_
_
_
_
_

'Yo, Claudio', el triunfo de la inteligencia

Guillermo Altares

Responder a la pregunta sobre cuál es el momento más importante de la historia de la humanidad abriría un debate bizantino e interminable. Depende, primero, de la visión que uno tenga de la humanidad y, por lo tanto, de lo que se considera importante o no. También del concepto que tengamos de la historia y de lo que significan las herencias y la continuidad entre los siglos. Es evidente que el momento más importante de la historia de la humanidad es el nacimiento de la especie Homo (un momento que duró muchísimo tiempo, por otro lado); pero también puede ser para un español la Guerra Civil o para la generación que ronda los 40 años la muerte de Franco. Sin embargo, hay una época crucial cuya influencia sigue llegando hasta a nosotros casi a diario. Se trata precisamente del periodo en el que transcurre la serie de la BBC Yo, Claudio, uno de los mejores productos televisivos de la historia (sobre eso, en cambio, no hay debate). La serie basada en dos novelas del escritor británico Robert Graves (1895-1985), Yo, Claudio (1934) y Claudio, el dios, y su esposa Mesalina (1935), relata el reinado de Augusto y la sucesión de emperadores que le siguieron a través de una autobiografía ficticia de uno de ellos, Claudio. Augusto fue el hombre que acabó definitivamente con la República Romana, que sentó las bases –jurídicas, militares, administrativas, morales– del Imperio y bajo cuyo mandato nació en Galilea el fundador de una nueva religión que fue crucificado bajo el reinado de su sucesor, su hijastro Tiberio.

Yo, Claudio ofrece una magnífica descripción de los entresijos del poder en ese momento crucial, basada en un inmenso trabajo de documentación, pero también una reflexión inagotable sobre un tema que se repite a lo largo de la historia: la lucha por el poder. “Cumannari è megghiu ca futtiri / Mandar es mejor que follar”, dicen los mafiosos sicilianos. Seguramente, eso también lo heredaron de Roma. Pero, sobre todo, Yo, Claudio son dos personajes extraordinarios. Primero, Claudio, real pero también universal, el historiador tartamudo y con una marcada cojera, el estudioso que quería vivir apartado del poder y que, sin embargo, acabó siendo emperador y, sobre todo, el hombre que sobrevive a un momento de violencia extraordinaria (salir vivo de los reinados de Augusto, Tiberio y Calígula, perteneciendo a la familia real, era toda una hazaña) haciéndose el tonto cuando, en realidad, era el más listo. El segundo personaje clave de la serie es Livia, la mujer de Augusto, implacable, despiadada y, a la vez, tremendamente inteligente. Livia ha odiado siempre a Claudio, desde que era niño: le parece que ese ser al que considera contrahecho, deforme, gangoso, estúpido, no era digno de la familia de un dios (Augusto fue deificado en vida), aunque lo que más detesta en Claudio es que sea un republicano recalcitrante, que prefiera sus principios al bien de los suyos. En realidad, Claudio es casi el único ser normal de toda la familia (tal vez con su hermano Germánico), el único ser humano decente y empático, aparte de extraordinariamente inteligente.

El momento más impresionante, de la serie y de la novela, se produce cuando Livia, ya cerca del final de su vida, llama a Claudio para pedirle un favor que considera crucial: quiere que le garantice que la convertirá en una diosa. Su objetivo no es pasar la eternidad con Augusto, lo que quiere es no acabar pudriéndose en el infierno a causa de todas las maldades que, mantiene, el bien de Roma le ha obligado a cometer. Los pecados en cuestión son haber envenenado, entre otros, a su propio esposo. Claudio, al que Livia ha humillado e insultado durante toda su vida, acepta pero pone una condición: que le responda a todas sus preguntas sobre lo que hizo o no hizo, que le cuente todos sus asesinatos, que le ayude a atar todos los cabos sueltos. No es morbo: se lo pide un historiador que quiere conocer la verdad. La conversación acaba con la impresión de que Livia ha comprendido, por fin, que Claudio es cualquier cosa menos un imbécil.

Yo, Claudio se estrenó en 1976 y fue, junto a Retorno a Brideshead, una de las primeras series de calidad con un impacto global. También desató cierta polémica por su violencia (sobre todo en los episodios que transcurren bajo el reinado de Calígula), aunque más por lo que sugiere que por lo que realmente enseña. Pocas veces la televisión ha reunido a un grupo de intérpretes tan impresionantes –Derek Jacobi como Claudio, George Baker como Tiberio, Siam Philips como Livia, James Faulkner como Herodes Agripa– aunque, curiosamente, salvo John Hurt que encarnaba a Calígula, nunca volvieron a alcanzar un éxito similar en el cine, ni siquiera Jacobi (otra cosa es el teatro, de donde provenían casi todos). Su director, Herbert Wise, no ha vuelto a hacer, ni de lejos, nada tan bueno. La serie no ha envejecido nada; resulta increíble, sobre todo en estos tiempos de desbordantes efectos especiales, cómo la solidez del guion y de las interpretaciones hace invisible la falta de medios. Yo, Claudio es, en todos los sentidos, un triunfo de la inteligencia.

Yo, Claudio está actualmente disponible en DVD y en Filmin.

Yo, Claudio, el inolvidable emperador tartamudo. Artículo de Carlos García Gual.

* Esta entrada inaugura una nueva sección del blog, Series de siempre, que se publicará cada dos viernes y en la que diferentes periodistas recordarán clásicos de la televisión y series que, por un motivo u otro, muchos guardamos en nuestra memoria.

Comentarios

Gracias. La buscaré hoy mismo.
Es buenísima aún después de casi 40 años. Hasta los detalles: si uno desvía la mirada de la acción principal y se fija en los objetos, se da cuenta de que son reales o copiados de los de un museo. A Derek Jacobi lo maquillaron de anciano y lo clavaron, porque lo dejaron igualito a como es ahora. Sale en Más allá de la vida, de Clint Eastwood.
Puro teatro. Imprescindible verla en V.O.
La seguí en su estreno en TVE y me encantó. Cuando al cabo de unos años me casé, no compramos televisor y estuvimos un tiempo sin él hasta que me enteré que iban a reponerla. Sólo por eso, nos compramos la tele, porque no quería perdérmela. Es una obra maestra!
La serie me enganchó cuando la estrenaron (tendría yo unos 17 años) desde su primera escena, las bailarinas bailando para esparcimiento de la familia imperial mientras ellos cenan reclinados. Y durante el resto del espectáculo, mientras un viejo Claudio nos dice en "off" quién es cada comensal, comienzan a aparecer nítidamente las tensiones y luchas por el poder en la familia imperial. Y, tras ese comienzo inmejorable, la serie va y mejora. Poco más puedo decir.
y, por entonces, en esta España nuestra, series como Los pícaros, Fortunata y Jacinta, Los gozos y las sombras, Ramón y Cajal... Y, de la BBC, además de Yo, Claudio y Retorno a Brideshead, la muy excelente Calderero, sastre, soldado, espía (espero no haberme equivocado en el orden jajá) con un impresionante Alec Guinnes poniendo cara y alma al personaje de John Le Carré. Otra edad de oro de las series, sin ánimo de comparar
Completamente de acuerdo con el artículo! Inolvidable Derek Jacobi. Cada año vuelvo a esta serie, una, dos veces. La tengo en VHS y en DVD. La regalo cada vez que tengo oportunidad. Inolvidable sintonía. Y que nadie deje después de sumergerse en las novelas de Graves que la originaron. Cuando era niño, y en mi casa se oía la música con la serpiente sobre el mosaico, mis padres sólo tenían ojos para esa historia,. y yo junto a ellos. Todavía siento las sensaciones del capítulo en que conocí la crueldad extrema de Calígula.
Gusto leer un comentario de series de televisión anterior a Los Soprano, Mad Men o Breaking Bad, La cultura televisiva es corta y escasa, más si leemos a algunos bloggers que producen vergüenza ajena. Series británicas como Arriba y abajo, o norteamericanas como Las calles de San Francisco, Los casos de Rockford, Kojak o Twlight Zone son masterpieces casa una en su género. Cuando oigo los comentarios de los blogueros en el canal series me salen sarpullidos... Que cultura tan escasa y cuanta tontería.
Que se diga que las series de tv viven ahora su mejor momento,cuando tonterías como Juego de Tronos,Pérdidos,etc ,son maniqueas a más no poder y se tengan a las series de,por ejemplo,la bbc de los años 70 y 80 como jarrones chinos que están para mirar,como en éste artículo,cuando nos invade la nostalgia,denota la vulgaridad de la cultura en que nos estamos autosumergiendo hoy en día.
Fantástica BBC
Como bien dice Senecio no se puede decir que las series viven su mejor momento, creativamente hablando, cuando recuerdas series como la del artículo, o por ejemplo, Tinker, Tailor, Soldier, Spy, con un Alec Guiness inigualable. Es irritante leer muchas veces el supuesto nacimiento de las series como elemento de calidad con Twin Peaks, cuando en las islas llevaban bastantes años haciendo series, naturalmente con una materia prima en cuanto guiones quasi sin parangón, bastantes años. La utilización de adjetivos como maravilloso/a, grande, excelso/a, etc. en series de dudosa calidad como Lost, o Homeland es producto del poco criterio y lo vacuo de los argumentos utilizados, amén de un cierto rechazo a lo antiguo, cuando paradójicamente se encuentra casi siempre lo más moderno. No todos son Simon, y hasta gente como Sorkin pega patinazos, no digamos cuando los guiones son prestados de series como el SuperAgente 86, con la salvedad que aquella serie era de humor y algunos quieren hacer que parezca en serio.
[OJO SPAM] Genial elección, si bien no estoy conforme con lo que el autor considera el punto clave de la serie. A mi entender, tanto en la serie como en el libro, el momento fundamental que da sentido a todo es la conversación entre Claudio y su hijo, Británico, poco antes de la muerte del 'rey leño'. Es el momento clave: el viejo republicano propone a su hijo liderar la vuelta de la república, y Británico rechaza la oferta para enfrentarse a Nerón por el trono. "Ya nadie cree en la República, salvo tú". Es uno de los mensajes de Robert Graves en pleno momento de Entreguerras, el mensaje desolador que transmite el autor. Tanto en la serie como en el libro, Claudio es un idealista que lucha por su supervivencia y que, en un acto desesperado, trata de aportar algo al bien común. Pero como el sentido común es el menos común de los sentidos, los que se beneficiarían de esa aportación se lo niegan. Aún así, gran reseña.
A Peter Graves tuve la oportunidad de saludarlo e intercambiar cuatro palabras antes de su éxito con la serie.Era amigo de su hija Lucia casada con un gran batería de jazz (Ramón Farran), todo esto sucedía en el club de jazz de Porto Pi, una zona de Mallorca en la cual era cartero. Curiosamente la música fue la que me hizo conocerle,era un personaje alto e impresionante con su melena blanca.Como es lógico sigo teniendo sus libros y la serie.
Fantástica serie que recuerdo de cuando era un niño, y que hace unos años vi completa en DVD. Y de esa época hay una comedia "agria", "Caida y auge de Reginald Perrin", que es genial.
Serie mítica.
Lo cierto es que las series de televisión británicas son las mejores. Con diferencia. Independientemente del género. Excepcionalmente buenas. Quizá es por eso por lo que brillan por su ausencia en nuestra programación.
Recordar también otras series para la BBC del escritor Dennis Potter: Pennies from Heaven (1978), con Bob Hopskin en el papel principal, Blue Remembered Hills (1979), The Singing Detective (1989), esta última con una soberbia interpretación de Michael Gambon.
La lucha por el poder es la peor enfermedad mental que padece una parte del homo sapien. Para alcanzar el poder usan no solo la hipocresía y la mentira, usan sobretodo el disfraz "ideológico" para justificar y tapar sus crímenes. Tanto la política como la religión (no confundir con la religiosidad) representan el mejor telón de fondo del teatro social.
Yo recomiendo mucho leer el libro. "Yo, Claudio" tiene una prosa elegantisima y es maravilloso. Se deja releer tantas veces como quieras. Una mezcla entre cronica rosa de los Julio-Claudios y thriller. "Claudio el Dios y su esposa Mesalina" me parece un escalon por debajo pero un grandisimo libro. Curiosamente Graves los odiaba porque todo el mundo le conocia por estas dos novelas mientras que el se definia como poeta. Tiene decenas de tomos de poesia escritos y el pensaba al final de su vida que nadie se acordaba de ellos, solo de sus novelas historicas.Mis lecturas de 2013 http://dokodemodoorblog.com/2014/01/03/contador-de-libros-2013/
Ha sido leer "Livia" y se me ha ido la mente a Los Soprano.
La actriz galesa que interpretó el papel de Livia se llama Siân Phillips.
Sólo como rápido apunte al hecho de que, según el artículo, sólo John Hurt tuvo éxito en cine tras la serie, aunque parece que no muy duradero. Se ha olvidado el periodista de comentar la presencia de Patrick Stewart, que fue el nuevo capitán de Star Trek la Nueva Generación y en la saga entera de X-Men. Y también está John Rhys-Davis, el enano Gimli en toda la saga El Señor de los Anillos, así como en Indiana Jones En Busca del Arca Perdida y La Última Cruzada.
Era lo mejor de aquél tiempo, mostrando que la historia tiene muchos más recovecos que los simples manuales. Grande Robert Graves, sin él no hubiera sido posible.
Para mí el tema central en el libro es el amor de un padre hacia su hijo Germánico. Todos sus esfuerzos le llevan a alejar a su hijo del trono, y que sea Nerón quien herede y se corrompa.No gana Agripina, aunque lo parezca. En efecto Claudio es el más listo.
Estupendo y necesario artículo. Claudio se nos metió en el cerebro como una maravillosa droga. Desde entonces me chuto continuamente tanto con la serie como con los geniales libros de Robert Graves (Grande y Excelsa Narrativa, con mayúsculas), libros de cabecera junto a los de Salinger, el Retorno a Brideshead (otra magnífica serie británica) de Waugh, los Trópicos de Henry Miller, El Castillo de Kafka, todo Thomas Mann, la Rayuela de Cortázar y todo, todo Borges. Graves está en mi Panteón personal de los libros continuamente revisitados. Al final el deificado ha resultado ser el autor.Se echan en falta productos de ficción como esta serie, que aparte de ser una brillante lección de Historia es un auténtico compendio de Etica.
Es incorrecto decir que Tiberio sucedió a Claudio, de hecho a Tiberio (emperador cuando se supone se crucificó a Jesucristo) le sucedió Calígula que es el antecesor de Claudio.
Me la regalaron hace años por Reyes (pedida) y volví a flipar como cuando era niño. Y está rodada en decorados. Es teatro filmado. Sin grandes masas. Sin efectos especiales. Y a quién coño le importa, si la intensidad de lo que pasa en la pantalla lo eclipsa todo. Esa Livia, capaz de lleváselo todo por delante por allanar el camino de Tiberio al trono imperial (incluido Germánico, otro de sus hijos o al pobre Marcelo apenas un niño). Absolutamente de obligada visión.
Cualquier tiempo pasado fue mejor. Eso es lo que parecen decir aquí las eminencias en series para los cuales cualquier cosa que se hiciera cuando eran adolescentes o jóvenes es mejor que cualquier cosa actual. Es un rasgo humano, deformar el tiempo pasado y considerarlo como lo mejor que se ha vivido. Anclarse en cine de hace 50 años, música de hace 40 años, series de hace 30... Pero lo cierto es que vistos con la perspectiva actual muchos films de hace 50 años supuestas obras maestras se hacen insoportables hoy, la música de hace 40 suena rancia y las series de hace 30 por muy buenas que se supongan que son no enganchan. El mundo, la sociedad, las costumbres han cambiado pero tendemos a seguir considerando que esos mocosos creadores de hoy en día no tienen nada que decir, que lo bueno siempre fue lo de nuestra etapa más presuntamente feliz. No digo que "Yo, Claudio" no tenga calidad, que la tiene, pero no es una serie que se digiera muy bien según el ritmo narrativo actual. Todo lo contrario que las series actuales que sí tienen en cuenta los ritmos actuales. Con el tiempo estas también parecerán obsoletas como los pantalones de campana o los guateques, es lo que tiene el tiempo, lo deforma todo. Por cierto, si dorifero, si vas a poner el término inglés para definir "exclusiva", ponlo correctamente, "spoiler". Sino usa el término español.
La era de Oro de las series británicas, donde la calidad teatral lo era todo. De esa misma época es "Upstairs downstairs" que, espero, se reseñe también en esta columna...
Sin lugar a dudas, una serie excelente, en la que los diálogos y el buen hacer de los actores eran los absolutos protagonistas. Estaba rodada toda ella en decorados e interiores, pero no importaba lo más mínimo, como ya han comentado varios tertulianos aquí. Volví a verla hace poco tiempo y me gustó más que la primera vez, seguramente por estar mucho más atento esta vez a todo lo que se narra. Derek Jacobi, el protagonista (al que recientemente volvimos a ver en TV, en la serie Sangre y Acero, sobre la construcción del Titanic), está sencillamente magistral.Los ingleses acostumbran, ya desde hace bastante tiempo, a ofrecer series de gran calidad. Guardo muy buen recuerdo de otras producciones tan distintas como Arriba y Abajo, Sí Ministro (que al parecer encandilaba a la mismísima "férrea" Margaret Thatcher) o Alló, alló, una delirante serie cómica que nos retrotraía a la Francia ocupada por los nazis durante la 2ª Guerra Mundial, y que tenía la virtud de reírse absolutamente de todos los intervinientes, ciudadanos franceses, miembros de la resistencia, oficiales alemanes e incluso pilotos británicos caídos en suelo galo. Era una serie encantadora en la que no paraba uno de reírse a carcajadas.
No exagero si digo que he visto la serie completa 6 veces. El ritmo de la narración es alucinante y eso combinado con la impresionante actuación de TODOS los actores, (y mira que difícil conseguir eso) la hacen, a mi modesto entender, irresistible.
redonred tiene complejo de modernidad.
Para mi, la mejor serie televisiva que he visto, simplemente una obra maestra de esas que pueden revisarse sin que por eso deje de interesar. Una pena que obras de este calibre no se vean con mas frecuencia.
La series de hoy prestan más atención al envoltorio, a la belleza de los actores, a la música, a los efectos especiales que permite la informática. El contenido es secundario. Y Yo, Claudio, es al revés. Cierto es que parte importante de su mérito es la calidad de la novela de la que proviene, pero aún así, da igual si se ve que el palacio es de cartón piedra, o los protagonistas no vayan a ser contratados por L'oreal. En esa serie hay tanto talento, que te olvidas de todo lo demás.
Que grandes recuerdos me ha traido este articulo. Gracias
Gran análisis de esta serie inmortal, preludio de la gran serie de John Milius "Roma". Os recomiendo mi post de la misma, en la que hablo del polémico Milius y su gran creación: www.breakingmen.blogspot.co.uk/2014/02/de-conan-julio-cesar.html. Me encanta la idea que habéis tenido con Series de siempre. Os aporto mi análisis de Miami Vice por si os sirve de ayuda: www.breakingmen.blogspot.co.uk/2013/11/crockett-antivicio.html.
Perdonar es Robert no Peter ¿en quien estaría pensando yo? saludos a todos sus admiradores como lo sigo siendo de su herencia.
Que recuerdos.... Cuando era una cría mi madre nos ponía la serie de Yo Claudio para aprender la historia de Roma y nos hizo leer el Libro de Montanelli... aprendimos el Imperio Romano con tal intensidad que todavía lo recuerdo como si lo hubiera vivido..También recuerdo que para "desintoxicarnos" veíamos Jeeves and Wooster.. otra serie que me pareció magistral y que nos hacía reír sin parar...
Es una serie que sería interesante verla rodada nuevamente con los medios técnicos actuales. Cualquiera que haya leído los libros sabe de la necesidad de hacer elipsis en muchos capítulos del libro que en su momento eran imposibles de rodar en televisión.Otra pregunta de romanos es: ¿alguien se atreverá alguna vez con la serie de libros de Colleen McCoulough, que nos relata el periodo previo a Yo, Claudio?
Para mí que el blogero hace mucho que no ha revisitado la serie. Para los estándares de hoy es infumable. Teatro filmado al estilo TVE de los 70, pero en color. Por lo demás, no deja de ser un biopic -o quizá tres- que se permite un montón de licencias. Algo de información sobre la Roma de los Julio-Claudios da, pero nada más. En todo caso, nada comparable al Julio Cesar de Shakespeare, en cuanto a profundidad o sutileza. Ahora, los actores, particularmente -por este orden- Philips-Livia, Jacobi-Claudio y Hurt-Calígula, magníficos. Pero vamos, si la volvieran a poner en la TV, no la seguiría nadie.
Repase su inglés, redonred. "Spoiler" no tiene nada que ver con "exclusiva"
Yo vi esta serie Yo Claudio era una buena serie y contaba sobre (El Imperio Romano)...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_