El dilema moral de Tom DeLay
El impulsor de la campaña política para mantener con vida a Terri Schiavo aprobó en 1988 que los médicos dejaran morir a su padre
En 1988 un hombre de 65 años yacía inmóvil en un hospital de Tejas. Un accidente doméstico le había colocado al borde de la muerte y los médicos no podían ofrecerle más vida que la que podía proporcionar una máquina de diálisis. Consultados por los doctores, sus familiares acordaron que era mejor dejarle marchar. 17 años después, una de las personas que tomaron esa decisión, el congresista republicano Tom DeLay, lucha a brazo partido por mantener a Terri Schiavo conectada y pregunta "qué clase de hombre" es su marido por pedir que la dejen morir.
"No había razón ni siquiera para planteárselo", cuanta Maxine DeLay, la madre del congresista, en una entrevista de la semana pasada y que cita en su edición de hoy el diario Los Angeles Times. "De ninguna manera [Charles, su marido] hubiera querido vivir así. Tom sabía -todos lo sabíamos- que su padre no hubiera querido vivir así". En efecto, los médicos les habían informado que el patriarca de los DeLay sería "básicamente un vegetal", según cuenta otra de las personas presentes, JoAnn, tía del político republicano.
El informe médico recoge que "no se tomaron medidas extraordinarias para prolongar su vida" y señala que se hizo "de acuerdo con los deseos de la familia". Además, el informe que pendía de la cama del enfermo rezaba una instrucción rotunda: "No resucitar". Finalmente, el 14 de diciembre de 1988, casi un mes después del accidente, Charles DeLay "expiró en compañía de su familia", cita el diario.
Nada que ver con la actitud del mismo Tom DeLay 17 años después. Ahora líder la mayoría republicana en el Congreso, se asoció con su homólogo en el Senado, Hill Frist, para lanzar la ofensiva política en el caso de Terri Schiavo. Entre los dos promovieron la ley urgente que otorgaba a los tribunales federales la revisión del caso, ya sentenciado por los jueces del Estado de Florida. DeLay ha calificado de "acto bárbaro" la decisión de dejar morir a Schiavo y se ha preguntado "qué clase de hombre" es su marido, Michael, que promovió la desconecten.
Un portavoz del político asegura que el caso de su padre y el de Schiavo "son totalmente diferentes". Asegura que "lo único que la mantiene con vida es la comida y el agua que todos necesitamos para vivir. Su padre necesitaba de un respirador y otras máquinas para mantenerle".
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