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El ‘boom’ del alquiler pone en alerta a las universidades

Los centros admiten estar “preocupados” por la insuficiente oferta y las quejas de profesores extranjeros

Jessica Mouzo
Un inmueble en alquiler en Barcelona.
Un inmueble en alquiler en Barcelona.carles ribas

La escalada de precios que sufren los alquileres en Barcelona ha puesto en alerta al sector universitario, también golpeado por los coletazos de este fenómeno. Los docentes y estudiantes que llegan a la ciudad para pasar una temporada se encuentran con precios elevados o, en ocasiones, una oferta nula de viviendas que se adapta a sus necesidades. Las universidades admiten estar “preocupadas” con esta situación y buscan alternativas para ampliar las posibilidades de acceso a una vivienda, como una bolsa de habitaciones en casas particulares a precios asequibles. Algunos profesores visitantes han traslado incluso quejas a las universidades por la falta de una oferta adecuada para sus necesidades en la ciudad.

A finales de 2017, el alquiler medio en la capital catalana era de 877 euros, casi un 10% más que el 2016. La Cámara de la Propiedad Urbana alertó en su informe anual de que los precios no han parado de subir desde 2013 y superan los del pico de 2008 (813 euros). Son, pues, cuatro años de subidas consecutivas. “Nos consta que hay gente que tiene dificultades. Faltan plazas de residencias y nos consta que hay estudiantes que se dirigen a los tutores quejándose de una falta de bolsa de alquiler. Nos consta que es un problema y nos preocupa mucho porque no vemos señales de que esto vaya marcha atrás”, admite Ernest Pons, jefe de gabinete del rectorado de la Universidad de Barcelona (UB).

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Con más de 47.000 estudiantes matriculados, la UB dispone de 3.300 convenios con universidades e instituciones extranjeras que permiten la movilidad de 1.300 de sus alumnos a otros centros de fuera de España y la acogida de 1.700 estudiantes extranjeros. Sin contar los estudiantes que llegan a la UB de otras partes de Cataluña o de España, la universidad acoge 11.200 alumnos y 250 docentes de origen extranjero. “Si esto sigue así tendremos un problema serio porque no hay oferta para estudiantes, ni siquiera para profesores visitantes, que nos han trasladado quejas de una oferta poco adecuada”, afirma Pons, quien anima a ampliar el parque de viviendas en alquiler de la ciudad.

Las universidades insisten en que el parque de viviendas disponible es “insufiente” para acoger el volumen de estudiantes y profesores que llegan para vivir una temporada en Barcelona. “Nos preocupa pero tampoco lanzamos ninguna alerta. Nos preocupa porque la actividad internacional es creciente y los que nos ha llegado es que la demanda aumenta y el parque disponible es limitado y los precios no son bajos”, apunta Màrius Martínez, vicerrector de Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Esta institución, que cuenta con un gran campus universitario en Cerdanyola del Vallès, dispone de una villa universitaria para acoger a 1.200 personas, pero Martínez admite que el parque de viviendas del que dispone la UAB está “desbordado”.

Bolsa de habitaciones en domicilios particulares

Para sortear las dificultades para encontrar vivienda, la Secretaría de Universidades de la Generalitat ha impulsado nuevas iniciativas para ampliar la oferta de habitaciones y pisos de alquiler. Junto al Barcelona Centro Universitario (BCU), una institución creada por las universidades de Barcelona para atender la llegada de alumnos extranjeros, la Generalitat ha puesto en marcha una nueva bolsa de alojamiento de habitaciones en casas particulares a la que pueden acceder alumnos, profesores e investigadores.

“Hace dos años detectamos este problema, que hay mucha demanda y no hay tanta oferta, así que trabajamos una alternativa en la que copiamos el modelo anglosajón: irse a casa de una familia”, explica Montse Serret, responsable del BCU. Se trata de alquilar habitaciones, a un precio entre 275 y 500 euros, en hogares particulares donde hay estancias libres. “Resolvemos el alojamiento de los estudiantes y también ayudamos a la gente mayor, que tiene compañía y un ingreso extra al mes”, agrega la directora del BCU.

Serret comparte la “preocupación” de las universidades. “El año pasado atendimos a 500 científicos que venían solo por cinco meses y las residencias priorizan a los que están todo el curso. Para mí sí es una preocupación porque hay que buscar soluciones”, admite la responsable del BCU. La institución, que también ofrece asesoramiento a los propietarios y servicio de traducción a los estudiantes para que sepan lo que están firmando, apuesta también por desarrollar este programa y todas las iniciativas del BCU al Área Metropolitana de Barcelona y más. “Hasta Vic, donde también hay universidad y centros de investigación. Se trata de ofrecer esta oportunidad a todo el territorio”, apunta Serret.

Los erasmus sortean el 'procés'

La convulsión social que se generó en Cataluña el pasado otoño a raíz del proceso independentista no ha alterado la atracción de estudiantes extranjeros por parte de las universidades catalanas. Los centros públicos coinciden en que, en general, la llegada de alumnos de fuera de España no se ha visto afectada por los acontecimientos de los últimos meses, aunque sí recibieron consultas de algunas universidades extranjeras con las que tienen convenio para informarse de lo que estaba ocurriendo.

La Asociación Catalana de Universidades Públicas envió en octubre de forma preventiva un comunicado en el que hacía un llamamiento a la tranquilidad y recordaba que la actividad universitaria no se había visto afectada y los centros tampoco habían tomado ninguna medida excepcional.

Solo la Universidad de Lleida ha confirmado dos situaciones en las que sí ha impactado la situación política. “Durante julio de 2017 sí que tuvimos una afectación del ritmo de matriculaciones habitual, especialmente en el resto de España, que finalmente se matricularon pasado el verano. Y sí que hubo afectación de matrícula en un centro adscrito que tiene la universidad en Barcelona. Aquí finalmente descendió la matrícula”, explica un portavoz.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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