Una clínica suiza facilita el suicidio de un enfermo terminal británico
Una cadena de televisión emitirá el viernes, en horario de máxima audiencia, las últimas horas de Reginald Crew
Un enfermo terminal británico ha muerto hoy en una clínica de Zurich (Suiza) especializada en suicidio asistido, según han informado fuentes del propio hospital. Es la primera vez que un ciudadano del Reino Unido burla públicamente la legislación de su país sobre eutanasia y viaja a un país extranjero para acogerse a leyes más permisivas.
Reginal Crew, de 74 años, vecino de Liverpool, sufría una enfermedad neurodegenerativa que lo había paralizado del cuello para abajo. El director de la Clínica Dignitas, Ludwing Minelli, ha informado a la agencia Reuters de que Crew murió a las 14.04 GMT en compañía de su mujer, Wyn, de 71 años y de su hija. Ningún trabajador de la empresa estaba presente, según su testimonio.
Crew declaró hace un mes que acceder al suicido asistido "sería el mejor regalo que pudiera desear" porque "es la última oportunidad que me queda". "Cuidarme está matando a mi familia y vivir así me está matando a mí. Quiero que se me lleven de este mundo", ha añadido.
"Estaban muy tristes pero saben que éste es el final que quería Crew", ha dicho Minelli, quien no se ha extendido sobre los detalles exactos de la muerte. Estaba previsto que le fuera suministrada una dosis letal de barbitúricos. El misterio quedará aclarado el próximo viernes cuando la cadena de televisión ITV, que ha grabado todo el proceso, lo emita en horario de máxima audiencia.
Persecución en el Reino Unido
Un portavoz de la Sociedad por la Eutanasia Voluntaria (VES) del Reino Unido ha explicado que la legislación sobre muerte asistida en el país es muy dura y ha pedido que se flexibilicen las normas. La VES teme que la esposa de Crew sea perseguida por los tribunales cuando regrese a Gran Bretaña.
En el Reino Unido la asistencia al suicidio es ilegal y conlleva una condena de más de 14 años de cárcel. Sin embargo, en Suiza sólo es punible cuando media un "interés egoísta" en la persona que ayuda a la otra a morir, según señala el artículo 115 de su Código Penal. En los últimos cuatro años han muerto unas 146 personas en la clínica de Minelli, periodista y activista por los derechos humanos.
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