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Sin noticias del antepasado común de neandertales y sapiens

Un estudio de dientes indica que las dos especies se separaron hace un millón de años, mucho antes de lo que sugieren los estudios moleculares

Dientes fósiles de homínidos utilizados en el estudio.
Dientes fósiles de homínidos utilizados en el estudio.Aida Gómez- Robles

Aunque los fósiles nunca son suficientes para los paleontólogos, se han descubierto abundantes restos de homínidos africanos de hace algunos millones de años y de los mucho más recientes europeos neandertales. Pero no han aparecido todavía fósiles que puedan claramente definirse como de la última especie ancestral de los neandertales y los sapiens actuales, el último antepasado común antes de dividirse las dos ramas evolutivas. “En el registro fósil mundial hay un agujero negro en torno a hace un millón de años, y el antepasado común podría tener precisamente esa edad ”, señala José María Bermúdez de Castro, codirector de Atapuerca. Ahora una investigación reciente sobre 1.200 piezas dentales (molares y premolares), de 13 especies de homínidos de antigüedad muy variada, concluye que ninguna de ellas representa a ese antepasado común. Pero el estudio, liderado por Aída Gómez-Robles, indica que esa separación entre neandertales y sapiens debió producirse hace un millón de años, mucho antes de lo que indican los cálculos basados en el reloj molecular, es decir, en la divergencia genética teniendo en cuenta la tasa de mutación. Otros estudios paleontológicos sitúan el ancestro común entre 500.000 y un millón de años, como mucho.

En la investigación, presentada esta semana en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias (EE UU), PNAS, y liderada por Aída Gómez-Robles (Universidad George Washington, en  EE UU), se han aplicado métodos cuantitativos (morfométricos y estadísticos) centrados en la forma de los fósiles dentales (muchos de ellos de Atapuerca, pero también africanos y asiáticos) y la conclusión es que ninguno se ajusta al perfil definido para ese ancestro común.

En 1997, cuando se dieron a conocer los primeros fósiles hallados en el yacimiento de Gran Dolina, en Atapuerca, los científicos presentaron una nueva especie que bautizaron Homo antecessor (que significa el hombre explorador) y que propusieron entonces como ancestro común de neandertales y sapiens. A partir de 2003 ellos mismos rectificaron sus conclusiones y consideraron que Homo antecessor quizá no se encontraba en la encrucijada que conducía a los neandertales y a los humanos modernos. Ahora, con muchos más fósiles rescatados y estudiados, siguen considerándola muy cercana al ancestro común, tanto que “podría seguir siendo el mejor candidato” mientras no se demuestre lo contrario, afirma Bermúdez de Castro, investigador del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH, en Burgos). Homo antecessor, del que se han recuperado ya unos 150 fósiles (50 de ellos piezas dentales), tiene 850.000 años de antigüedad (950.000 según otras dataciones) y un cara moderna, como la del Homo sapiens, junto a tres rasgos, al menos, que antes se consideraban exclusivos de los neandertales: en la clavícula, en la parte distal del húmero y en el primer molar superior.

Otros colegas identifican al ancestro común con la especie Homo heidelbergensis, continúa Bermúdez de Castro, pero es una especie (propuesta en 1907) con una horquilla demasiado amplia en su distribución geográfica y en su diversidad, y que está datada entre 300.000 y 600.000 años aproximadamente. Esta especie tampoco encaja bien, según el estudio presentado en PNAS.

Desde los estudios genéticos de reloj molecular, la divergencia de las dos especies también tiene una horquilla muy amplia (entre 300.000 y 800.000 años), señala Bermúdez de Castro, que se irá acotando a medida que se realicen nuevos estudios. En el artículo en Proceedings se referencian unos 450.000 años por parte del reloj molecular y en torno a un millón de años, según otros análisis paleontológicos.

La conclusión que aportan Gómez-Robles, Bermúdez de Castro, Juan Luis Arsuaga, Eudald Carbonell (los tres codirectores de Atapuerca) más David Polly (Universidad de Indiana) en Proceedings, sitúa la divergencia en un millón de años y ninguno de los fósiles analizados cumple los requisitos que ellos establecen paras ser la especie ancestral común.

¿Dónde estaría el ancestro común? ¿Quién sería?

“Creo que debe haber una especie de hace un millón de años, ya con una cierta modernidad y en un punto intermedio entre África y Europa, quizá en Oriente Próximo”, sugiere Bermúdez de Castro. “Los conflictos permanentes en esa región del planeta hacen muy difícil la búsqueda de yacimientos apropiados”, añade. Sería un descendiente de Homo ergaster o de Homo erectus y, dicho simplemente, algunos de sus descendientes viajaron tal vez en varias oleadas hacia Europa y evolucionaron hacia H. antecessor, la población recuperada en la Sima de los Huesos de Atapuerca y más tarde los neandertales, mientras que otros descendientes se habrían desplazado hacia África dando origen a Homo sapiens. Esta rama africana se extendió mucho más tarde hacia Europa y desplazó a los neandertales hasta su extinción.

Pero además de la falta de fósiles de esa época concreta, la discrepancia de fechas entre la información que proporcionan los fósiles y los estudios genéticos sigue siendo un problema. “Estas diferencias no pueden ser ignoradas, sino que es necesario encontrar una forma de conciliarlas”, afirma Ana Gómez-Robles, que se formó en la Universidad de Granada y el CENIEH, y actualmente en el Centro de Estudios Avanzados de Paleobiología de Homínidos de la Universidad George Washington. “Nuestro primer objetivo es situar las cuestiones sobre evolución humana en un contexto evaluable y cuantitativo y ofrecer un método objetivo para ordenar debates sobre la filogenia de los homínidos que parecen no tener solución”, añade. Además, ese método aplicado ahora a las piezas dentales, se puede utilizar para otras partes del esqueleto, explica.

Aunque ahora se aporten nuevos e importantes elementos de análisis, sigue abierta la polémica y la búsqueda de fósiles de antepasado común de neandertales y sapiens.

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