El 23% de las familias sigue a sus hijos en redes sociales para vigilar y el 37% de los menores sabe cómo saltarse las ‘apps’ de control parental
Un informe de Save the Children encuentra una relación entre la exposición temprana a Internet y un mayor número de horas de consumo en los años posteriores durante la adolescencia
¿Qué estrategias siguen las familias para limitar o controlar la actividad de sus hijos en Internet? El 38% les explica los riesgos existentes; el 30% establece un límite de horas de conexión; el 25% les ayuda a actuar frente a posibles riesgos, y el 23% les sigue en sus cuentas de redes sociales. Son algunos de los datos del informe Derechos #sinconexión que Save the Children ha presentado este jueves, que muestra que casi el 50% de los progenitores consensúan normas de uso de los dispositivos digitales con sus hijos, pero que el 37% de los menores sabe cómo saltarse las apps de control parental instaladas en los mismos y que el 30% de ellos lo hacen “de manera efectiva”.
La encuesta, en la que han participado más de 3.300 chavales españoles de entre 14 y 17 años, arroja que el interés de los menores por su privacidad está más relacionado con “ganar libertad e intimidad respecto a sus padres”, que con mecanismos para la protección de sus datos personales. “Querer escapar al control forma parte de los códigos de la adolescencia, la ruptura con los progenitores, por lo que no podemos achacarlo a un nuevo hábito creado por la tecnología”, comenta Carmela del Moral, coautora del estudio y responsable de políticas de infancia de la ONG, que sí pone el foco en que la estrategia de seguirles en redes no está resultando efectiva. “Hay que tener más conversaciones, consolidar ese vínculo antes de que el adolescente empiece a usar las redes”, añade.
Casi el 58% de los participantes aseguró que utiliza Internet “de manera habitual” desde los 11 años, y casi 1 de cada 3 lo hacía antes de cumplir 10 —la OMS recomienda cero uso hasta los dos años, menos de una hora al día entre tres y cinco años, y menos de dos diarias a partir de los cinco años—. Casi el 67% de los adolescentes afirmó conectarse varias veces al día, y más de un 20% reportó estar “permanentemente conectado”. Las horas de conexión van aumentando con la edad: frente al 12% de los que tienen 14 años que se conectan más de 4 horas al día, un 21% de los 16 lo hace.
“Cruzando la edad de inicio y el tiempo de conexión posterior, podemos observar una clara relación entre la exposición temprana y un uso más intenso: el 25% de los adolescentes que pasan más de 4 horas al día en Internet son aquellos que empezaron a usarlo antes de los 10 años, frente al 12,9% de los que comenzaron a los 14 años o más”, apunta Del Moral, que señala que ese mayor consumo se debe a la incorporación temprana de formas de ocio o consumo online que se convierten en hábito. El 91% de los chavales reportó que la red que más usan es Whatsapp, seguida de Instagram (79,2%) y TikTok (74,4%).
Preguntados por las actividades a las que restan tiempo por el hecho de estar conectados, el 27,3% dijo que lo resta a la lectura, más del 30% afirmó que a los estudios (34,4% de los chicos y 27,3% de las chicas), cerca del 20% de dormir (20,5% de ellas, 14,9% de ellos), y un 17,3% al tiempo en familia. Sobre la “no conexión”, la mayoría manifestó que se produce porque no les es posible estar conectados, no porque decidan desconectar. “El único espacio claro de desconexión del móvil obligatorio son las clases, sin embargo, los adolescentes reportaron cómo el profesorado a veces es laxo, siendo posible, en ocasiones, que hayan visto series en sus horas de clase”, indica el trabajo.
Relacionado con los tiempos de consumo, el trabajo muestra que aquellos que pasan más horas conectados muestran unas tasas más altas respecto a la “incapacidad para superar dificultades”, “tener una visión negativa sobre la propia situación” o “dificultad para manejar problemas personales”. El 30,9% de los menores que se conectan más de 4 horas al día responden que “siempre o casi siempre” sienten que las dificultades se acumulaban tanto que no pueden superarlas, casi el doble con respecto a los que pasan menos tiempo conectados (18,9%).
“No podemos afirmar que existe una causalidad, pero sí que hay una correlación... esas dificultades pueden tener su origen en el hecho de estar expuestos frecuentemente a modelos irreales de vida y, por lo tanto, inalcanzables, y a la falta de empatía y deshumanización que acaban generando las redes sociales, ya que muchas veces se lanzan a reproducir dinámicas de comunicación tóxicas, como los insultos, que en su vida presencial no harían, y eso puede tener un impacto en su estado emocional”, explica Carmela del Moral, de Save.
Riesgos
El 36% de los encuestados afirmó que contacta con desconocidos a través de Internet (37,5% chicos, 34,2% chicas), y el 23% dijo que llevaría esa conexión virtual a un encuentro físico, con una diferencia significativa entre chicos (lo afirmó el 27,4%) y chicas (el 17,3%). Además, un 33% no cree que enviar fotos de carácter sexual sin permiso es o deba ser un delito, o no está seguro de que deba serlo (40% de ellos, 26% de ellas). Asimismo, el 43% no cree o no está seguro de que mandar mensajes de odio lo sea (50% ellos, 37% ellas).
Sobre el tema económico, más del 50% de los participantes dijo que compra online (un 30% más de chicas que de chicos), el 4% ha apostado y el 5% que ha jugado con dinero real.
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