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Carmena estudia cubrir con una campana transparente el deteriorado Templo de Debod

El santuario egipcio lleva décadas sufriendo las consecuencias del vandalismo y la contaminación

El Templo de Debod, deteriorado y cerrado por una avería.
El Templo de Debod, deteriorado y cerrado por una avería.Jaime Villanueva

El Templo de Debod, una construcción egipcia con más de 2.200 años de antigüedad, lleva décadas sufriendo las consecuencias del vandalismo en Madrid. El edificio, donado hace 48 años por Egipto, requiere un “plan integral” de restauración, según denuncia en un informe el sindicato CC OO. Ya en 2007, ante el deterioro que presentaba, la Unesco recomendó cubrirlo con una campana acristalada. Ahora el Ayuntamiento anuncia que va a redoblar su vigilancia y que prevé cubrirlo con un fanal “a medio plazo”. El museo de su interior lleva una semana cerrado por avería en el aire acondicionado.

El templo fue donado por la República Árabe de Egipto hace 48 años como compensación por la ayuda prestada por España para salvar las milenarias edificaciones que iban a ser cubiertas por las aguas del Nilo a causa de la construcción de la presa de Asuán. Egipto repartió en agradecimiento destacadas edificaciones religiosas por Estados Unidos, Holanda, Italia y España.

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La nueva ubicación del templo (próximo a la plaza de España y al paseo de Rosales) fue en 1972 por el entonces alcalde de Madrid, Carlos Arias Navarro. Restaurado en varias ocasiones, la contaminación y sobre todo el vandalismo han hecho mella en sus muros. Ayer, eran visibles las pintadas, grietas, dudosas reparaciones, arañazos y pequeños desprendimientos en sus paredes.

Ya en 2007, la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) recomendó cubrirlo con una campana transparente para frenar su deterioro.

Un informe elaborado ahora por CC OO señala que “la voz de alarma” sobre el templo la han dado dos recientes congresos de egiptología ibérica celebrados en Madrid y Barcelona. “La techumbre [del edificio] utiliza una técnica de cubrición de los años sesenta, deteriorada por la acción de la contaminación”. “En el acceso a las salas”, continúa el estudio, “las piedras originales están redondeadas por el uso y por la falta de protección. Los usuarios se apoyan, tocan, rozan con sus bolsos o mochilas las paredes y no existe ninguna protección disuasoria en el interior para no tocarlas”.

Y continúa: “En la sala Mammisi existe riesgo de golpearse con la piedra que está expuesta y que está sin cubrir y sin señalizar, hasta el punto que tienen que cerrar la estancia al público antes que el resto por falta de luz” para evitar accidentes.

La contaminación complica la conservación del santuario

El Templo de Debod, construido por el rey nubio Adijalamani de Meroe, fue edificado al aire libre en la zona de Baja Nubia, donde el clima es extremadamente seco y la contaminación es casi inexistente.

Desde que llegó a España, las diferentes Administraciones se han planteado establecer medidas de protección para evitar que sufriera daños. La acidez de la contaminación en Madrid erosiona la piedra y está borrando las inscripciones y los jeroglíficos que representan fórmulas religiosas milenarias.

Los últimos informes emitidos por arqueólogos y egiptólogos establecen que no se puede tener un templo semejante en medio de una capital con las características de Madrid. El techo, recubierto por una placa de zinc, es la única zona protegida de las inclemencias del tiempo.

Varios templos fueron donados por Egipto a instancias de la Unesco por la ayuda prestada por diversos países tras la construcción de Asuán. El de Dendur fue llevado a Estados Unidos, y en la actualidad está situado en el interior del Museo Metropolitano de Nueva York, cubierto por una gran cristalera.

Eladio Infante, representante de CC OO del Ayuntamiento, recuerda que su sindicato exige un “plan integral” de restauración y cumplir con la recomendación de la Unesco. Cada día, una media de mil turistas visitan el templo, aunque la cifra se duplica los festivos y fines de semana.

“Los muros de arenisca son muy sensibles al roce y se degradan con facilidad”, incide Infante. De hecho, sobre ellos se pueden observar firmas y grafitos actuales que se han realizado rascando la piedra. Hay zócalos rotos y fuertes grietas. Muchas han sido rellenadas con una pasta que no disimula la reparación. “Parecen obras de albañilería, en vez de restauración”, se queja Infante. Por algunas grietas sin reparar entran y salen pájaros que han anidado dentro. “No hay mantenimiento de ningún tipo”, se lamenta el sindicalista.

Belén Lliera, directora general de Bibliotecas y Archivos del Ayuntamiento, defiende, en cambio, que “sí hay un mantenimiento continuo”, y que cada vez que hay una avería se “repara”. Lliera recuerda que existen dos escuelas sobre cómo deben llevarse a cabo las restauraciones: la que quiere que se vea claramente que ha habido una reparación y la que trata de imitar y respetar la estética original.

En cuanto a la seguridad, la directora general aclara que se está “tramitando” un nuevo contrato de azafatas y vigilantes. El 1 de noviembre está previsto que se incorporen dos nuevos guardias (uno dentro y otro fuera) y se amplíe el horario de control las 24 horas. Actualmente solo hay dos guardas y sus rondas no incluyen algunas horas.

Cerrado y sin aire

El museo de su interior lleva cerrado desde el pasado 4 de julio por una avería en su aire acondicionado. Lliera explica que el aparato ya está reparado, pero la temperatura no ha bajado lo suficiente para que los trabajadores se reincorporen y se reabra. “Los muros son muy gruesos y absorben mucho calor”, justifica.

La directora de Bibliotecas y Museos aclara, además, que el Ayuntamiento destinará 400.000 euros a cambiar el sistema de climatización. Los trabajadores han denunciado que están obligados a soportar temperaturas superiores a los 30 grados.

En cuanto a la cubierta acristalada, los presupuestos municipales que elaborar el equipo de Manuela Carmena no la contemplarán en 2017, pero el Consistorio asegura que sí la instalará “a medio plazo”. Ya en 2002, el Ayuntamiento se planteó esa posibilidad, pero nunca lo hizo.

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