Bogotá se encierra en un ensayo de la inminente cuarentena total de Colombia
La capital se mantiene aislada este fin de semana, liderada por su alcaldesa. Los últimos viajeros internacionales esperan sus vuelos en el aeropuerto El Dorado
Bogotá toma el testigo. Como ya lo hicieron Roma, Madrid o más recientemente Buenos Aires, la capital de Colombia ha optado por el encierro –preventivo en su caso– para frenar los estragos del coronavirus. Las calles están desiertas. En lugar de los estudiantes de colegio o de universidad que ya llevan una semana sin clases, o de empleados presurosos por viajar en Transmilenio, el sistema de transporte masivo, apenas se observan algunas personas sacando a sus perros –solo tienen 20 minutos– o esporádicos ciclistas con tapabocas durante el simulacro obligatorio de aislamiento social en la capital, en marcha desde el pasado viernes y extendido hasta el martes. Una suerte de preámbulo, o prototipo, de la cuarentena total que el presidente Iván Duque decretó para todo el territorio colombiano desde esa fecha hasta el próximo 13 de abril.
“Lávate las manos”, se lee en las pantallas luminosas de los semivacíos buses articulados de Transmilenio que atraviesan la ciudad para llevar a los que tienen permitido salir de casa: trabajadores de salud, servicios públicos, comercio de víveres y fuerza pública, entre otros. La demanda bajó en casi un 90 por ciento. Aunque es de obligatorio cumplimiento, e incluye sanciones, el llamado “simulacro vital” ha sido concebido desde el principio por la alcaldesa Claudia López como un ejercicio pedagógico y de autorregulación de la ciudadanía. Los pocos taxis solo se pueden pedir por aplicaciones y una persona en cada hogar puede salir para comprar alimentos, artículos farmacéuticos y de primera necesidad. Los domiciliaros aún se agolpan a la salida de los supermercados. La ciudad no sufre ningún tipo de desabastecimiento.
A falta de conocer las reglas detalladas de la cuarentena nacional, cabe esperar que se inspiren en lo ocurrido este largo fin de semana en su solitaria capital. El primer caso de coronavirus confirmado en Colombia, el viernes 6 de marzo, fue el de una estudiante de 19 años en Milán, Italia, que había regresado a finales de febrero a Bogotá. Ella ya está curada. Desde entonces, se han detectado 231 casos, 88 de ellos en la capital, por mucho el lugar con más contagios. Las autoridades confirmaron el fin de semana las dos primeras muertes relacionadas con Covid-19 en el país: un taxista de 58 años en Cartagena y una mujer de 70 años en Cali.
“Tuvimos un día maravilloso en Bogotá. Es un día histórico: el ejercicio más grande de cultura ciudadana. Siete millones de personas se quedaron en sus casas”, celebró al final de la primera jornada, con tapabocas, la alcaldesa Claudia López. El silencio de las calles solo se vio interrumpido al final del viernes por varios minutos de aplausos al personal médico que resonaron en todos los barrios. A lo largo del día se temió que tanto el presidente Duque como varios gobernantes locales pudieran haber sido contagiados. El alcalde de Popayán, Juan Carlos López, quien resultó positivo por coronavirus, había estado reunido el pasado 14 de marzo en la Casa de Nariño con el mandatario, alcaldes y gobernadores.
La alcaldesa de Bogotá aprovechó la ocasión para hacer pedagogía con su caso. Desde su hogar, publicó en redes sociales videos de sus llamadas a la línea de atención 123 y la manera en que le contestaron. “No tuve ningún contacto físico con esa persona, estuvimos en el mismo salón, estuve a más de 5 metros de distancia. No tengo ningún síntoma”, se le escuchaba contarle en la mañana a los operadores.
Los bogotanos vieron casi en tiempo real como en la tarde comenzó a usar tapabocas desde que determinaron hacerle la prueba del Covid-19 y le dieron la instrucción de permanecer en casa hasta que conociera el resultado. Cuando el presidente Duque anunció la cuarentena general, la noche del viernes, hizo un llamado a apoyarlo casi de inmediato. A primera hora del sábado contó que su prueba resultó negativa –como la del mandatario–, y en la tarde estaba de nuevo en el puesto de mando unificado al frente del balance de un simulacro que ha terminado por ser un decisivo empujón. En la noche, compareció junto a Duque para informar que Bogotá extendía hasta el martes su aislamiento social, concebido originalmente hasta el lunes festivo, para empalmarlo así con la cuarentena general del país.
Un vuelo del simulacro a la cuarentena general
Para toparse con algo más de movimiento basta llegar –sin los atascos habituales– hasta el aeropuerto internacional El Dorado, en el occidente de la ciudad, donde abundan los ojos desconfiados detrás de tapabocas. Este es también el fin de semana en que Colombia cierra la llegada de vuelos internacionales de pasajeros por un mes. Tanto los colombianos que quieran regresar como los extranjeros que están en tránsito tendrán hasta la media noche del domingo. A partir de entonces, la salida de extranjeros se evaluará según acuerdos entre gobiernos. Por lo pronto, un numeroso grupo de argentinos sigue varado en Bogotá.
“Estas ya no son vacaciones, es una pesadilla”, se lamenta Florencia Denino, una turista que se encontraba hace una semana en el isla caribeña de San Andrés. Está en lista de espera para regresar el sábado a Buenos Aires, tras pasar la noche en El Dorado. “Todos los argentinos nos unimos, y aunque no nos hayamos conocido nos intentamos ayudar porque ni del Gobierno de Argentina ni de la aerolínea nos están ayudando”, se queja tirada en el suelo de la terminal, vestida con una camiseta de Boca Juniors y un mate en la mano. “Yo ojalá pudiera estar aislada en mi casa. Es lo que más quiero, llegar a hacer la cuarentena en mi casa”, comenta consciente de que Argentina ya la ha decretado para todo el país.
Fuentes confiables de información
Entre más se prolongue el aislamiento, más probable es que se desaten problemas de salud mental, y el simulacro de Bogotá también permite prepararse en ese frente. El distrito tiene otra línea para solicitar orientación psicosocial. “La recomendación inicial es buscar fuentes fidedignas, confiables y veraces de información”, advierte Henry Alejo, sicólogo y epidemiólogo de la secretaria distrital de salud. “Esa información, y la forma en que la interpretamos, resulta de fundamental importancia para no generar situaciones de ansiedad, angustia, pánico, irritabilidad, tristeza o situaciones claustrofóbicas cuando hay un aislamiento que es necesario en términos del bienestar de la comunidad”, sostiene.
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