Su nariz percibe un billón de olores
Los humanos distinguen siete millones de colores y 340.000 tonos. El olfato no es, como se creía, el más torpe de los sentidos
Se pensaba hasta ahora que el olfato era el más torpe de los sentidos humanos: mientras que podemos distinguir entre varios millones de colores y entre medio millón de tonos musicales, la evidencia apuntaba a una cicatería olfativa que solo nos permitía discriminar 10.000 olores. Investigadores de la Universidad Rockefeller de Nueva York y la Pierre et Marie Curie de París muestran ahora que la realidad es justo la contraria, con el olfato humano encaramándose al podio de la percepción por varios órdenes de magnitud: ahora resulta que distingue como mínimo un billón de olores.
Probar empíricamente que nuestro olfato distingue un billón (un millón de millones, o un uno seguido de 12 ceros) de aromas distintos requeriría múltiples generaciones de científicos y toneladas de voluntarios. Los científicos han tenido que ser más sutiles y utilizar la combinatoria para deducir ese número matemáticamente. Sus experimentos toman una muestra que la razón extrapola después.
El olfato es en gran medida una cuestión de combinatoria: el olor de una rosa consiste en una mezcla de 275 compuestos aromáticos, aunque los más importantes para nuestra percepción son solo una fracción de ellos. Los científicos de Nueva York y París han sometido a sus 26 voluntarios –nunca faltan para los estudios neurocientíficos, aunque solo sea por un puñado de créditos académicos— a las mismas 264 pruebas de discriminación entre olores.
Las muestras que tenían que oler venían en grupos de tres. Los científicos sabían que dos de ellas eran idénticas y una distinta. Usaron múltiples combinaciones de 128 aromas básicos (naranja, hierba, aguarrás…) en grupos complejos de 10, 20 y hasta 30 aromas básicos. Los voluntarios tienen que decir cuál de sus tres frascos no cuadra con los otros dos. Así es el esquema de la toma de datos, impermeable a toda subjetividad. Y de ahí al billón de olores solo median unas pocas cuentas, casi triviales para un matemático.
El trabajo se presenta en Science y es producto del escepticismo pertinaz de una investigadora especializada en el olfato del instituto médico Howard Huges de Nueva York, Leslie Vosshall. Tanto la literatura científica como la popular lleva 90 años intoxicada por una cifra mítica, la de los 10.000 olores que presuntamente es capaz de distinguir el sentido humano del olfato. “Es el número aceptado por todo el mundo desde los años veinte”, dice Vosshall, “y espero que nuestro trabajo derribe la pésima reputación que tenemos los humanos como malos olfateadores”.
¿Por qué una cuestión tan elemental puede haber estado tan equivocada durante la mayor parte de un siglo? Bien, en primer lugar debe reconocerse que el problema es mucho más dificultoso de lo que parece. Para los otros sentidos humanos, los fisiólogos saben desde hace un siglo cuál es el ámbito y la resolución. Los humanos detectamos la luz entre las longitudes de onda de 390 y 700 nanometros, y podemos distinguir en ella hasta 7 millones de colores; y percibimos como sonido las vibraciones entre 20 y 20.000 Hz (hercios, o ciclos por segundo) y las podemos discriminar en 340.000 tonos.
Pero ¿cuál es el equivalente de eso en el olfato? Las flores, la descomposición y la industria química generan de forma continua toda clase de nuevos aromas, y nuestros olfatos los perciben de manera dolorosamente natural y precisa. ¿Entre qué límites de una escala lineal (como las notas musicales o la escala Pantone) se puede encajonar nuestra percepción olfativa del mundo? ¿Y cómo subdividir en puntos esa cosa que ni sabemos definir?
El trabajo de Vosshall y sus colegas logra por primera vez elevarse sobre todos esos escollos para proponer la cifra de un billón. Y ellos mismos se huelen que se han quedado muy cortos con esa estimación.
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