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Una de cada seis personas en España pasa frío en invierno por no poder pagar la calefacción

El informe anual del ‘Estado de la pobreza’ arroja que en España hay 12 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social

El tiempo
El día más frío, hasta ahora, de 2023, el pasado 21 de enero, en la localidad de Calamocha, en Teruel.Javier Escriche (Europa Press)
Pau Alemany

Vivir en situación de pobreza es sinónimo de priorizar. Tener que elegir, día a día, mes a mes, entre poner la calefacción o pagar el alquiler a tiempo, entre reparar algún electrodoméstico averiado o irse una semana al año de vacaciones. A estas disyuntivas —y otras muchas— se enfrentan los más de 12 millones de personas que están en riesgo de pobreza o exclusión social en España, según el informe El estado de la pobreza, realizado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES) y publicado este martes, en el que se analizan distintos indicadores relacionados con la escasez económica. Y en esta priorización forzada, uno de cada seis españoles pasa frío en invierno por tener que renunciar a una climatización adecuada en su casa.

La tendencia en este indicador es al alza. En 2014, primer año en el que se recogieron datos, el 11% de las personas no podían afrontar el coste de una calefacción apropiada; en 2019, el porcentaje llegó a ser del 7,6%; y los últimos datos recogidos, referentes a 2022, elevan la cifra al 17,1%. El inicio de la invasión rusa a Ucrania, en febrero de 2022, encareció el gas en toda Europa por la dependencia del país exsoviético y duplicó su precio, según datos de Statista. El presidente de EAPN España y EAPN Europa, Carlos Susías, ha advertido de que “las personas en situación de pobreza” son las primeras en “sufrir las consecuencias de la emergencia climática”.

La temperatura media en invierno del año pasado fue de 7,4 grados en España, según la Agencia Estatal de Meteorología, mientras que la adecuada en una casa debe rondar los 18 grados. No tener una climatización apropiada tiene diversos aspectos adversos, que afectan especialmente a los niños. Y es que los hogares en los que viven menores tienen mayor riesgo de pobreza y exclusión (29,2%) que aquellos en los que no (22,6%).

Otro de los factores que obliga a las familias a rechazar una temperatura idónea es la cuota del alquiler. El gasto medio dedicado a la vivienda entre la población en situación de pobreza es del 39% de los ingresos del hogar, justo en el límite de lo que se considera un gasto elevado (el 40% o más). Además, se da la paradoja de que las personas en situación de pobreza se van abocadas a vivir en mayor medida de alquiler, ya que no pueden pagar la entrada inicial de una casa, aunque a largo plazo resulta mucho más caro que tener una hipoteca.

La climatización adecuada de la vivienda no es el único factor que se ven obligadas a rechazar las personas con menos recursos económicos. El informe advierte de que un 35% no puede afrontar gastos imprevistos de un mínimo de 800 euros, un 33,5% no puede permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año y el 5,4% no puede comprarse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días. Todo esto implica que prácticamente la mitad de la población española tenga alguna clase de dificultad para llegar a fin de mes.

Evolución positiva

La evolución de la tasa de riesgo o exclusión social AROPE (At Risk Of Poverty and Exclusion, por sus siglas en inglés) es positiva, aunque lenta. Del pico alcanzado en 2014, cuando se situaba en el 30,2% de la población, se ha bajado hasta el 26,3%. Pero el objetivo marcado en la Agenda 2030 es reducirla hasta la mitad con respecto a 2015, año designado para la evaluación de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, por lo que en 2022 el porcentaje debería ser cuatro puntos inferior (22%) al actual. El presidente de EAPN España y EAPN Europa ha incidido en que la pobreza es un “problema estructural” en el que hay que seguir trabajando, a pesar de los “resultados positivos de carácter general” que muestra el informe. Además, se constata un mantenimiento temporal sobre la desigualdad de género en los indicadores de pobreza y exclusión social. Mientras que hay medio millón de hombres pobres menos respecto a 2015, solo hay 61.000 mujeres que hayan salido de esta situación en el mismo periodo.

Los desequilibrios de la tasa AROPE entre comunidades se reflejan partiendo la península en dos. En el norte, el riesgo de pobreza y exclusión es menor, con comunidades como País Vasco o Navarra que rondan el 15%, mientras que en el sur ninguna comunidad baja del 30%, con Andalucía y Extremadura cerca del 40%. España no sale muy bien parada en la comparativa europea, ya que es el quinto país con una tasa de pobreza y exclusión social más alta de la Unión Europea, donde la media es del 21,6%. República Checa y Eslovenia lideran la clasificación, mientras que Bulgaria y Rumanía están a la cola.

Respecto a las desigualdades entre el 10% más rico y el 10% más pobre, se refleja una mejoría. En la actualidad, el primer grupo acumula 9,8 veces más dinero que el segundo, mientras que, en 2015, la diferencia era de 14,2 veces más. Cuanto más elevado sea el valor del indicador, mayor desequilibrio.

En el informe se destaca positivamente la intervención de la Administración del Estado en el sostenimiento de la calidad de vida de las personas mediante las ayudas económicas. De no ofrecer transferencias de ningún tipo, como la jubilación o el ingreso mínimo vital, el riesgo de pobreza —que es distinto a la tasa AROPE— pasaría del 20,4% actual a un hipotético 44,5%. En este sentido, Susías ha mostrado su preocupación por el “desnivel” que existe entre las personas que “tienen derecho a pedir la ayuda” y las que finalmente “la solicitan”.

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