Un antiviral reduce la mortalidad un 25% en adultos hospitalizados por gripe
Si el tratamiento se realiza en las primera 48 horas el riesgo de muerte baja a la mitad El estudio llevado a cabo por 80 grupos de investigación analiza a 29.000 pacientes de 38 países
Un antiviral reduce un 25% la mortalidad en adultos hospitalizados con el virus de la gripe H1N1, la famosa y temida gripe A que en 2009, el año de la pandemia, causó 203.000 muertes en todo el mundo, según un estudio publicado en Plos Medicine. La investigación, dirigida por científicos de la Universidad de Nottingham y publicado en The Lancet Respiratory Medicine, en Reino Unido, recalca que el beneficio aumenta si el tratamiento se lleva a cabo en las primeras 48 horas después de la infección. En este caso se reduce a la mitad el riesgo de muerte comparado con una medicación más tardía.
"Es un estudio de estudios", explica Jordi Carratalà, jefe del servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Universitario de Bellvitge. El suyo es uno de los 80 grupos que han participado en el análisis de más de 29.000 pacientes de 38 países que fueron tratados con oseltamivir. Un fármaco que, como explica el investigador, inhibe a la neuroaminidasa, una proteína que se encuentra en la superficie de la membrana del virus y que le permite entrar en las células sanas e infectarlas para replicarse. "En los primeros dos días se produce la máxima replicación del virus. Por eso el tratamiento es más eficaz si se administra en ese intervalo de tiempo".
"Hasta ahora no se había podido hacer un estudio tan concluyente porque la gripe estacional no suele provocar tantas hospitalizaciones como lo hizo la pandemia", apunta Carratalà, quien también afirma que una de las bondades del tratamiento es que "actúa contra todos los virus de la gripe" porque todos ellos tienen en común la proteína contra la que actúa el fármaco. "Por lo tanto, se podrá utilizar como estrategia contra la gripe estacional", concluye el científico, aunque matiza que solo debería utilizarse en "pacientes de riesgo como embarazadas, personas con enfermedades cardíacas, insuficiencia renal u obesidad mórbida", entre otros. "No se puede extender el tratamiento a toda la población porque en ese caso acabaríamos produciendo virus resistentes y la medicación no valdría para nada. La gripe es una enfermedad autolimitada. En pacientes sanos, su propio sistema inmune se encarga de acabar con la enfermedad".
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