La desinformación mata
Dado que todas las falacias han sido desmontadas por los científicos del IPCC, podríamos sentir la tentación de afirmar que el negacionismo climático no ha triunfado.
Por qué es “tiempo de actuar”, como afirma el lema de la cumbre del clima de Madrid? ¿Qué significa? Que nos hallamos en una emergencia climática, es decir, que hay prisa. Pero por qué estas urgencias si ya desde 1988 el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) ha estado facilitando evidencia científica sobre el calentamiento, su impacto en la vida humana y sus riesgos. Por qué si ya en 1997 se firmó el Protocolo de Kioto —por el cual los países se comprometían a limitar las emisiones de CO2—. Lo cierto es que era “tiempo de actuar” ya en el año 98, 99, 2000… Lo sabíamos todo hace décadas: las consecuencias de verter grandes cantidades de CO2 a la atmósfera, el efecto invernadero, el aumento de la temperatura, el deshielo de los polos… Entonces, ¿qué ha ocurrido en estos 22 años?
Algo muy sencillo: la evidencia científica abrumadora y los acuerdos políticos internacionales activaron intereses muy poderosos, que se pusieron a la tarea de confundir sobre lo evidente. Eso que hemos llamado negacionismo del cambio climático constituye probablemente la campaña de desinformación global más exitosa jamás llevada a cabo. Se trata de una campaña que hoy podemos alinear con los fabricantes de fake news, los doctores de la manipulación. Sus principales artífices, según el Centre for Studies of Climate Change Denialism (Ceforced) han sido el nacionalismo de derechas, las industrias extractivas y los think thanks conservadores.
Durante estos años la desinformación ha tratado de inocular algunas falsedades básicas: que no existía consenso científico sobre el fenómeno, que no estaba causado por la acción humana, o que el cambio climático formaba parte de la evolución natural de la tierra. Dado que todas las falacias han sido desmontadas por los científicos del IPCC, podríamos sentir la tentación de afirmar que el negacionismo climático no ha triunfado. Lo cierto es que si hoy estamos en una emergencia se lo debemos a quienes durante años han confundido a la opinión pública. Sembrando dudas, se ha evitado que ejerciera presión sobre los líderes políticos y económicos, que disponían así de una coartada para no prestar atención al problema —en el mejor de los casos— o boicotear una solución, en el peor. La desinformación ha impedido tomar medidas a la velocidad necesaria y los negacionistas son responsables directos de ello.
Hoy no hacen falta siquiera las ingentes cantidades de dinero que la industria basada en el carbón dedicó en su día a negar el fenómeno. Con las redes sociales, la manipulación a gran escala es más barata, se llega a más público y los mensajes se pueden microdirigir para exacerbar nuestros sesgos. El negacionismo climático constituye el mejor ejemplo de cómo la desinformación mata.
Irene Lozano es secretaria de Estado de España Global.
Irene Lozano es secretaria de Estado de España Global.
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