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Médicos sin Fronteras alerta de la necesidad de atención psicológica para las víctimas del conflicto colombiano

Denuncia el abandono y el olvido que sufren por parte de las instituciones del país y de la sociedad

Desde el momento en que el Estado colombiano niega la existencia de un conflicto armado y prefiere hablar de "emergencia compleja" o "lucha antiterrorista", se elude hablar de víctimas, y en consecuencia, la asignación de recursos sociales y de salud para esta población es insuficiente, según denuncia Médicos sin Fronteras (MSF). La organización médico-humanitaria internacional ha presentado hoy en su sede en Madrid un informe -Tres veces víctimas- en el que evidencia que quienes sufren directa o indirectamente la violencia en Colombia padecen también el abandono y el olvido de las instituciones, y el silencio y el estigma que les impone la sociedad.

Caquetá (404.896 habitantes) es un departamento del sur del país en el que se centra el estudio, que tiene una fuerte presencia de la guerrilla, grupos paramilitares y del ejército. Todos buscan controlar las rutas de comunicación y el territorio, especialmente rico en recursos naturales y en cultivos ilícitos, mientras la población civil queda atrapada en una espiral de violencia. En 2009, más de 7.600 personas se tuvieron que desplazar de su zona de residencia, 265 fueron asesinadas y se produjeron 130 incidentes con minas antipersona, que costaron la vida a 20 civiles.

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Las historias que componen estas cifras son las de personas, adultos y niños, que han sido amenazadas o han perdido a algún familiar o persona cercana, que se han visto obligadas a abandonar sus casas y sus tierras, y en muchos casos, se han encontrado sin apoyo institucional para encontrar una nueva vivienda o un trabajo. Para colmo, muchas tienen que guardar silencio sobre sus orígenes y sus problemas porque sus nuevos vecinos, que no distinguen entre grupos armados o víctimas en las zonas en conflicto, les consideran ladrones e incluso asesinos, como explica Carmen Martínez, referente de salud mental de MSF.

Se puede hacer mucho con poco

Teresa Sancristóval, responsable de las operaciones de la organización en Colombia, insiste en que, aunque el Gobierno colombiano alegue que es imposible llegar a las zonas rurales para ofrecer ayuda, y que esta no es bien acogida por la población, "sí que se puede y sí que hay una necesidad y una gran demanda". Lo demuestran los más de 5.000 pacientes que han atendido entre 2005 y 2009, un 40% de los cuales vivían en zonas rurales del departamento.

Los problemas de salud mental de las víctimas son las habituales en zonas de conflicto: problemas de adaptación, abusos, depresión, ansiedad y duelo son las más habituales. Los médicos se encuentran con niños de cinco años con dolor de cabeza o trastornos de comportamiento y padres con estrés. Las soluciones, debido a la dificultad que encuentran a veces para volver, tienen que ser innovadoras, como la "consulta única". "No es la estrategia ideal, pero se consigue que puedan seguir con su vida de forma funcional, con un mínimo de apoyos y de guías", explica Martínez. Según su experiencia, un 94% de los que pasaron por la consulta sólo una vez tuvieron un resultado positivo inmediato, y al menos el 56% de todos los pacientes que han visto estos años ha presentado una mejoría clínica significativa.

En el único hospital del departamento donde se ofrecen servicios de salud mental sólo hay 20 camas para enfermos críticos. Una atención deficiente que MSF cree que se puede y debe mejorar, pero de momento no han tenido mucho éxito en la presión al Gobierno, como ha constatado Sancristóval.

"Mi temor es a las masacres y al plomo", ilustra Brando, un niño víctima del conflicto colombiano.
"Mi temor es a las masacres y al plomo", ilustra Brando, un niño víctima del conflicto colombiano.PACIENTE DE MSF

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