Igualdad activará una ‘app’ para medir cómo se reparten las tareas domésticas

Fregar los cacharros del desayuno, hacer la compra y recordar un día después que faltó comprar pimentón, recoger la ropa tendida, cambiar el rollo de papel higiénico… Las tareas domésticas siguen siendo, mayoritariamente, algo de lo que se ocupan las mujeres. Según uno de los últimos informes de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), ellas dedican en España más del doble de horas a esas tareas que los hombres (cinco y dos, respectivamente). Con ese contexto, este martes el Ministerio de Igualdad ha avanzado que trabaja en una aplicación que medirá cuánto tiempo dedica cada persona en una casa a hacer ese trabajo. Aún no ha sido desarrollada y el proceso está ahora en licitación para ver qué empresa se quedará con el proyecto. Pero esperan que pueda estar disponible para este verano.

Lo ha explicado este martes Ángela Rodríguez, la secretaria de Estado de Igualdad, en Ginebra (Suiza), donde una amplia delegación del Gobierno, encabezada por Rodríguez, ha presentado ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) el IX informe que recoge los avances en los derechos de las mujeres en España de los últimos años. Desde allí ha explicado que esta idea parte del plan corresponsables, uno de los proyectos del Gobierno para que la igualdad llegue también al ámbito de los cuidados.

La secretaria de Estado ha recordado que “la corresponsabilidad en los cuidados y también el reparto efectivo dentro de las casas” sigue sin ser equitativo. “Las mujeres invertimos más tiempo en las tareas domésticas que los hombres”, ha añadido. Por eso, la idea es crear una aplicación para que se puedan contabilizar los tiempos que cada persona dedica a esas tareas y que Rodríguez ha comparado a las que se usan para repartir los gastos de un viaje, en las que varios usuarios tienen un grupo común y van apuntando lo que va gastando cada uno en gasolina, bebida o comida, por ejemplo. Al final del viaje, la aplicación hace la contabilidad y reparte cuánto debe cada uno a los demás.

Y no tendrá como objetivo únicamente medir el tiempo en el entorno de la pareja. También, ha dicho Rodríguez, en las familias al completo, por ejemplo: “Pensamos que es un ejercicio que se puede hacer en casa para repartir, entre hijos, hijas, padres, madres, o quienes vivimos con otros compañeros de piso o de vida, donde a veces también existen repartos desiguales”.

Para que eso sea real en la práctica, Rodríguez ha matizado que “habrá que ser audaces e inteligentes en el tipo de tareas que hacemos”, refiriéndose a las múltiples cuestiones a veces invisibles que también requieren tiempo, además de la llamada carga mental —el esfuerzo diario para recordar y hacerse cargo de lo que llamamos pequeñas cosas—. La secretaria de Estado ha puesto el ejemplo de recoger la cocina, “que puede suponer 20 minutos”, pero para lo que previamente alguien se ha tenido que ocupar de que “haya jabón para fregar o tiene que haber planificado la cesta de la compra”.

El anuncio ha sido solo una de las decenas de cuestiones que, durante más de cinco horas, la delegación española —formada por miembros del Ministerio de Igualdad, Interior, Justicia, Asuntos Sociales, Sanidad y Asuntos Exteriores— ha contestado ante las especialistas del comité de la ONU (22 mujeres y un hombre).

Desde 1983, España somete de forma periódica sus políticas feministas a examen ante la ONU, ante dicho Comité. Este año, y después de que en 2015 la CEDAW fuese crítica con España por los recortes en materia de Igualdad que había sufrido, Rodríguez cree que llegan “con los deberes hechos”.

Preguntas críticas

España, uno de los países con las leyes más avanzadas del mundo en este ámbito, ha sido “aplaudida” por “la arquitectura feminista de sus políticas” y por los “progresos extraordinarios” de los últimos años. “Ya se puede hablar de un modelo español”, ha dicho una de las expertas. A pesar de esos avances, ha habido también cuestiones sobre las que la delegación española ha sido preguntada de forma crítica. Sobre todo, en cuanto al acceso a la Justicia y a la reparación que tienen las víctimas de violencia machista y sus hijos e hijas, el cumplimiento efectivo del derecho al aborto, la situación de las mujeres en situación administrativa irregular y los avances contra la trata con fines de explotación sexual.

También varias de las expertas han hecho preguntas sobre las rebajas de penas por la ley del solo sí es sí y por cómo se ha legislado respecto a los menores en la llamada ley trans. Tanto Rodríguez como Victoria Rosell, delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, presente también en Ginebra, han reconocido los “retos” que aún tiene España en algunos ámbitos, como garantizar el derecho al aborto de manera efectiva para todas las mujeres en todo el territorio español, y también han alegado que esperan que las últimas reformas legislativas se encaminen a corregir lo que aún queda por corregir.

Tras esta sesión para presentar el informe español, el Comité —que supervisa la implementación de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer— deberá emitir un informe con las observaciones y recomendaciones que tiene para España.