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Cata para todos

Moskotarrak organiza una degustación para potenciar el 'txakoli' y los vinos del País Vasco

En la cata de vino participaron una treintena de parejas.
En la cata de vino participaron una treintena de parejas. Fernando Domingo-Aldama

Vino sin Coca-Cola de por medio. Y en plena Aste Nagusia. El kalimotxo, bebida por excelencia de toda fiesta que se precie y en especial de las de Bilbao, cedió durante unas horas su reinado para ensalzar los mejores caldos del País Vasco: los txakolies de Bizkaia, Getaria y Álava y los vinos de La Rioja Alavesa. La txosna Moskotarrak, más acostumbrada a servir katxis de cerveza y kalimotxo tanto de día como de noche, fue testigo de un singular concurso en el que una treintena de parejas debía descubrir el caldo que estaban degustando.

Y todo, bajo la tutela del sumiller y enólogo Mikel Garaizabal, un auténtico experto en la materia, que lanzaba desde su privilegiada posición algunas pistas para que los concursantes más despistados y menos familiarizados con la viticultura pudieran acertar, en lo posible, la añada, la bodega o la uva utilizada para elaborar los vinos catados.

La segunda edición de la degustación, organizada con la ayuda de Bizkaiko Txakolina y la corporación para el desarrollo del medio rural y marino HAZI, pretendía promocionar y fomentar los productos de la tierra. “Yo solo soy un titiritero del vino y utilizo varias herramientas para divulgar la viticultura. Las catas son a veces demasiado serias y queríamos mostrar tanto el txakoli como el vino de otra forma”, explicó Garaizabal.

El concurso buscaba impulsar los productos de la tierra

Él mismo fue descubriendo a los 60 “afortunados” participantes los secretos básicos para descubrir la esencia del txakoli y el vino: el color en el ribete, el aroma, el posgusto... “Tened cuidado con la nariz, que los vascos tenemos fama de tener mucha nariz” bromeó mientras enumeraba los consejos para ser un buen catador.

Hubo quien no necesitó sus recomendaciones porque entre los participantes, además de comparseros con poca o ninguna idea de caldos, había personas ligadas al mundo de la viticultura. De hecho, Maite, ganadora del concurso junto a Lander, trabaja como enóloga desde hace una década. “Me muevo mucho por el País Vasco, Navarra, La Rioja y Aragón. No ha sido una victoria fácil pero ha servido para que mi compañero se introdujera en el mundo de la viticultura”, aseguró humilde tras hacerse con el premio: 61 botellas de txakoli de Bizkaia.

El segundo premio fue para los comparseros Eduardo (Zaratas) y Jone (Hontzak). Ambos cursan en la Escuela de Hostelería de Artxanda un curso especialista de sumilleres de dos años de duración. El resto tuvo que conformarse con pasar una buena mañana. “No voy a beber más vino” zanjó irónicamente un participante que se fue de vacío, ya con la mente en su próximo katxi de kalimotxo.

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