Al CSIC le faltan 25 millones para completar los proyectos este año
El presidente del Consejo fija un límite de gasto a los grupos de investigación Los científicos se quejan de que pierden el control sobre su presupuesto
Una ola de alarma ha creado entre los investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) la resolución de su presidente, Emilio Lora-Tamayo, por la que se establece una “disponibilidad de gasto” para cada instituto, que en muchos casos, puede no llegar a cubrir las necesidades de los proyectos de investigación. El CSIC ha pasado de 710 millones de gastos de funcionamiento en 2009, a 500 millones en 2013, según especifica el presidente en su resolución. Solo en 2012, respecto al año anterior, ha contado con 60 millones menos. “Desde 2009, el CSIC ha experimentado una reducción drástica de sus ingresos originada principalmente por la reducción de las transferencias del ministerio y, en menor medida, por la ralentización de la actividad económica general”, escribe Lora-Tamayo. A principios de este año, el presidente anunció que el CSIC necesitaba un rescate de 100 millones de euros. Seis meses después, el Ministerio de Economía y Competitividad, del que depende a través de la secretaría de Estado de I+D+i, acaba de aprobar una transferencia de 25 millones. Pero en la Secretaría de Estado ya no se habla de subir hasta los 100, sino solo hasta 75 millones. “Con los ajustes que está haciendo el CSIC internamente, los 75 millones esperamos que sean suficientes”, comentó este lunes a EL PAÍS el portavoz de la Secretaría de Estado. Por su parte, la portavoz del CSIC declaró que el organismo “agradece el esfuerzo, pero que necesita 100 millones y que los necesita a finales de septiembre para seguir desarrollando las actividades como hasta ahora”.
Pero la última decisión de Lora-Tamayo ha encendido los ánimos porque afecta a la economía de cada laboratorio, al trabajo de cada investigador, puesto que no podrá a partir de ahora decidir sobre los fondos captados en proyectos, donaciones, contratos, etcétera, ya que las prioridades se han establecido desde la presidencia, sin atender a los ritmos, calendarios y necesidades económicas de los laboratorios.
La resolución del presidente del CSIC sobre el límite de disponibilidad de fondos especifica que se garantizan los de proyectos en curso y se priorizan los contratos de personal con cargo a los proyectos. Luego detalla la disponibilidad de gasto de 115 institutos del CSIC, sumando entre todos 25.911.240 de euros. Pero la confusión creada con esta resolución es tal que los directores y gerentes de institutos esperan aclaraciones en una reunión con Lora-Tamayo convocada hoy mismo. Mientras tanto, casi 40 investigadores y técnicos del CSIC han firmado una carta en la que se propone buscar asesoramiento legal externo acerca de la validez de estas medidas.
Con los límites que ahora se establecen no hay dinero para todos los gastos que conlleva el trabajo científico, se quejan algunos de los consultados. El investigador Jesús Ávila, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, expone su caso: “Los gastos de nuestro grupo se dividen en personal, materiales y pago de servicios. Creo que los gastos de personal son los más importantes y confío en que ningún contrato comprometido se vea afectado; pero los materiales son imprescindibles para cumplir con los proyectos. Es difícil elegir qué tipo de proyecto se prioriza en detrimento de otro cuando con todos hay un compromiso adquirido”.
Las críticas, en casa
“Es difícil nuestra situación, como la de todos los sectores en España, pero no por eso debemos llevar fuera una situación que siendo difícil, pintan como catastrófica y en la que parece que no merece la pena que nadie ponga dinero o que nadie invierta en España”, ha declarado la secretaria de Estado de I+D+i, Carmen Vela. Se queja del efecto que, según ella, pueden tener las movilizaciones y cartas abiertas que la comunidad científica española ha venido realizando desde que las reducciones presupuestarias han puesto en dificultades críticas a la actividad investigadora. Sobre todo, se queja Vela de la expresión internacional de esas movilizaciones en revistas de prestigio.
La realidad es que la I+D ha sufrido un recorte superior al 30% desde 2009. Desde hace año y medio se han acumulado gravísimos retrasos y recortes: los proyectos del Plan Nacional convocados en diciembre de 2011 y aprobados en enero de 2013 están empezando a recibir la financiación concedida. El programa Severo Ochoa de financiación de centros de muy alto nivel seleccionó cinco en octubre del año pasado y así se les comunicó. No han recibido el dinero hasta ahora.
“Ellos quieren reivindicar una mejor ciencia y hacen movilizaciones, nosotros trabajamos internamente haciendo el máximo esfuerzo para ser capaces de llegar a los mejores objetivos”, declara Vela.
En cuanto al eco internacional de esas manifestaciones, no hay que olvidar que la I+D es una actividad internacional, de manera que en otros países están al tanto de lo que afrontan sus colegas españoles porque ellos mismos se lo transmiten.
Juan Antonio García, del Centro Nacional de Biotecnología, afirma: “Pretendo ser optimista porque todavía no se sabe realmente cual es la situación… es todo tan kafkiano”. La situación, tal y como la entienden ahora muchos investigadores, es muy grave no solo por el efecto —“confiscatorio”, dice García— que puede tener la medida adoptada por el presidente del CSIC, sino porque se pueden paralizar proyectos y grupos de investigación. “Con el dinero que se asigna a cada instituto no se pueden mantener siquiera los proyectos en curso”.
“La actual situación económica del CSIC y las medidas anunciadas por su presidente han conmocionado nuestro organismo”, comenta Luis Enjuanes, investigador del Centro Nacional de Biotecnología. “Muchos grupos de investigación como el que dirijo, se han esforzado durante muchos años para diversificar las fuentes de financiación con el objeto de dar una cierta estabilidad a los mismos para que resulten competitivos. Para ello han solicitado y conseguido, además de proyectos nacionales, proyectos de la UE y estadounidenses. Si ahora el CSIC socializa, en palabras del presidente de la institución, es decir, se incauta de los fondos de reserva conseguidos tanto por los centros como por los distintos laboratorios, para facilitar los contratos de personal, se destroza la labor programada de muchos años, impide que muchos centros y grupos sigan su funcionamiento y, tal vez lo más importante, hace que se pierda por completo la seguridad jurídica en nuestro organismo, con la consiguiente desmoralización de los que trabajamos en él”, añade.
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