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Reportaje:LOCAS POR EL FUTBOL

Forofas con faldas y pasión

Hinchas madrileñas se gastan hasta 700.000 pesetas al año por seguir a su equipo

Hay quien no necesita la belleza de Valentino, ni la tierna dureza de Bogart, ni el humor intelectual de Woody Allen para levantar pasiones entre las mujeres. Y si no que se lo pregunten a Concha Mejía, una madrileña de 75 años que no titubea al confesar: "Sí, hijas mías, yo, en la cabecera de mi cama, tengo a Jesús, pero no -al Nazareno, sino a Jesús Gil". Concha forma parte de un grupo de veteranas forofás del Atlético de Madrid, de edades comprendidas entre los 56 y los 82 años, cuya dedicación al equipo es ejemplo de lo que puede ofrecer al fútbol la participación femenina.

Además de entusiasmo, cada una de ellas asegura gastarse un cuarto de millón de pesetas al año para seguir al Atlético. Pero esta afición, que va en aumento, no lo es todo. Madrid cuenta también con 10 árbitras profesionales y 11 equipos de fútbol femenino.El balompié, por mucho que se resistan los incrédulos, ha dejado de ser exclusivamente cosa de hombres, aunque en algunos campos, como el del Rayo Vallecano, las mujeres no puedan entrar todavía al palco de la presidencia, y la publicidad se dirija unicamente al público masculino, como el eslogan que aparece insistente en la pantalla luminosa: "Ciripolen, de venta en los bares de este estadio".

Hembra y colorido

No parecen estos detalles, sin embargo, corresponder a la filo sofía del presidente del club rayista, José María Ruiz-Mateos, quien se declara dispuesto a ce der su cargo a una mujer: "A los de Vallecas les encantaría, por que aquí son machos íntegros, auténticos machos hispanos. Yo, desde luego, prefiero que venga la hembra al estadio y que el va rón se quede en casa haciendo las tareas domésticas. La asistencia femenina le da al campo, como a las plazas de toros, más colorido, otro ambiente, otro encanto....".

Empeñado en dejar clara su postura, el empresario jerezano echa mano de sus reservas religiosas: "Fijaos, Jesucristo es Dios, Dios es infinitamente sabio, ¿a quién escogió para salvar a un pueblo? ¿A san Pedro? ¿A san Pablo? ¿A Santiago? No, escogió a una mujer. Y Dios sabe lo que hace".Se ponga como se ponga Ruiz-Mateos, el caso es que de los tres clubes madrileños, el Real Madrid, el Rayo y el Atlético, es este último el que más puede presumir de feminista. De los tres es el único club que tiene asesoras en su consejo de administración. La afición femenina rojiblanca tampoco es escasa, y, a juzgar por los testimonios recogidos, más genio y figura es poco probable que pueda encontrarse en las filas masculinas.

"¡Hombre, claro! Las mujeres somos tan entusiastas o más que los hombres", corrobora Concha Mejía, de 75 años, atlética de toda la vida y voz cantante de la pandilla de forofas más conocidas que tiene el Atlético.

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"Venimos a todos los entrenamientos, a todos los partidos. Le dedicamos todo el tiempo que podemos. Vivimos para el Atleti. ¡Ah!, y nos gastamos muchísimo dinero: un cuarto de millón cada una. Este año, por ejemplo, entre el abono y las acciones van ya casi las 700.000 pesetas", explica Mejía.

El Real Madrid, por supuesto, cuenta también con sus leales. Cora Gálvez, de 28 años, no se queda atrás en su afición, cuenta ella, "la he mamado en casa desde pequeñita". "En mi familia", recuerda, "tradicionalmente hemos asistido al campo, y, de hecho, era en el único sitio donde nos reuníamos al completo"

.Llorar

A pesar de que casi todas las hinchas aseguran acalorarse menos que los hombres en las discusiones sobre el fútbol, sus declaraciones desanimarían a cualquiera a llevarles la contraria en sus opiniones. "Discusiones serias por este tema sí he tenido. Concretamente con mi padre, y a causa de un entrenador, que a mí no me gustaba y a él sí. Estuve a punto de terminar llorando", declara Myriam Gil, hija del presidente del Atlético.

Poco acostumbrados a que las mujeres defiendan con tanto ahínco sus preferencias en este terreno, más de un aficionado se muestra reacio a su participación.

"Mi mujer es muy revolucionaria", afirma Luis Álvarez, socio de la peña rayista El Cencerro. "Se mete con todo el mundo, y yo no, quiero salir mal con nadie", se queja. "Ellas gritan, insultan, y somos nosotros los que nos tenemos que pelear, y eso es lo que no puede ser. Yo soy de otra época. Mi mujer en el fútbol a mí no me ayuda nada, ¿comprende?". De todos modos, Álvarez permite a su mujer acompañarle, cuando el Rayo juega fuera, "pero cuando lo hace en casa ella se queda haciéndome la comidita mientras yo me relajo".

"Es que éste es uno de los socios más reaccionarios que tenemos se apresura a decir el secretario de esta peña, que cuenta con 156 socios, de los que una treintena son mujeres. Al secretario no le importaría en absoluto el que un día en los estadios hubiera más mujeres que hombres, pero reconoce que a algunos les costaría encajarlo, como a Álvarez: "Yo a lo mejor dejaría de venir. En realidad, éste es un deporte de hombres, y me parece fatal que vean a tanto tío en calzoncillos...

Ruiz-Mateos, sin embargo, piensa que las féminas pueden hacer milagros por el fútbol. No en balde la patrona del Rayo es la virgen del Carmen, "a la que yo le rezo para ganar". Aunque tras esta vehemente defensa de la afición femenina se trasluce, deformación profesional, probablemente, su permanente interés como empresario. "La mujer puede traer fórmulas nuevas, iniciativas. Por favoooooor... ¿Habrá algo más original y creativo que una mujer lista, avispada, profunda, con chispa ... ? El Rayo las necesita, que vengan al campooo... a ver si logramos superar la deuda atrasada".La directiva rojiblanca, Concha Fernández, cree a pesar de todo que el machismo en el fútbol, al menos en este sentido, prácticamente no existe. "Yo me acuerdo que cuando era joven, el hecho de que te gustara el fútbol era una cosa, si no mal vista, al menos rara. Esto ya no ocurre. En el club me siento como cualquier miembro del equipo. El único inconveniente es que no bajamos a los vestuarios, un poco por respeto".

La erótica del fútbol. es otro de los atractivos, de este deporte, a juicio de Cora Gálvez. "Si una mujer es realmente femenina, le gusta un hombre hecho y derecho, y el fútbol, como el rugby, son deportes de cierta dureza, donde hay que luchar duro para ganar. A la mujer le gusta que un hombre le demuestre de verdad lo que vale", aunque advierte enseguida que "yo nunca he ido a un estadio porque me gusten los jugadores fisicamente. Me gustan sólo si son buenos técnicamente".

Rivalidad

"Yo no soy antiatlética, pero sus aficionados no son atléticos; son, sobre todo, antimadridistas. Tengo compañeros en el trabajo que si el domingo pierde el Atleti no vienen a trabajar, pero si pierde el Real Madrid se pasan el día restregándotelo. Son de lo más desagradables. Y encima, ¿qué ha hecho el Atleti? Nada, no han hecho nunca nada", asegura Cora Gálvez, que insiste, por otra parte, que ella no es antinada. "Los del Madrid estamos más pendientes de lo que hacemos nosotros que de lo que hagan los demás".A Cora la tendría que oír Concha Mejía si se vieran las caras. "Pero si la mayoría de los del Madrid son aficionados de periódico, si no se gastan un duro en ir a los partidos, son unos ro ñas...", les recrimina Mejía.

"Nosotras, además de venir al campo, compramos todos los periódicos, el As, el Marca, vemos los programas deportivos, y yo escucho toda! las noches El larguero, me duermo con la radio debajo de la almohada. Si es que no entienden. Yo discuto con los del Madrid y les gano, pero no porque sea vieja, sino porque saben que soy del Atleti y no tienen na que hacer, ¡no te digo!".

La mujer de Jesús Gil, Marián, que dice que vá a todos los partidos del Atlético, desplazamientos incluídos, es más conciliadora y desmiente la rivalidad: "¿Te quieres creer que yo siento que el Real Madrid pierda cuan do juega en el extranjero? ¿Por qué razón no voy a desear que gane?".

Árbitro, por favor

El léxico es siempre una fuente de conflictos. Mientras que cambiar una o por una a ha traído de cabeza a ministras o concejalas, las seis mujeres entrevistadas, que cada domingo se visten de negro para poner orden en un campo de fútbol cualquiera, insisten con una sola voz: "Árbitras, no. Árbitros, por favor".En la región hay 600 hombres y sólo 10 mujeres para dirigir los 800 partidos que se juegan a la semana. De esa decena, tan sólo una ha saltado a Segunda División. Su rasgo común es la juventud -pocas sobrepasan la veintena- y su pasión innata por el fútbol.

Sus problemas empiezan en la familia. Los padres, en algunos casos poco aficionados al fútbol, creen que sus hijas sufren una especie de chaladura pasajera. Esperan que la llegada de un novio pondrá las cosas en su sitio. Y si no confían en los hombres, que sean los insultos y las burlas del público los que les devuelvan la cordura. Lo malo es que el tiempo les suele dar la razón. Pero las seis chicas entrevistadas no se rajan.

"Lo primero que piensan los jugadores es: 'Mira, una mujer, vamos a reírnos de ella'. Entonces recuerdas que la que manda eres tú y logras que la gente te traiga sin cuidado", afirma Marimar, que lleva pitando dos años. Por lo general, acallan el pitorreo inicial con una aplicación a rajatabla del reglamento. "No hay partido que se salde sin expulsiones. Llevo una media de dos por partido", reconoce Nuria, con 17 años. "Las madres son las peores. Si su hijo tropieza o se resbala, te empiezan a dar unas voces increíbles", apunta Yolanda.

bálsamo. Conchita Amancio salió de las filas del Olímpico de Villaverde -uno de los equipos históricos- para ir a Italia como profesional cuando en España no había reconocido ofcialmente este deporte.

Mayte se queja de que Madrid es donde hay menos ayudas, pese a ser la primera potencia de fútbol femenino. "El año pasado recibimos ciento y pico mil pesetas de subvención". Una cifra desorbitada cuando un equipo en sus desplazamientos se gasta cerca del medio millón.

El patio ya no es de los chicos

A Conchita Flores no le gustaban las muñecas. Cuando salía al recreo y le daba al balón "estaba mal vista, porque el patio era de los chicos y rápidamente te llamaban marimacho", dice. La espina se la sacó en un despacho de la Federación Madrileña de Fútbol Femenino, creada en 1980,, cuando se dio el visto bueno a este deporte."Siempre recuerdo las palabras del padre Caponata", afirma Conchita, "un agustino metido de lleno en el fútbol, Él decía que a los ocho años las chicas tienen mejor coordinación con el balón que los chicos. Sólo es cuestión de trabajarlas". Cualquiera de las jugadoras de los 11 equipos madrileños podría recitar, sin embargo, un rosario de agravios, problemas e incomprensiones: la mala uva de los calificativos, la negativa de los padres, las Botejara, presidenta de la Federación Madrileña.iras del novio y las mofas de una afición que "sólo va al campo para verte las piernas", afirma Mayte

Cantera existe, pero es anónima. España exporta jugadoras a Europa. La tradición futbolística de Italia, Alemania, Suecia, Portugal o Bulgaria ha sido para muchas pioneras españolas un bálsamo. Conchita Amancio salió de las filas del Olímpico de Villaverde -uno de los equipos históricos- para ir a Italia como profesional cuando en España no había reconocido ofcialmente este deporte.

Mayte se queja de que Madrid es donde hay menos ayudas, pese a ser la primera potencia de fútbol femenino. "El año pasado recibimos ciento y pico mil pesetas de subvención". Una cifra desorbitada cuando un equipo en sus desplazamientos se gasta cerca del medio millón.

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