El asesino de Móstoles pasó todo el día en el piso con los cadáveres de su hija y su pareja hasta que confesó el crimen a la madre de ella
La ciudad madrileña se encuentra conmocionada por el doble asesinato machista
Una mujer de 29 años y una niña de seis. Ellas son las dos últimas víctimas de la violencia machista en España. En la mañana del domingo, un hombre de 38 años, pareja de la mujer y padre de la niña, asesinó a ambas en un piso en la avenida Olímpica de Móstoles (Madrid). Pasó todo el día en ese piso, con los cadáveres, hasta que por la noche llamó la madre de ella, desde Bulgaria, de donde son originarios ambos. Fue entonces cuando el hombre confesó lo que había hecho, y fue ella quien avisó a la policía, según fuentes cercanas a la investigación.
Cuando los efectivos del 112 llegaron a la casa, solo pudieron confirmar la muerte de la menor y de su madre, y estabilizar al agresor, que se había autolesionado y tenía heridas en tórax, cuello y piernas. Aunque en un principio parecían de gravedad y se habló de un intento de suicidio, su vida nunca estuvo en peligro. Esas mismas fuentes aseguran que no tardará mucho en salir del hospital Puerta de Hierro, adonde fue trasladado, y pasar a disposición judicial.
“Las pesquisas continúan y se está contactando con los familiares de la mujer, que llegarán este martes a Madrid. Pero el caso está claro, es una víctima de violencia de género”, afirmó el lunes por la mañana la delegada del Gobierno, Mercedes González. Es la víctima mortal número 37 en lo que va de año, la 1.167 desde que arrancó la estadística oficial en 2003. Como en la mayoría de estos asesinatos, no constan denuncias previas.
El Ayuntamiento de Móstoles declaró tres días de luto oficial y convocó dos concentraciones. La primera fue a las 12.00, y en ella alrededor de un centenar de personas guardaron cinco minutos de silencio en la plaza frente al Consistorio. Debajo del número 20 de la avenida Olímpica de Móstoles, donde ocurrieron los hechos, se reunieron a las 18.00 decenas de vecinos. “Manifestamos nuestra más enérgica condena y repulsa por el asesinato machista que ha costado la vida a dos de nuestras vecinas. Para que esto no vuelva a ocurrir, aunque sea difícil”, expresó Ricardo Zamora, el presidente de la Asociación de Vecinos de El Soto. A la concentración acudió la alcaldesa de la localidad, Noelia Posse, junto a muchas mujeres y hombres del barrio.
La plaza de la urbanización se tiñó tímidamente de chaquetas, abrigos y bufandas de color morado. También de indignación. “Es consternación y cabreo”, decía una de las vecinas. “¡Rabia! Sobre todo rabia”, exclamaba otra. “Estamos hartas de que esto siga pasando y también de quienes niegan que exista la violencia machista y la violencia vicaria [de género]”, protestaban otras dos mujeres.
Al minuto de silencio siguió un aplauso casi tan largo como el primero. “Siempre afecta cuando te enteras de un caso de violencia machista, pero descubrir que ha ocurrido en tu barrio, cerca, sobrecoge mucho más”, lamentaba Zamora, que animaba a los vecinos a acudir a las asociaciones vecinales si se tiene algún problema. “Estamos siempre abiertos a ayudar”, añadió. Gran parte del sufrimiento común tiene en mente a la niña. Alejandro González, presidente de la peña del barrio, se preguntaba: “¿Cómo van a explicar en el colegio que su compañera de clase no está porque la han matado?”.
Un poco más tarde, a las 19.30, unos 750 mostoleños se congregaron en la plaza del Ayuntamiento para condenar el asesinato. Alrededor de un lazo morado apoyado en el suelo y cubierto de velas se guardaron varios minutos de silencio. Al aplauso final se le sumó el grito de un hombre: “Es violencia machista, no violencia intrafamiliar”.
La delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, presente en el acto, quiso agradecer al Consistorio y a los vecinos la convocatoria para mostrar la repulsa por el asesinato. “Queremos encajar las piezas porque, aunque según su entorno la pareja mantenía una convivencia normal, es muy raro que un acto como este ocurra de manera tan abrupta. Algo hay detrás y la testifical de él será de gran importancia”, ha asegurado.
A última hora de la tarde del lunes, el acusado seguía hospitalizado y, según confirmó la delegada, pasaría en las siguientes horas a disposición judicial para comenzar a esclarecer lo ocurrido. La niña, su hija, supone la segunda víctima de la violencia vicaria de género de 2022, 48 desde que empezaron a contabilizarse datos de forma oficial, en 2013. En España, esa violencia deja una media de entre cuatro y cinco menores asesinados al año a manos de sus padres. El primero de este año fue el de Jordi, un niño de 11 años al que su padre asestó 12 puñaladas.
Ocurrió en Sueca, en Valencia, a principios de abril. El hombre, de 47 años, tenía una orden de alejamiento de su expareja tras una condena por malos tratos; sin embargo, tenían custodia compartida por la falta de comunicación entre el juzgado de violencia sobre la mujer y el de familia.
El primero decretó en agosto de 2021 la orden de alejamiento y no fijó visitas para el padre; y el segundo, que tramitó el divorcio, ratificó un mes después una custodia compartida de mutuo acuerdo. Desconocía la existencia de la condena por malos tratos; algo que no es raro que suceda.
Fue ese asesinato, el de Jordi, el que desencadenó que el Servicio de Inspección del Consejo General del Poder Judicial elaborase un informe que sirvió a la presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género de ese órgano, Ángeles Carmona, para pedir a la comisión permanente del órgano de gobierno de los jueces que se establecieran medidas para una coordinación eficaz entre los juzgados. “Establecer un cauce de comunicación estable que permita a los órganos con competencias en materia de familia tener conocimiento y acceder a las resoluciones dictadas por los juzgados de violencia sobre la mujer cuando presunto agresor y víctima están a su vez en trámites de separación”, informó el CGPJ en un comunicado.
Ya divorciados estaban los padres de Olivia, Eugenio García y Noemí Martínez, la menor asesinada a manos de ella, de Martínez, la madrugada del 31 de octubre en la ciudad asturiana de Gijón. El asesinato de esa niña de seis años lleva una semana levantando de nuevo el debate en torno a la violencia vicaria, que se produce cuando quien agrede convierte a alguien —habitualmente los hijos, familiares o gente cercana— en un instrumento para hacer daño a otra persona. Cualquiera, hombres y mujeres, pueden perpetrar esa violencia, pero la vicaria de género solo puede enmarcarse dentro de la violencia machista, que responde al uso que hacen los padres de los menores para hacer daño a las madres; a veces con avisos previos como “te voy a quitar lo que más quieres” o “te voy a dar donde más te duele”.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia de género y a sus familias o entorno las 24 horas del día, todos los días del año. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero se ha de borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016.
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