En tiempos de ‘trumpismo’ un virus nos da una lección
El Dow Jones, el Nasdaq y empresas cuyas ventas dependen de China como Apple, Caterpillar, Nvidia, Micron Technology, Nike o Estée Lauder cayeron hasta un 3.9%
Mientras en la reunión del foro mundial en Davos el presidente Trump recordaba la preponderancia económica estadounidense y el éxito de sus políticas de "América primero", un virus en la ciudad china de Wuhan ha sido suficiente para recordarnos que vivimos en un mundo global. Nuestros problemas son comunes y las soluciones tienen que encontrarse de forma coordinada a nivel global.
Las consecuencias económicas no se han hecho esperar. Los mercados de valores con valuaciones estratosféricas han pasado a una fase volátil. El lunes 27 de enero el nerviosismo provocó las caídas en todas las bolsas. El Dow Jones, el Nasdaq y empresas cuyas ventas dependen de China como Apple, Caterpillar, Nvidia, Micron Technology, Nike o Estée Lauder cayeron hasta un 3.9%. Las acciones iShares del MSCI Emerging Markets ETF (EEM) un 3.5%. Del mismo modo, las industrias relacionadas con el turismo deberían caer: líneas aéreas, hoteles, industria de lujo o el valor del barril del petróleo. Queda por ver lo que sucederá cuando abran los mercados chinos, cerrados por las festividades del Año Nuevo.
En el plano macroeconómico, conviene tener presente que China ha sido y continúa siendo el mayor contribuyente al crecimiento global mundial. Si extrapolamos lo que sucedió durante SARS en el 2002-2003 y, como entonces, esta nueva pandemia continúa, el pronóstico es que la economía china pierda un 1% de su crecimiento anual con posibles desaceleraciones globales entre 0,25 y 0,35. Aunque en episodios similares la economía y los mercados se recuperaron rápidamente, en esta ocasión las altas valuaciones mezcladas con la ansiedad provocada por una posible recesión que los expertos hace ya tiempo anuncian como inminente pudieran tener el efecto de una crónica de una muerte anunciada.
¿Qué otras consecuencias podemos esperar? El dólar estadounidense, moneda refugio por excelencia y que, una vez más se pronosticaba iba a caer, puede recuperarse, así como el oro. Por el contrario, las monedas emergentes podrían bajar, el yuan incluido, sobre todo aquellas que se comercian sin barreras como las latinoamericanas o las del sudeste asiático.
El vídeo donde se ven mas de 50 grúas en las afueras de Wuhan preparando el terreno para construir en 10 días dos hospitales de más de 1.000 camas muestra la capacidad china para los grandes proyectos de infraestructura, como lo demuestran que las cinco mayores empresas del mundo de construcción e ingeniería del mundo son chinas. El país no ha ahorrado en medios de los que dispone ahora por su gran poderío económico: creación de comités especiales y cientos de médicos militares están apoyando la guerra contra la enfermedad.
Mientras mas de 30 millones de ciudadanos chinos están aislados, el virus nos recuerda que el mundo es uno, pendiente de la información y el esfuerzo de China para contener la enfermedad. Esperemos que, como para tantos otros retos globales, la acción coordinada de todos los gobiernos, la sociedad civil y los organismos multilaterales logren ganar la batalla. En tiempos de ‘trumpismo’ un virus nos da una lección.
Lourdes Casanova es profesora y directora del Instituto de Mercados Emergentes, Cornell S.C. Johnson College of Business, Cornell University. Becaria de “la Caixa”. Este artículo ha sido elaborado por Agenda Pública para El País.
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