Galicia estrena la primera máquina de un hospital público que reduce los temblores del párkinson en un 80%
La terapia con ultrasonidos de alta frecuencia fue aplicada este jueves en menos de una hora al primer paciente. El hombre ha sido dado de alta a la mañana siguiente
Emilio padece temblor esencial refractario desde hace más de 30 años y la enfermedad le fue “limitando la vida” hasta no poder sostener un vaso de agua sin derramarla, tomar sopa o montar un mueble. La primera vez que fue al médico por sus temblores tenía 34 años, pero su mal se agravó de forma dramática al superar los 60. El tratamiento con pastillas, según él, en vez de ayudar le hacía “retroceder”, así que en cuanto supo que iba a llegar a Santiago de Compostela la técnica HIFU (Ultrasonido Focal de Alta Intensidad), pidió entrar en la máquina.
Este jueves ingresó en el Hospital Clínico Universitario y estrenó el sistema. La intervención, que consiste en concentrar haces de ultrasonidos de alta energía para producir una lesión térmica de menos de tres milímetros en el punto del cerebro que interesa, duró poco menos de una hora. Los resultados fueron inmediatos y este viernes por la mañana el paciente ha sido dado de alta. Sus temblores no han desaparecido, pero vuelve a poder hacer cosas que ya eran imposibles para él, como llevarse una cuchara de sopa a la boca o dibujar círculos concéntricos. Emilio cree que si hubiese existido esta tecnología cuando era más joven, con su dolencia menos avanzada, la mejora le habría devuelto prácticamente a la casilla de salida.
Esta terapia para el tratamiento del temblor esencial y del párkinson existe en el mundo desde hace un lustro y ya había llegado a algunos hospitales privados de España, pero la técnica HIFU de Santiago es la primera en el ámbito público. El Servicio Gallego de Salud (Sergas) anuncia “resultados espectaculares, con gran seguridad y sin apenas contraindicaciones”. Asegura que la técnica está especialmente indicada para aquellos enfermos en los que no son efectivos los fármacos o no se les puede intervenir quirúrgicamente para realizar una estimulación cerebral profunda (implantación de electrodos en el cerebro para activar los núcleos subtalámicos).
El neurocirujano Miguel Gelabert explica que el hospital compostelano es centro de referencia en España para trastornos del movimiento (por lo que acuden pacientes de otras comunidades) y que está especializado en esas cirugías a las que no pueden someterse todos los enfermos, entre ellos los de “edad avanzada”. En la operación hay que perforar el cráneo, describe: “Es una técnica invasiva en la que el paciente debe permanecer despierto”. Con los ultrasonidos “se hace más o menos lo mismo”, es decir, se actúa en ese punto del cerebro, pero “sin abrir la cabeza”.
Según indica la Xunta de Galicia, en los cinco años de experiencia de esta terapia en el mundo se observa “una mejoría clínica en el temblor de más de un 80% respecto a su situación previa”. La eficacia de una sola sesión “se mantiene en el tiempo” y “no existe límite de edad en su aplicación”. El equipo y su montaje han costado 1,8 millones de euros y en las intervenciones participan neurólogos, neurocirujanos y neurorradiólogos.
Solo en Galicia, el temblor esencial y el párkinson afectan a unas 4.000 personas, y de ellas la mitad tienen efectos secundarios o no responden al tratamiento farmacológico. Hasta ahora, solo el 45% de estos tenían como alternativa la cirugía de estimulación cerebral profunda. El temblor esencial llega a causar disfunción cognitiva y además de a las extremidades superiores puede afectar a la voz. Se nota especialmente en los momentos de movimiento y acción.
El mal de Párkinson se produce en múltiples sistemas neuronales y sus síntomas suelen ser el temblor en reposo, la rigidez y la pérdida de amplitud y velocidad en el movimiento, además de otras consecuencias invisibles para los demás como depresión, dolor o insomnio. En frecuencia, es la segunda enfermedad neurodegenerativa (hasta un 5% de los mayores de 85 años la padecen) y se desarrolla sobre todo en la sexta y la séptima década de vida, aunque hasta un 20% de los casos se manifiestan antes.
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