Del ‘resort’ con piscina a la sala de espera: ¿cuándo hay que ir a urgencias y cuándo un buen botiquín basta?
A veces una quemadura solar no se cura bien en casa y una herida que parecía definitiva se puede atender rápidamente en el hogar. ¿Qué hay que saber para actuar correctamente?
Si abusamos o no de los servicios médicos de urgencias es un debate de calado. Mientras algunos doctores se lamentan de que acudimos por asuntos leves a un servicio a menudo colapsado (un grupo de facultativos lanzó en Twitter la campaña #abusuarios para describir a este perfil), otros, como el médico jubilado Juan Gérvas, coautor del libro La expropiación de la salud (Libros de Lince), opinan diferente. “Una persona viene a consulta porque tiene un sufrimiento. Llamarle abusuario me parece un insulto a su sufrir”, argumenta Gérvas. Así que, en la estación de las quemaduras solares, las picaduras de mosquitos y los tropezones lejos de casa, no está de más plantearse que hacer ante el primer contratiempo (que haberlo, lo habrá). ¿Cuándo hay que salir pitando a un hospital y en qué casos es mejor tirar de botiquín?
Los tres caminos que siguen a un resbalón
Entre los accidentes más típicos del verano se encuentran las caídas, según recoge un informe de Seguros Santa Lucía. Uno se anima a hacer surf, rafting o, sencillamente, potencia su espíritu senderista. “En estos casos, lo mejor es llamar al 112. Allí te guiarán sobre cómo actuar y te darán la asistencia oportuna”, aconseja Jonatan Miguel Carrera, miembro del grupo de Urgencias y Emergencias de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia. Entre las señales que pronostican que se necesita atención urgente figuran el “mareo tras el traumatismo, un golpe en la cabeza, la pérdida de conocimiento, que el paciente esté recibiendo un tratamiento anticoagulante, tenga dolor intenso, imposibilidad de mover algún miembro o una deformidad”.
Para contusiones leves, bastará con ir a Atención Primaria, prosigue el también médico de familia del Centro de Salud Vilalba (Lugo), que anima a no volverse al hotel o apartamento con la más mínima duda: “Nuestra función es la de resolver temores”. Y si hay herida o sangrado, depende de la profundidad del corte: “Lavando con agua y jabón y aplicando un antiséptico, suele resolverse en casa. Pero si la hemorragia no cesa y vemos que los bordes del corte están muy separados, habrá que dirigirse a un centro sanitario o llamar al 112”, dictamina María Esther Gorjón, responsable de enfermería de la Sociedad Española de Medicina de Emergencias. Patxi Bueno, enfermero y director de formación del Centro Médico Pamplona, apostilla: “Para una desinfección doméstica, recomiendo Cristalmina. El alcohol solo ha de emplearse para higienizar material o lavar las manos si no hay agua y jabón”.
Atrapado en el WC
Comer a todas horas fuera de casa, en un ambiente de humedad y altas temperaturas, tiene un precio, más allá del que marca la cuenta del chiringuito: la temida gastroenteritis por intoxicación alimentaria. Si los vómitos o deposiciones van acompañados de sangre o moco y huelen muy mal, al hospital, zanja Gorjón: “Así como si hay fiebre, no se tolera la ingesta de líquido, uno siente síntomas de deshidratación (sequedad severa en piel y boca, mareo al levantarse, ojos hundidos...) o se es paciente de diabetes”. Cuando el trastorno es liviano, bastarán dos o tres días para recuperarse por completo, aunque los expertos recomiendan una visita, en todo caso, al centro de salud más cercano. Y sorbitos recurrentes a una bebida isotónica...
¿Quema, pica, escuece? Es que no es lo mismo...
Ningún lector de esta revista olvidaría embadurnarse en protector solar antes de tumbarse al sol, pero por si le pasara a un amigo de un amigo, he aquí la hoja de ruta de la enfermera: “Hay que ir a urgencias si aparece fiebre superior a 38 o, dolor de cabeza intenso, confusión y escalofríos, quemaduras extensas con ampollas, signos de infección con supuración líquida blanquecina o enrojecimiento exagerado y mal olor, o no hay mejora a partir de las 72 horas”. Para casos leves (aquí alguno quizá si se siente identificado: igualmente, mal), el doctor Carrera anota: “Se puede tomar un analgésico. Y es recomendable beber abundante líquido, refrescar la piel y aplicar crema hidratante. Conviene evitar tocar las pequeñas vesículas que hayan podido formarse”.
Al igual que el funambulista tiene más precaución cuando hace su espectáculo sin red, parece razonable ser más cauteloso cuanto más debilitada está nuestra red de seguridad (amigos, familia). Es decir, en vacaciones y lejos de casa.Jonatan Miguel Carrera, médico
Sobre picaduras de insectos, depende. Muchas suelen calmarse en casa si se lavan y se aplica frío en ellas. Pero si hay reacción alérgica (erupción generalizada, lesiones de tipo habón, hinchazón facial...) corre al hospital. Para retirar una garrapata, lo mismo (nada de aplicar éter, barniz o laca de uñas, aunque lo diga Google). Y si sospechas que el bocado te lo ha dado un escorpión (en la península Ibérica habitan dos especies: amarillo y alacrán), coge un taxi rumbo a urgencias; el veneno no suele ser mortal, pero requiere de evaluación médica. Para pruritos persistentes de picaduras discretas, rebusca en la farmacia: las lociones de calamina o amoníaco suelen calmar bastante. “Remedios caseros como poner barro en la lesión no funcionan”, apunta Bueno.
Para saber lo que no debe faltar en el botiquín veraniego sigue leyendo este reportaje y muchos otros en el nuevo número de BUENAVIDA, que regresa mañana al quiosco, gratis, con EL PAÍS.
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