Los robots escaladores toman la sede del CSIC en Madrid
La estrella del encuentro es Roboclimber, el robot escalador más grande del mundo
Año 2035. Los robots son un elemento más de la casa y todo el mundo confía en ellos... Es el mundo que prevé la película que recientemente ha protagonizado Will Smith Yo, robot. En él las máquinas son esenciales para la vida cotidiana de los humanos, pero, por ahora, el uso de artilugios mecánicos e inteligentes en los hogares es, en el mejor de los casos, anecdótico. No se puede decir lo mismo de otros usos dados a la robótica, como los industriales.
Esta semana, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha reunido en Madrid a algunos de los mayores expertos del sector a nivel internacional, así como una exposición de la última generación de robots, destinados a desempeñar tareas para las que nosotros no estamos preparados o que resultan demasiado costosas.
Un robot es una máquina o ingenio electrónico programable, capaz de manipular objetos y realizar operaciones antes reservadas solo a las personas. Así es al menos como define la Real Academia de la Lengua a estos seres electrónicos, que están reemplazando cada vez más a los "humanos" en actividades duras, peligrosas o incómodas. El objetivo: mejorar la calidad de vida de la humanidad.
Por ahora se están utilizando mayormente dentro del área industrial y la investigación científica. Limpiar residuos tóxicos, detección de minas antipersona o la exploración espacial son actividades que ya realizan las máquinas. El beneficio que estos trabajos reportan resulta claro en algunos casos, pues evitan que el hombre arriesgue su vida en tareas que antes de los autómatas no podrían realizarse de otra manera. Pero el desarrollo de estas máquinas provoca por si sólo avances científicos positivos para muchos campos, sea cual sea el destino final del robot.
Lo explicaban los directores de todas los encuentros CLAWAR celebrados hasta el momento en su bienvenida a los asistentes al encuentro de Madrid.Afirman que gracias a las investigaciones en este campo se realizan descubrimientos e inventos en todas las tecnologías que participan en la creación de un robot: fuentes de alimentación, sensores, sistemas informáticos, diseño, técnicas de control o sistemas autónomos.
250 científicos de 26 países
La investigación a nivel mundial en esta área es amplia y los avances rápidos. Para poner en común los últimos hallazgos, el Instituto de Automática Industrial del CSIC acoge desde el miércoles en Madrid la séptima Conferencia Internacional del sector, en el marco de actividades de la red temática CLAWAR (acrónimo en inglés del proyecto Climbing and Walking Robots).
Los asistentes pueden ver las aplicaciones futuras de la investigación sobre robots en ámbitos como la exploración espacial o submarina, la conservación de recursos naturales y del medio ambiente, la agricultura, la construcción y reparación de buques o la realización de tareas domésticas. Además, pueden asistir a una exposición permanente de robots caminantes y escaladores y admirar en acción al mayor robot de este género, Roboclimber. A lo largo de los tres días que dura el congreso -finaliza hoy viernes- se han presentado hasta 118 ponencias firmadas por mas de 250 científicos procedentes de 26 países de todo el mundo.
Moverse con el sensor óptico de un ratón
Desde Italia, por ejemplo, han acudido a la capital de España Alfonso Isola y Michelle Casella, estudiantes de la Universidad de Catania, que mostraban con orgullo a Venon, un ingenio un poco más pequeño que una caja de zapatos capaz de moverse por paredes metálicas gracias a un sistema magnético que hace que el robot se adhiera a una superficie vertical.
Para moverse, Venon utiliza un dos tipos de sensores, ópticos y de inclinación. Cuando los primeros, situados en los laterales, detectan un obstáculo, el ordenador de la máquina -absolutamente autónoma- hace girar las ruedas con una rapidez inesperada. Una vez superado el obstáculo, el robot vuelve a la línea recta respecto a la vertical gracias a un sensor de inclinación, para seguir moviéndose por la pared siguiendo las indicaciones -si no hay más trampas en su camino- de la tecnología óptica de un ratón convencional que han instalado en la base del robot.
Isola y Casella explican que no es un ingenio muy complicado, pero para el profano resulta asombroso ver como el artilugio se mueve por la pared evitando lo que se le ponga por medio. Más complicados y meritorios son, según afirman otros inventos salidos de su Universidad, como Robovolc, una máquina del tamaño de un carrito de supermercado pero con una altura de unos 50 centímetros, pensada para introducirse en volcanes. Tras pasar por CLAWAE 2000 -que por cierto también se celebró en Madrid- tuvo su prueba de fuego en el volcán Etna (Italia) en septiembre de 2002.
Los dos investigadores italianos que han viajado a Madrid desde Catania descartan que su creación realice un trabajo similar, pero creen que con más desarrollo podría aplicarse en reparaciones de navíos, pequeñas tuberías inaccesibles para el hombre o para realizar trabajos en el interior de tanques con productos químicos peligrosos.
El Roboclimber
Al llegar a la sede del CSIC, llama la atención la presencia en el jardín de entrada al edificio principal de una especie de araña gigante de metal. Se trata de Roboclimber, un proyecto europeo en el que colabora el Instituto de Automática Industrial del CSIC, que aprovecha la tecnología desarrollada por la Agencia Espacial Europea para controlar a distancia un brazo robótico. El objetivo de este robot de 3.000 kilos de peso, que tiene una apariencia parecida a una araña gigante, es conseguir desarrollar la tarea de estabilizar construcciones en pendientes y laderas de cerros, por ejemplo, introduciendo barras de metal de 20 metros de largo en las zonas más inestables.
Además de los prototipos, en la exposición pueden verse en funcionamiento otros robot más pequeños, usados para la investigación en técnicas de inteligencia artificial, entre ellos cuadrúpedos, hexápodos, otros con dispositivos especiales para ascender por paneles verticales, e incluso pequeños robots de juguete. Los robots parecen más vivos que nunca.
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