Una tela que salva vidas de Berlín a Gotham City
Un tejido ignífugo desarrollado en los sesenta protege de accidentes laborales a miles de personas en todo el mundo
En caso de accidente en un circuito, una fina tela marca la diferencia entre la vida y la muerte. Ese delgado manto salvavidas, que reviste su mono de competición, está hecho de una fibra sintética ligera y muy resistente a las altas temperaturas. Se llama Nomex y fue desarrollada en los años sesenta por la multinacional química Dupont. Astronautas, y bomberos de todo el mundo lo incorporan en sus trajes. Y Batman también.
Lucius Fox, mano derecha del superhéroe en Wayne Enterprises, utilizó esta especie de nylon perfeccionado en el primer traje que lucía el hombre murciélago en la película Batman Begins (2005), de Cristopher Nolan: el Nomex survival suit (traje de supervivencia Nomex, en español). Una de tantas ocasiones en las que la ciencia ficción se vale de un invento completamente real. “La clave del Nomex está en su estructura, compuesta por fibras poliméricas —hechas a partir de plásticos— que a su vez están formadas por anillos moleculares que se repiten en cadena. Esto es lo que le proporciona una resistencia especial”, explica Alejandro Ureña, catedrático de Ingeniería de los Materiales de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
Esa unión molecular impide que la tela arda, se funda o gotee. La fibra es capaz de soportar hasta 305 grados centígrados durante unas 100 horas sin descomponerse. Aproximadamente la temperatura que alcanza la cara expuesta al sol del planeta Mercurio. “Al contacto directo con una llama —a 1.000 grados— el tejido se carboniza tras unos segundos pero no se adhiere a la piel”. Da un margen de entre cuatro y once segundos para que el profesional pueda alejarse del fogonazo. Los trajes de los pilotos de Fórmula 1 deben aguantar hasta 11 segundos sometidos a 840 grados según establece el reglamento, un poco más de la temperatura a la que llega una casa en llamas. La colisión de un bólido a 300 kilómetros por hora genera suficiente calor como para provocar la explosión del tanque de combustible y disparar la temperatura más allá de los 800 grados. Envuelto en llamas, el piloto dispone de esos escasos segundos para salvar la vida.
Cuarenta años de heroísmo
A principio de los sesenta la química Stephanie L. Kwolek y su equipo desarrollaron el Nomex en los laboratorios de la multinacional Dupont en Delaware (Estados Unidos). Esta licenciada en Ingeniería Química entró en el departamento de Investigación de la multinacional estadounidense cuando casi no había mujeres en el negocio y ascendió hasta dirigir su propio equipo. La década de los sesenta fue la más fructífera. Además del Nomex, la química de origen polaco y su grupo desarrollaron una fibra revolucionaria altamente resistente a los golpes que llamaron Kevlar. Con ella se fabricaron a partir de 1975 chalecos antibalas—que han salvado a más de 3.000 policías en Estados Unidos de acuerdo a las estimaciones de Dupont— y cascos de moto más flexibles y ligeros. Y también se utilizó para confeccionar los guantes de Batman.
Nomex tuvo tan buena acogida que durante las dos décadas siguientes se introdujo en la industria aeroespacial y en la alta competición automovilística. En los noventa, cuando los costes de fabricación bajaron, el uso se extendió al vestuario de protección de bomberos y equipos de rescate. Hoy Dupont continúa copando el mercado. “Otras empresas han desarrollado fibras similares de diferente calidad”, señala Ureña. El Teijinconex, la versión llegada desde China, tiene cada vez más presencia. De acuerdo con Alejandro Ureña, el precio actual de un metro de Nomex en Internet ronda entre 7 y 40 dólares (6 y 36 euros) y el de un metro de Kevlar entre 3 y 40 dólares (2,5 y 36 euros). El coste varía según el nivel de resistencia al calor. “Cada tipo de trabajo requiere distintas cotas de protección”, apunta.
Hoy bomberos de todo el mundo visten trajes con esta tecnología. Los de Berlín, en concreto, son los encargados de experimentar los avances que Dupont sigue incorporando al Nomex. Según la compañía, cada vez es más ligero, cómodo y gana segundos de resistencia a las llamas. Para lograr estas mejoras, los investigadores someten el tejido a temperaturas entre 800 y 1000 grados durante cuatro segundos para simular posibles situaciones de riesgo en la industria y ocho segundos para reproducir los peligros que asumen los bomberos, relatan desde la sede europea de Dupont, en la ciudad alemana de Hamm.
Todos contra el fuego
Uno de los trajes de los artificieros de los Tedax (Técnicos especialistas en desactivación de explosivos) de la Policía Nacional española contiene Nomex. También los uniformes de intervención de los bomberos de la Comunidad de Madrid incorporan este material compuesto. “Casi todos los parques de España utilizan este tipo de fibras en su vestuario desde hace 20 años. Una de sus ventajas es que es ignífugo por naturaleza, lo que impide que pierda sus propiedades con los lavados al contrario de lo que ocurre con los algodones tratados”, apunta Sergio Yagüe, oficial de los bomberos de la Comunidad de Madrid.
Los trajes de actuación de estos equipos constan de un tejido antidesgarro (ripstop en inglés) formado por una capa exterior de Nomex y una interna en la que uno de cada cuatro hilos es de Kevlar, el material antibalas. “Esto hace que aunque se carbonice la superficie expuesta por el contacto con las llamas no se deshaga el traje”, aclara Yagüe. Además de estos materiales, la indumentaria incluye una membrana impermeable, habitualmente de Goretex, y un forro interior que suele ser una mezcla de Nomex y viscosa fire resistant, para ganar comodidad. “Antes del Nomex, se usaba otro material parecido llamado Kermel. En los últimos tiempos han surgido otras alternativas interesantes como el chino Teijinconex y el PBI, que desde hace unos 15 años se utiliza en Estados Unidos”.
Gracias a estos tejidos, bomberos, policías, y militares pueden ejercer su trabajo con mayor eficiencia, ya sea adentrarse en un edificio en llamas, sofocar un incendio en un bosque o rescatar a las víctimas de un accidente. Además de luchar contra el crimen organizado en Gotham City.
Esta noticia, patrocinada por Banco Santander, ha sido elaborada por un colaborador de El País.
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