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La minera de Touro contraataca las críticas y anuncia 400 empleos

Llama "iluminados" a los que advierten del riesgo medioambiental y afirma que en los pueblos vecinos "no va a haber gente suficiente" para extraer el cobre

Drenaje ácido en un arroyo próximo a la vieja explotación de cobre de Touro, donde se proyecta una nueva mina.
Drenaje ácido en un arroyo próximo a la vieja explotación de cobre de Touro, donde se proyecta una nueva mina.ÓSCAR CORRAL

Los responsables de la empresa que pretende reactivar la mina situada en los ayuntamientos de Touro y O Pino (A Coruña) dan por hecho que "se va a aprobar" y niegan todas las acusaciones que se están vertiendo contra ella, que atribuyen a "iluminados" y que consideran "puras amenazas sin datos". "No tengo la más mínima duda de que se va a aprobar", ha afirmado el consejero delegado de Atalaya Mining, el ourensano Alberto Lavandeira, quien este jueves ha sido el encargado de presentar el proyecto a un grupo de periodistas, en un contexto de contestación social que a su juicio es "ideológica" y no responde al "apoyo" que están recibiendo de los vecinos de la zona.

Atalaya Mining (que cotiza en bolsa en Londres y cuyos socios de referencia son un grupo chino y otro con sede en Suiza) y Explotaciones Gallegas (propietaria del terreno, que actualmente extrae áridos y a la que la Xunta abrió varios expedientes) son las compañías promotoras de Cobre San Rafael, que se encuentra en trámites con la Administración autonómica para explotar, en principio, unas 700 hectáreas de superficie.

"Lo que más me duele es que la gente dude de los técnicos, de la administración y de los sistemas de control", ha comenzado Lavandeira su exposición, trufada de reproches a los críticos con la mina, que según él no tiene "nada que ocultar". "Deben pensar que los metales nacen en los árboles", ha bromeado el ingeniero, con experiencia en las minas del Congo y actual responsable de la reactivación de la mina de Riotinto, en Huelva. Según él, ha mantenido contactos con colectivos ecologistas, lo que le hace pensar que las críticas no vienen de ahí, sino de grupos "ideológicos". No obstante, las más importantes asociaciones de defensa medioambiental en Galicia han advertido sobre los riesgos que entraña el proyecto minero para la cuenca del Ulla y las poblaciones limítrofes.

Pero Lavandeira ha contestado a los temores con una retahíla de cifras. 200 millones de euros de inversión en 15 años de vida que podrían ampliarse, y la creación de "al menos 400 puestos" de trabajo directos. Ha prometido que estos empleos, una vez conseguidos todos los permisos de la Xunta, serán ocupados por vecinos de la zona e indefinidos en un 90%. "No va a haber suficiente gente" en los pueblos de los alrededores, ha llegado a comentar.

Durante los últimos dos años y medio, según los números ofrecidos por Lavandeira, Cobre San Rafael ha destinado cinco millones a investigación y lleva casi 600 sondeos realizados, 240 de ellos en fincas de particulares. La empresa dispone ya de 400 hectáreas, pero opta a comprar, alquilar o cambiar otras 300, la mayor parte de eucaliptales, asegura, pero también prado y cultivos (un 6% según la minera).

Cuestionado sobre si la mina, en un futuro, se extenderá hacia otros municipios, como Boqueixón, ha señalado que "para eso" está la investigación (con permisos diferentes a los de la explotación), pero que por ahora "no se sabe". En lo que entiende "una oportunidad para Galicia", " rentable" porque la demanda y el precio del cobre están al alza, Lavandeira ha recalcado la intención de su equipo de "hacer las cosas bien". "Minería sostenible. Está muy de moda. A mí me gusta más llamarle minería moderna, de calidad, con las mejores técnicas", ha recalcado.

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Al respecto, ha comprometido "hacer un gran proyecto" con sus centros de dirección en España, y ha cargado contra los que advierten de consecuencias medioambientales, con las aguas de los ríos de la comarca en el punto de mira. "¡Dicen que vamos a acabar hasta con la merluza del gran Sol!", ha exclamado, antes de defender los requisitos que implica una industria "moderna".

"No somos delincuentes"

"No somos delincuentes sino todo lo contrario", ha asegurado el ingeniero de minas con experiencia en un territorio como el del Congo donde las mafias creadas en torno a los codiciados metales han llevado al país a una guerra civil. "Tampoco somos sospechosos", ha insistido, "como no sea de crear 4.000 o 5.000 puestos de trabajo", ha dicho en referencia a los empleos indirectos que se calcula que puede llegar a propiciar una explotación.

El consejero delegado de Atalaya Mining ha negado que su voluntad sea hacer "megaminería" al explicar que la actividad se hará en varios espacios a cielo abierto equivalentes a lo que sería una cantera grande, "nunca de más de 100 metros". Los promotores denominan este tipo de actividad como "minería de transferencia", porque va extrayendo y cubriendo de manera simultánea. Sus cálculos en Touro-O Pino sitúan en 85 los millones de toneladas de mineral y estériles secos en el periodo de 15 años. Lavandeira ha negado que haya metales pesados en los lodos, porque no los tiene la roca, según ha argumentado, y ha agregado que el proceso químico para obtener el cobre tampoco aporta "para nada" elementos tóxicos. Los lodos acaban en un depósito que ha equiparado a un vertedero industrial, antes de mostrar una fotografía suya en Huelva caminando por encima de ellos. La "desgracia" de Aznalcóllar ocurrió "hace 20 años", ha subrayado, en referencia al desastre producido por un vertido de residuos tóxicos en el parque de Doñana, por la rotura de la presa de la balsa de decantación de la mina.

Precisamente, acerca de la balsa de decantación ubicada en la parroquia de Bama, en Touro, que con las últimas lluvias torrenciales se desbordó, ha asegurado que "está diseñada para que rebose", ya que es, ha indicado, "un humedal". En resumen, ha dicho que "no existe riesgo", si bien ha admitido que hay "un pasado" y "un pasivo" que la empresa asume y del que tendrá que "hacerse cargo". "Vamos a tener que arreglarlo y dejarlo mejor", ha destacado, preguntado por la detección de niveles altos de acidez en aguas de la zona. Con anterioridad puso como ejemplo de recuperación una actuación en Asturias en la que una mina fue regenerada y actualmente en esos terrenos se cultivan manzanos y kiwis, ese mismo ejemplo lo blandía la empresa que aspiraba a extraer oro en Corcoesto (Cabana de Bergantiños) hace tres años.

Preguntado por el momento en el que se encuentra la tramitación con la Xunta, ha explicado que se están recibiendo alegaciones e intentan "mejorar" el proyecto, que se presentó y puso a información pública en 2017. Esto, según ha precisado, "no altera el proyecto", sino que "lo mejora". Para terminar, Lavandeira ha roto "una lanza" a favor de Explotaciones Gallegas, que afrontó "un pasivo gigantesco" y se dedicó desde entonces a producción de áridos y restauración de terrenos. En lo que se autodenomina como centro de valorización de Touro-O Pino también desarrollan sus labores Tratamientos Ecológicos del Noroeste, centrada en el compostaje y que fabrica tecnosoles; Tecnología y Reciclaje de Materiales, especializada en reciclaje de plásticos, y el centro de valorización ambiental del norte, dedicado a la investigación, desarrollo e innovación en materia medioambiental. En un momento de su intervención, el consejero de Atalaya Mining ha informado de que "dos se van a trasladar", aludiendo a plásticos y tecnosoles.

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