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Diputados británicos piden un cambio legal que permita la eutanasia

La muerte de Diane Pretty reaviva el debate

El fallecimiento de Diane Pretty sin haber logrado permiso judicial para el suicidio asistido ha reabierto el debate sobre la eutanasia en el Reino Unido y ha llevado a un grupo heterogéneo de diputados a pedir que se legalice. La polémica viene precedida por la diferencia de trato que recibió Pretty respecto a otra mujer, conocida como Miss B. Aunque no se trataba de eutanasia activa, los tribunales permitieron que se atendiese la demanda de Miss B para que los médicos pusieran fin a su vida al dejar de someterla a un tratamiento que la prolongaba artificialmente.

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La calidad de vida de ambas mujeres era similar, pero la Miss B pudo morir en la fecha por ella elegida mientras que Pretty falleció el sábado pasado tras entrar en un coma precipitado por dificultades respiratorias. 'Sufrió mucho. Los médicos tuvieron dificultades para controlar el dolor. Entró en un estado de coma y murió. Por fin está libre', señaló su marido, Brian Pretty, en un comunicado.

Dos días después de la desaparición de Diane Pretty, la campaña en favor de la eutanasia asistida está tomando un nuevo impulso. El diputado laborista, James Plaskitt, defendió ayer la reforma legislativa para facilitar la muerte asistida a enfermos con una esperanza de vida muy corta. 'Personalmente no apruebo la eutanasia, pero en casos extremos de pacientes terminales, los médicos deben poder ayudarles a morir', señaló ayer.

Plaskitt ha promovido la formación de un grupo de parlamentarios para formentar el debate público sobre los temas en torno a lo que define como la 'muerte digna'. De su primera reunión, prevista hoy en Westminster, surgirán iniciativas que podrían conducir a la presentación, en el otoño, de una propuesta de ley sobre suicidio asistido por los médicos. 'El texto incluirá salvaguardas para evitar la manipulación y explotación de la muerte asistida', defiende.

El diputado reconoce las 'inconsistencias' en las dos recientes decisiones de los jueces, pero resalta que el caso de Miss B demuestra que 'hay cierta comprensión en la ley sobre temas relacionados con la calidad de vida'. 'En circunstancias similares a la situación de Diane Pretty, se debe garantizar la muerte con dignidad', argumenta.

La misma opinión comparte el eurodiputado británico, Chris Davies, quien defendió ayer la necesidad de enmendar la legislación para adecuarla a las necesidades de los enfermos terminales. Aunque el suicidio no se penaliza y la ley reconoce el derecho de un enfermo a la eutanasia pasiva, la eutanasia voluntaria se castiga con penas de hasta 14 años en prisión. 'La valiente batalla de Diane Pretty ha resaltado la necesidad de modificar la ley. Las personas en situaciones similares deben tener derecho a elegir morir con dignidad y sin sufrimiento', dijo.

Un proyecto de ley sobre el suicidio asistido fue apoyado por cerca de 150 diputados en la legislatura parlamentaria anterior. 'La causa de Diane Pretty ha conmovido a la opinión pública y, manteniendo vivo el debate, tendremos buenas probabilidades de que el Gobierno atienda nuestra petición por una ley que garantice el derecho a morir con dignidad', señaló ayer Plaskitt.

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