Nos metimos de lleno en lo peor de la riada. Me puse a nadar con todas mis fuerzas, pero era imposible avanzar. Fue tan complicado que pensé: “Tiene narices que vaya a morir en una riada al lado de Navalcarnero”
La llegada de las compañías de bajo coste y, naturalmente, la dura competencia del AVE pusieron fin a una época dorada y obligó a hacer cambios en la compañía
Durante un tiempo, ya rehabilitado, echaba de menos las dosis de adrenalina: 'Entonces para calmarme me iba al Parque de Atracciones y me montaba en la lanzadera'