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Tecnología divina

El pintor Esteban Núñez inventa un retablo eclesiástico que funciona por ordenador

¿Se habría atrevido Miguel Ángel Buonarotti a aplicar la realidad virtual a los frescos de la Capilla Sixtina? ¿Es posible imaginar a Moisés sosteniendo un pequeño disco de ordenador con los Diez Mandamientos? A pesar de las históricas reticencias, la Iglesia parece por fin dispuesta a reconciliarse con la modernidad para aprovechar las ventajas que la cibernética puede aportarle. La informatización de las campanas de la catedral de la Almudena, la aplicación de la mercadotecnia publicitaria para animar las donaciones de sus fieles e incluso el uso del karaoke por parte de algún atrevido párroco han demostrado a la Iglesia que la fe no está reñida con las nuevas tecnologías.Animado por esta apertura, un pintor manchego, madrileño de adopción, Esteban Núñez, de 44 años, ha ideado, tras siete meses de investigación pictórica y técnica, un retablo que puede revolucionar la iconografía religiosa. Se trata de un mecanismo electrónico que permite la movilidad vertical de las imágenes, de forma que éstas se adapten a cada momento de la liturgia. Así, los fieles que se encuentren escuchando misa pueden seguir mejor el desarrollo de la ceremonia visualizando los distintos pasajes de los evangelios o de la vida de los santos que aparecen en el retablo. El lo define como "una especie de banco de imágenes que gracias a un sistema de ordenador admite infinitas combinaciones".

No es la primera vez que este ecléctico pintor se siente atraído por la imaginería religiosa. A finales de los setenta realizó los artesonados y murales del parador nacional de Almagro (Ciudad Real) sobre la vida de san Francisco de Asís, un trabajo que le llevó dos años y en el que inmortalizó el rostro de sus amigos y de él mismo en las caras de los santos del mundo franciscano. En esta misma ciudad realizó junto a los pintores Pao Hue (China) y Riusi Sato (Japón) el techo del teatro principal donde se celebra todos los años el Festival de Teatro. En Madrid ha decorado varias galerías, hoteles, librerías y trabajó durante unos años como profesor en la escuela de arquitectura del CEU.

Esteban Núñez critica el vacío iconográfico de los templos que se construyen en la actualidad, consecuencia de la desaparición del papel protector que la Iglesia católica desempeñaba con los artistas en épocas pasadas: "La falta de mecenazgo simplifica y abarata los templos, pero también reduce la riqueza artística en el interior de las iglesias, donde tradicionalmente se han encontrado los grandes tesoros del patrimonio artístico español.

Las imágenes que aparecen en el retablo representan la Última Cena, vista desde el sitio de Jesucristo, obra en la que el artista ha realizado un exhaustivo estudio de las diferentes últimas cenas de la historia de la pintura, así como del rostro de los apóstoles según el libro del historiador alemán Otto Hophan.

Este artista en busca de un mecenas, considera que la originalidad artística de su obra y su complejidad técnica necesitan de un gran escenario donde exhibir sus cualidades: "Una capilla de la catedral de la Almudena, algún templo en restauración o el monasterio de una orden religiosa serían los mejores lugares donde situar la obra". Y ya que el proyecto le parece costoso y complicado técnicamente, no duda a la hora de buscar una entidad, fundación o banco que lo financie para que su retablo pueda ser visto por los madrileños.

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