La deriva privada de la ciencia
Tres expertos denuncian en la publicación de EE UU que se están poniendo en riesgo los beneficios que aporta la investigación a la sociedad y a la economía
Con su política de I+D+i, el Gobierno reorienta la financiación pública de la ciencia hacia la innovación en el sector privado y pone en riesgo los beneficios para la sociedad y la economía derivados de la investigación, denuncian hoy tres científicos españoles en la revista Science. Y esto, además de los drásticos recortes de financiación que el sistema de investigación y desarrollo español está sufriendo desde 2009. La prestigiosa publicación científica estadounidense recoge el artículo de Luis Santamaría, Mario Díaz y Fernando Valladares bajo el título Nubes oscuras sobre la ciencia española, que pone el énfasis en las líneas de política científica que ha venido marcando el ministro responsable de I+D, Luis de Guindos. Es fundamental, que “la I+D+i se integre en la competitividad de la economía española y, para eso, es fundamental que busque retornos en el ámbito de los mercados”, declaró hace unas semanas el titular de Economía y Competitividad.
En resumen, lo que el Gobierno está haciendo, argumentan los tres investigadores en Science, es, utilizando un dicho popular, desvestir un santo para vestir otro.
“La controvertida Estrategia Española de Investigación y Desarrollo 2013-2020 y el Plan Estatal de I+D 2013-2016 que la implementa persiguen, por una parte, reducir el apoyo público a la investigación básica y la educación y llevarla hacia la investigación aplicada orientada al mercado, y, por otra, incentivar la participación privada en la transferencia de tecnología mediante la redirección de los fondos públicos hacia las empresas”, escriben Santamaría, Díaz y Valladares. El primero de ellos es investigador del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados y presidente de la Asociación Española para el Avance de la Ciencia y la Tecnología, los dos segundos son investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC).
El santo que están desvistiendo es el que funciona, dicen los autores
La Estrategia 2013-2020 y el Plan 2013-2016, cuyos proyectos aún no ha convocado este año Economía, fueron aprobados por el Gobierno el pasado febrero. “De los 11 objetivos del Plan, 10 están enfocados a la financiación privada, la transferencia de tecnología y la innovación. Y solo dos de los 22 indicadores de cumplimiento se refieren a la calidad científica, y 12 se dedican a la financiación y la transferencia de tecnología y la innovación”, explica Santamaría.
Los científicos reclaman en su artículo una distribución equilibrada de inversión pública en investigación e innovación, y “mejor seguimiento y evaluación de la inversión pública en el sector privado”. La estrategia a seguir, exponen, no debe poner en riesgo la ciencia básica y necesita sistemas eficientes de incentivos para atraer más inversión privada y apoyo para las sinergias existentes con la pública. “En lugar de crear una dicotomía innecesaria entre investigación básica e innovación, las políticas públicas deberían abordar los factores clave que limitan la mejora de ambas”.
Mientras tanto, los recortes masivos de la inversión en ciencia están estrangulando el sistema. “Entre 1998 y 2008, el gasto en I+D+i en España se triplicó”, recuerda Santamaría. Pero los recortes de los últimos años (más del 40% desde 2009) han hecho retroceder a la I+D+i a los niveles de hace una década, añade.
Precisamente contra los recortes, la fuga de cerebros y la paralización del sistema de I+D+i en España, representantes de la comunidad científica y universitaria entregarán hoy a De Guindos la Carta por la Ciencia, que han firmado más de 42.000 personas.
La política científica que ha puesto en marcha el Gobierno, recalca Santamaría, se basa en “un discurso falso: se ha aireado una y otra vez que, en los últimos 10 años, los resultados de la ciencia española han aumentado en cantidad, pero no en calidad”. Sin embargo, destaca, los datos que han manejado estos tres investigadores muestran que la cantidad de publicaciones científicas de España se ha duplicado en 10 años y la calidad se ha triplicado. Es decir, y siguiendo el dicho popular, el santo que se desviste es el que funciona.
“El Gobierno tiene una visión muy miope de cómo funciona el sistema de I+D+i porque en ningún país desarrollado se construye la investigación aplicada y la innovación creando una competencia con la investigación básica, pretendiendo construir la innovación sin ideas sobre las que innovar”, resume Santamaría.
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