almacén central, hasta que esté listo para ser utilizado. La vacuna debe mantenerse en un ultracongelador hasta aproximadamente un mes antes de inyectarse en el hombro de una persona.
En los países pobres que tienen la infraestructura adecuada, como Bangladesh, la distribución todavía está restringida a unos pocos hospitales selectos de grandes zonas urbanas que tengan instalaciones de almacenamiento ultrafrío. Por ejemplo, Bangladesh utilizará vacunas Pfizer en siete hospitales de su capital, Dhaka.
El gélido viaje de la vacuna de Pfizer en sí es solo una parte de del proceso necesario para que las personas reciban sus inyecciones. Los suministros auxiliares necesarios para la vacunación incluyen jeringas especiales que administran una dosis de 0,3 mililitros (ml), agujas, toallitas con alcohol estériles y equipo de protección personal para el trabajador sanitario que administra la vacuna.
Preparar la inyección de la vacuna de Pfizer requiere una compleja coreografía. Primero, la enfermera o enfermero descongela la vacuna en un refrigerador a un rango de 2ºC a 8ºC, donde se puede conservar hasta 31 días. Justo antes de la vacunación, lleva el vial a una temperatura ambiente entre 2ºC y 25ºC, a la que no puede sobrevivir más de seis horas. Dado que la vacuna de Pfizer se envía como un concentrado, la enfermera o enfermero debe diluirla con 1,8 mililitros de solución salina, lo que da como resultado una mezcla suficiente para seis dosis.
Existe una complicación adicional, y es que muchos países de ingresos bajos y medios utilizan jeringas que aseguran una dosis máxima fija y se desactivan automáticamente después de un solo uso. Esto elimina las dudas y evita errores. UNICEF es responsable de la entrega de estos suministros adicionales a los países más pobres, que están recibiendo sus vacunas a través de COVAX, la iniciativa global creada para distribuir vacunas contra la covid-19 a países de ingresos bajos y medios.
Un logro monumental
Con otras vacunas, los requisitos de cadena de suministro de frío son mucho menos exigentes, no necesitan diluirse y se emplean jeringas con tamaños de dosis estándar, lo que permite que más países las usen, incluso en zonas rurales. La mayoría de las vacunas contra la covid-19 aprobadas para su uso por la Organización Mundial de la Salud, como las fabricadas por AstraZeneca y Johnson & Johnson, solo requieren almacenamiento en frío estándar de 2ºC a 8ºC. Me he centrado en Pfizer porque constituye la mayor parte de las dosis donadas por Estados Unidos a COVAX.
Hasta el 22 de agosto de 2021, se habían administrado un total de 4.970 millones de dosis de la vacuna contra la covid-19, una hazaña inimaginable en otoño de 2020. Pero la cobertura global ha sido muy desigual. Aunque algo más de la mitad de la población de los países de ingresos altos ha sido vacunada, solo el 1,4% de la población de ingresos bajos ha recibido la suya. Muchos de estos países se encuentran en África. El desarrollo de varias vacunas, 10 de ellas aprobadas por la OMS, muchas en solo un año, ha sido un logro monumental de la ciencia y la colaboración mundial, especialmente porque antes se necesitaba una media de 10 años. Pero crear cadenas de suministro para entregar todas esas vacunas que salvan vidas a personas de todo el mundo será un logro igualmente extraordinario.
Ravi Anupindi es profesor de Tecnología y Operaciones de la Universidad de Michigan
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation
Traducción de NewsClips
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