Más bares y menos tiendas en el callejero de Madrid
Los nuevos hábitos de consumo están transformando poco a poco la ciudad: crecen los negocios que venden experiencias y caen los que son sustituibles por un clic
El auge del comercio online ha desatado el miedo a que las calles del futuro sean lugares fantasmagóricos, pero aunque es verdad que las tiendas minoristas están echando poco a poco el cierre, otros negocios están ocupando su lugar, entre ellos los bares y restaurantes. La hostelería de Madrid creció al 0,7% interanual en 2018, sumando 213 establecimientos más que el año anterior, según el informe anual presentado ayer por la Asociación Hostelería Madrid, TripAdvisor y ElTenedor. En total en la región hay 31.095 negocios de hostelería, de los cuales 19.346 son bares ,9.224 son restaurantes y 2.525 son negocios de catering.
La tendencia al alza de la hostelería contrasta con el continuo declive de las tiendas minoristas (de ropa, calzado, electrodomésticos o muebles) que caen un 1,2% en el último año, con la pérdida de 767 establecimientos de ese tipo en la región de Madrid, según un examen de EL PAÍS con base en los mismos datos que usa el informe de los hosteleros, el Directorio Central de Empresas.Desde 2010 han desaparecido 5.078 locales minoristas, hasta los 65.969 actuales. Ni siquiera se aprecia recuperación de este sector en el período 2014-2018, en los que la economía ha repuntado tras la severa crisis causada por la burbuja del ladrillo.
Evolución del comercio de calle desde la crisis económica
Miles de locales activos en la Comunidad de Madrid
La suerte dispar de bares y tiendas en Madrid coincide con las tendencias en otros países como Estados Unidos donde se habla de un “apocalipsis del comercio minorista”. La comodidad de comprar desde casa estaría dañando a los negocios que pueden ser fácilmente replicados online, según los expertos.
Mientras, los negocios que venden experiencias o servicios irreemplazables por un clic, sobreviven o crecen. Así ha sucedido en Madrid en los últimos cinco años con hoteles y servicios de alojamiento (+26%), academias de formación (+33%), actividades sanitarias (+20%), actividades deportivas (+23%) o salones de tatuajes (+94%).
La crisis del comercio minorista está transformando las calles de Madrid con fenómenos como el éxodo de la periferia al centro. Marcas como Decathlon o Carrefour que antes competían por espacios en los centros comerciales a las afueras están migrando a zonas céntricas con mayor tráfico de peatones, y las grandes cadenas de ropa como las del grupo Inditex están abandonando ejes comerciales secundarios como Bravo Murillo, antiguamente codiciados. Ahora en calles como Gran Vía las cadenas abren tiendas gigantes (flagships) que buscan sorprender a los consumidores con luces, música y efectos.
Mientras, los vecinos de barrios como Malasaña piden socorro ante la proliferación de bares y pisos turísticos, Un grupo conocido como SOS Malasaña alerta de que el céntrico barrio se ha convertido en “un parque temático de ocio y turismo” donde ha desaparecido el comercio de proximidad. Han pedido a la alcaldesa, Manuela Carmena, un plan especial.
En parte, el buen momento de la hostelería se explica por su adaptación a una era en que los clientes buscan experiencias singulares, dice Pablo Renaud, experto en comercio electrónico. “Bares y restaurantes ya hicieron su transformación digital hace tiempo. Hubo un tiempo en que eran todos iguales pero la sofisticación es cada vez mayor”, dice Renaud. “Su oferta está muy alineada con lo que quiere el público Millennial, más inclinado a buscar experiencias y no posesiones”.
Otra transformación digital clave para bares y restaurantes han sido las reservas online y las promociones en redes sociales, según el informe de los hosteleros. Así, mientras que el 40% de los restaurantes de Madrid reciben reservas online, el 90% cuenta con perfiles en redes sociales y hasta el 45% tiene web propia. Madrid registra el 47% de las reservas online de toda España, “gracias en parte a su avanzada digitalización en comparación con el resto de ciudades”, según los autores del reporte.
Los expertos predicen que el declive del sector minorista continuará a no ser que se adapten a la revolución del comercio electrónico. El volumen de las compras online con respecto al total de compras es aún menor que en países como EEUU, pero crece a ritmo rápido. En España alcanza ya casi 35.000 euros al año, según los últimos datos disponibles, hasta junio de 2018, en el portal de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. La cifra de negocio online se ha triplicado en cinco años.
Fotos de Instagram
Para sobrevivir, los comercios minoristas están buscando formas de motivar a los consumidores para que sigan acercándose a las tiendas como atractivos murales que sirven de fondo para fotos de Instagram, o degustación de cerveza y vino.
“No podemos decir que los comercios minoristas estén cerrando por culpa del ecommerce”, dice Íñigo Gutiérrez, asesor sénior de la consultora inmobiliaria internacional Catella. ”Lo que habría que pensar es si esos comercios han hecho el esfuerzo de adaptarse a los cambios que estamos experimentando y, en última instancia, si aunque hayan querido, no han podido debido a que la digitalización y la omnicanalidad sólo está al alcance de unos pocos”, agrega.
Para zapaterías, boutiques, ópticas y otros pequeños comerciantes minoristas, los nuevos hábitos de consumo han supuesto otro revés, que les ha impedido levantar cabeza tras años de mayor competencia por la liberalización de horarios o la multiplicación de grandes superficies. En muchos barrios su espacio ha sido ocupado por gimnasios, peluquerías, salones de belleza y otros negocios relacionados con la imagen y la vanidad. Otros sustitutos han sido los salones de juego y apuestas, que han doblado su número en solo cuatro años.
Pero no siempre hay un reemplazo y algunas calles han perdido la vida que antaño tenían gracias a sus tiendas: hay 14.000 locales vacíos en Madrid, según un informe reciente de la consultora Eixos Economic Observtory. En 39 barrios el índice de ocupación comercial es menor del 80%, el nivel que los expertos inmobiliarios consideran como indicador de mala salud comercial.
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