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¿Cómo pueden compensar en casa los alumnos la falta de clases allí donde se han suspendido?

Envíe su opinión al debate que plantea esta semana el Foro de Educación de EL PAÍS

Un colegio cerrado en Vitoria por el coronavirus.
Un colegio cerrado en Vitoria por el coronavirus.L. RICO

La crisis del coronavirus ha llevado a adoptar la suspensión de clases en Madrid, La Rioja y Vitoria con el fin de frenar, o al menos ralentizar, su propagación. La medida afecta a más de 1,5 millones de alumnos, que durante dos semanas no podrán asistir a clase. Las consecuencias académicas se antojan más relevantes en unas etapas educativas que en otras; si no hay cambios, por ejemplo, los alumnos de segundo de Bachillerato tendrán a final de curso la prueba de selectividad.

Envíe su opinión al Foro de Educación de EL PAÍS respondiendo a la pregunta de esta semana: ¿Cómo pueden compensar en casa los alumnos la falta de clases? Publicaremos aquí una selección de las respuestas.

"Debemos reforzar la vocación de servicio público"

Si se va extendiendo el escenario de cierre, la Universidad debe demostrar su capacidad de adaptación y mantener su servicio docente de la mejor forma posible. Disponemos de medios técnicos suficientes (plataformas virtuales, redes sociales, videoconferencias, etc.) para mantener el desarrollo del curso hasta su finalización. Con creatividad y una vocación de servicio público que debe verse reforzada, podemos, y debemos, mantener la docencia hasta el final de curso de modo no presencial. El contexto puede ser una oportunidad para reforzar el uso de las TIC en la docencia, elementos que van a ser centrales para la competitividad y supervivencia de las universidades públicas.

JOSÉ PERNAS. Profesor de Universidad, A Coruña.

"Como ha pasado en Asia, las familias van a ser fundamentales"

Como se ha visto recientemente en toda Asia, la cancelación de las clases no significa que los alumnos tiren por la borda sus estudios. Todo lo contrario. Instituciones, padres y alumnos han trabajado, y siguen a dia de hoy, para que el impacto sea el mínimo. Eso sí, con una gran dosis de responsabilidad de todas las partes involucradas. Los profesores se han preocupado de enviar a diario clases y materiales para que los alumnos avancen sin problema. Han tenido que superar barreras con el uso de la tecnología y adaptarse a los contratiempos. Por su parte, los alumnos han tenido que crecer en madurez e independencia para poder seguir el ritmo marcado por sus docentes. La pieza que ha permitido que el engranaje funcionara ha sido la de los padres. Asegurándose de que sus hijos trabajaran duro y de que respetaran las medidas establecidas por las autoridades. Así sí es posible.

ANA ROSALES. Educadora, Bangkok (Tailandia).

"Yo voy a grabar podcast con cada epígrafe de mi asignatura"

Lógicamente no es el escenario deseado por nadie, pero hay que adaptarse y tomarlo con paciencia. Para ello, debemos enviar un mensaje claro, sencillo y honesto a nuestra/os estudiantes, y que cada parte ponga lo mejor de sí. En el caso de mi asignatura, voy a seguir subiendo las presentaciones y lecturas de cada tema en el campus virtual, y para las explicaciones, grabaré podcast de cada uno de los epígrafes. También seguiremos haciendo las prácticas correspondientes, que tendrán que entregar por e-mail, y vamos a abrir un foro para dudas y preguntas.

JORGE RESINA. Profesor de la Universidad Complutense de Madrid.

"Desde hace dos semanas, en mi colegio nos conectamos cada día a la misma hora"

Soy profesor en un colegio internacional en Vietnam. Las escuelas aquí permanecen cerradas desde hace dos semanas, desde entonces hemos estado enseñando a través de plataformas digitales siguiendo el mismo horario de clases. Los estudiantes tienen que estar conectados en Google Hangouts a la hora que comienza la clase y el trabajo se manda a través de Google Classroom. Todas están herramientas son gratis y accesibles en ordenadores, tabletas o teléfonos, por lo tanto la mayoría de los estudiantes tienen acceso a ello. Obviamente este modelo presenta ciertas dificultades como por ejemplo el tiempo que permanecen en frente de la pantalla o los fallos de conexión. Quizás no sea lo ideal, pero cierto es, que es mejor que nada. Vivimos en una sociedad marcada por lo digital, quizás esta experiencia nos ayude a desarrollar mejores herramientas que lleven el aprendizaje fuera del aula. Indudablente el aprendizaje solamente puede tener lugar si existe una motivación, por lo tanto y como siempre, padres, profesores y estudiantes tienen su parte en ello.

ÁNGEL LOZANO. Profesor, Ciudad Ho Chi Minh (Vietnam).

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