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¿Qué han hecho los romanos por las series?

Más allá de ‘Roma’, ‘Justo antes de cristo’, los documentales de Mary Beard y la clásica ‘Yo, Claudio’, la televisión no ha tenido mucha suerte con los romanos. Dos novedades sobre Livia, la primera emperatriz, pueden solucionarlo

Aitana Sánchez Gijón, caracterizada como Julia Mesa en la serie 'El corazón del Imperio'.
Aitana Sánchez Gijón, caracterizada como Julia Mesa en la serie 'El corazón del Imperio'.MOVISTAR+
Guillermo Altares

En la primera temporada de Roma, la gran serie de HBO sobre el final de la República romana, el legionario Tito Pullo, un tipo amoral, bastante poco reflexivo (por no llamarle descerebrado) y a la vez leal, simpático y valiente, confiesa ante Julio César y Marco Antonio que se ha encontrado por casualidad con un carro lleno de oro, que ha robado y enterrado cerca de la vía Flaminia. Se trata de un tesoro que les va a permitir ganar la guerra civil en la que están inmersos. Pero Julio César decide no castigar a Pullo: “Legionario”, le espeta, “eres un ladrón y un estúpido. Pero nos has servido bien en el pasado y te dejaremos ir sin castigo. De hecho, te vamos a recompensar. La fortuna te ha tomado claramente por su aliado”. Sin embargo, a pesar de algunas contadas excepciones, como esta maravillosa serie que tuvo entre sus guionistas a John Milius, la fortuna no ha tenido a la televisión como aliada a la hora de narrar historias de romanos.

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Para todos aquellos que deseen cumplir con la venerada tradición de ver peplums en Semana Santa y no quieran repetir por enésimo año consecutivo La túnica sagrada, Ben Hur, Espartaco o incluso La vida de Brian, la lista de series decentes de romanos es bastante corta: la estupenda comedia española Justo antes de Cristo, que emite Movistar+ y que cuenta con dos temporadas de seis capítulos cada una; los documentales para la BBC de Mary Beard, profesora de Cambridge y premio Príncipe de Asturias de Humanidades, disponibles en Filmin y Movistar+; y, claro, Roma, cuyas dos temporadas se rodaron en Cinecittà y se encuentran entre las obras maestras de la pequeña pantalla.

Además, siempre nos quedará Yo, Claudio, la inolvidable serie de Herbert Wise para la BBC basada en las novelas de Robert Graves que, junto a Retorno a Brideshead, inauguró en los años setenta una nueva era para la televisión. Todavía puede verse en Filmin y comprobar la certeza de lo que escribió el helenista y experto en novela histórica Carlos García Gual sobre ella: “Se trata de una serie televisiva de notable fidelidad y gran éxito, en justo homenaje a la agudeza psicológica y el talento escénico del novelista”.

Es posible que en los próximos meses la fortuna cambie y mejore el panorama. La cadena británica Sky ha anunciado esta misma semana que estrenará en mayo Domina, una serie sobre Livia (58AC – 29 DC), la esposa de Augusto y una de las mujeres más poderosas y fascinantes del mundo clásico. Será interpretada por Kasia Smutniak, que no lo tendrá nada fácil para superar a Siân Phillips que encarna al mismo personaje en Yo, Claudio. La fama de la primera emperatriz de Roma va mucho más allá de los césares: la madre de Tony Soprano se llama precisamente Livia en homenaje a aquella mujer fuerte, que tuvo que sobrevivir en un despiadado mundo de hombres y que ha sido descrita tradicionalmente como malvada y envenenadora.

Movistar también está preparando un prometedor proyecto de romanos, El corazón del imperio, que se estrenará a lo largo de este año. Creada por el escritor Santiago Posteguillo, autor de novelas ambientadas en la antigüedad que han conseguido un éxito considerable, la serie quiere narrar la historia de Roma a través de nueve mujeres relevantes con un amplio reparto: Aitana Sánchez-Gijón, Sandra Escacena, Erika Sanz, Alba Luna, Carolina Garrido, Inti el Meskine, Jennifer Bucovineanu, María Granada y Joana Pastrana.

Curiosamente El corazón del imperio tiene también a Livia Drusilla entre sus protagonistas y también pretende alejarla de una leyenda negra que hunde sus raíces en la antigüedad. Su biógrafo Anthony A. Barrett cuenta en Livia. First lady of Imperial Rome que, ya en el siglo V, el autor cristiano Prudencio le lanzó despiadados ataques en una diatriba contra el paganismo. “Claramente, en los días finales de la antigua Roma, cinco siglos después de la muerte de Livia, su nombre era una fuerza poderosa entre el pueblo y era admirada y respetada”, escribe Barret para explicar los descalificativos vertidos contra ella. Que el estreno de estas dos series vaya a coincidir en el tiempo dos mil años después de su fallecimiento demuestra que Livia ganó y perdió Prudencio.

Pero mientras los hados traen estas series –la de Sky no tiene además fecha prevista de llegada a España–, habrá que conformarse con los clásicos citados o dejarse llevar por productos más o menos aceptables: Romulus (HBO España) narra –en latín– el nacimiento de Roma y es una creación de Matteo Garrone (Gomorra); Britannia (HBO) es capaz de desesperar al más paciente admirador del mundo romano; las tres temporadas de El imperio romano (Netflix) mezclan las reconstrucciones de época con declaraciones de historiadores para narrar las vidas de Calígula, Julio César y Cómodo; y Spartacus (Netflix) ofrece un espectáculo desconcertante, que reúne el sexo y la violencia a cámara lenta con la música heavy (y tiene sus fans).

Con la misma mezcla de erudición y entretenimiento que ofrece en sus libros, las series de Mary Beard para la BBC son auténticas joyas. Cómo vivían los romanos, Los secretos de Pompeya, Roma: un imperio sin límites y Calígula resultan documentales realmente instructivos. Su interés va más allá del indudable carisma de Beard, porque ofrecen una versión provocadora, novedosa y cercana del mundo romano. “No queremos olvidar lo que somos”, señaló en una entrevista. “Europa no solo viene de Roma o Grecia, está formada por muchas más influencias; pero sería muy grave que perdiésemos la capacidad de leer a Virgilio en latín, perderíamos algo muy profundo si eso ocurriese”. Mientras nos ponemos con La Eneida, Roma, Yo, Claudio o Justo antes de Cristo resultan buenos aperitivos.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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