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PARQUES Y JARDINES DE MADRID (11): Parque del Oeste

En busca de la fuente de los milagros

El Parque del Oeste ofrece desde conocer búnkeres de la Guerra Civil Española hasta un viaje en Teleférico

Homenaje a Miguel Hernández en el Parque del Oeste.
Homenaje a Miguel Hernández en el Parque del Oeste.ÁLVARO GARCÍA
Antonia Laborde

Para muchos jóvenes el Parque del Oeste es sinónimo de botellón y morreos clandestinos en la oscuridad de la noche. Pero este parque histórico, que en septiembre celebra 112 años desde su inauguración, tiene mucho más que ofrecer. Y no solo a ellos, sino también a un público de todas las edades. Situado entre el barrio de Argüelles y la línea férrea que arranca en la estación Príncipe Pío, este espacio verde permite en un solo día hacer un pícnic bajo la sombra de árboles con hojas de un abanico de colores; ver monumentos de la Guerra Civil Española; contemplar Madrid desde las alturas del Teleférico; o disfrutar del atardecer desde el Templo de Debod.

Por la zona norte y más antigua del parque, donde se acentúa su carácter paisajista, discurre una ría artificial de unos 600 metros de longitud. Ricardo Morales, de 56 años, recorre el terreno junto a sus dos hijos adolescentes. En la zona encuadrada entre la Avenida de Séneca y el paseo de Ruperto Chapí les habla de la guerra y las estrategias de entonces. “Me gustaría que hubiese placas históricas porque me sé lo que me sé”, plantea Morales. Y es que no hay ni una pista, ni un cartel con información sobre los tres búnkeres para ametralladoras de los veinte que se construyeron en la zona durante la Guerra Civil. “Yo solo había venido de noche, mola”, añade uno de los menores.

En su origen, este parque —uno de los primeros de gestión pública de la capital y que sólo contaba con 37 hectáreas— fue pensado para ejercer de pulmón verde y como lugar de esparcimiento a la clase obrera. Dos premisas del denominado movimiento higienista, que defendía la mejora de las condiciones de salud de las clases más bajas y trabajadoras y que defendía, entre otras cosas, la necesidad de espacios verdes. El parque fue obra del ingeniero agrónomo Celedonio Rodríguez al que tomo el relevo Cecilio Rodríguez, nombrado jardinero mayor del Retiro en 1914 y colaborador con Juan Gras en la remodelación de la Quinta de la Fuente del Berro.

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Tras la contienda civil, por la que el parque se vio seriamente afectado, se amplió su terreno hasta llegar a las casi 100 hectáreas de tapiz arbolado que hoy lo conforman. En esta fase se conservó el estilo de jardín inglés y se incluyó la Rosaleda, donde se celebra anualmente un concurso internacional de rosas. También el Parque de la Tinaja, entre otros espacios.

La zona se puede recorrer en las bicicletas de BiciMad partiendo de la entrada de Moncloa. Eso hace Clara Navarro, de 21 años: “Siempre paso por aquí para ir a la Complu y ahora que estoy de vacaciones aproveché de alquilar una bici y conocerlo mejor”.

Un mito icónico del Parque Oeste fue la fuente de la salud o fuente milagrosa. El calor de agosto, del que protegen los frondosos árboles, invita a recordar cuando por ahí fluía agua del Canal, que muchos vecinos guardaban en bidones con la esperanza de curarse de sus males. O simplemente la bebían para refrescarse. Ahora solo se aprecian carteles por todas partes que advierten de que el agua con que se riegan los jardines no es potable.

Madrid en 11 minutos

Caminando, se puede subir por una extensa rampa metálica que bordea la vía férrea, hasta alcanzar en su cúspide una vista privilegiada —y poco conocida— del Palacio Real y de la Catedral de la Almudena. Desde ahí mismo se puede ver transitar las cabinas del Teleférico, que realizan un viaje (ida, 4,20 euros; ida y vuelta, 5,90) de 2,5 kilómetros que arranca en el Parque del Oeste y culmina en Casa de Campo, permitiendo al usuario apreciar el Madrid viejo y el moderno en 11 minutos. La visión del río Manzanares, que muchas veces parece escondido en la capital, también aparece de manera majestuosa.

“El atardecer en el Templo de Debod es de lo mejor de Madrid”, dice Gerardo, taxista, que le cuenta esta “pildorita” a todos sus pasajeros. Lo dice con tono confidente aunque en esta zona, cada tarde se arremolina la gente. “Y algunos aplauden, como si estuvieran en Ibiza”, añade Alberto que suele pasear con su galga por el parque. Entre los runners, los turistas y los vecinos, la cumbre en la que se levanta el templo egipcio del siglo II a.C. —un regalo que el Gobierno de Egipto realizó al español en 1968 por su colaboración económica para salval las Antigüedades que iban a quedar anegadas por la presa de Asuán— suele estar llena. Por eso, en agosto, con gran parte de la población capitalina de vacaciones, es un buen momento para visitarlo.

El parque en datos

  • Superficie: 100 hectáreas.
  • Administración: Ayuntamiento de Madrid.
  • Horario: Abierto siempre. La Rosaleda de Ramón Ortiz, a diario de 10:00 a 21:00.
  • Puntos de interés: Los búnkeres de la Guerra Civil Española; el Teleférico de Rosales; la Rosaleda; el Centro de Avifauna o el Templo de Debod.
  • Cómo llegar: Metro: Moncloa (líneas 3 y 6) , Plaza de España (línea 2, 3 y 10) y Príncipe Pío (línea 6 y 10). Cercanías: Príncipe Pío. Autobuses: 21, 46, 74, 160, 161, A. BiciMad: en las entradas de Plaza de España y de Moncloa.

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Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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